Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2007/05/22 22:10:00 GMT+2

Pello Zubiria entrevista a Sánchez Erauskin (III)

Viene de aquí.

Sacerdote en Terranova, periodista en Madrid


Pello
: Quién te iba a decir a ti, cuando eras cura, que andarías por esos caminos... 

Xabier: Bueno, en cada época he hecho lo que creía que debía hacer. Me fui al Seminario con doce años y lo hice por cabezonería, porque en casa no me querían dejar. Un amigo de la infancia decidió ir a Comillas y yo me fui con él en vez de ir al Seminario de Vitoria. Fue allí donde estudié. Cuando había tomado la decisión de salir del Seminario, tuve un accidente muy grave con un cable de alta tensión y pasé un año recuperándome. Con 17 años, le prometí a mi padre que jugaría al fútbol en los juveniles del Alavés, pero el accidente me dejó muy mal, sufrí graves quemaduras y perdí la visión de un ojo. Volví al seminario y me licencié en Teología y Filosofía.

Ya para entonces, 1959, habían comenzado a organizarse academias obreras en los seminarios de Comillas, Vitoria y Derio. Tenían relación con la JOC (Juventud Obrera Cristiana) y con la HOC adulta. Trajeron a Comillas al calonge Cardinj, fundador de las JOC. Luego apareció la JARC (Juventud Agraria y Rural Católica), donde anduvo Balentxi, el recientemente fallecido Jose Manuel Balenziaga. Setien, Alberdi y compañía dieron unas charlas sobre temas sociales.

En Comillas, junto a la academia obrera, Xabier Eskisabel –hijo de un pescador de Busturia- puso en marcha una academia marina. Fue ahí donde me introduje en el mundo de la mar. Eskisabel era capellán en el puerto de Vigo y yo trabajaba allí en verano. Era, sobre todo, un trabajo asistencial y de ayuda a los pescadores, pero a mí me resultaba más atrayente el trabajo realizado por los franceses, en la línea de los curas obreros de los barrios parisinos. Eran de ese estilo los primeros curas fransciscanos bretones que se embarcaron en los bacaladeros. Estuve en la Bretaña viendo cómo funcionaban.

Pello: Luego te embarcaste en un bacaladero y a la mar, claro…

Xabier: El barco se llamaba Monte Artado. Salimos de Pasajes y fuimos a por gasóleo a La Palisse de La Rochelle. Y de allí a Terranova. El capitán sabía que yo era cura, pero le pedí por favor que guardara mi secreto durante unos días, que dijera que estaba haciendo una investigación o que estaba estudiando. No quería presentarme de buenas a primeras como cura delante de los demás trabajadores. Además, los gallegos son muy supersticiosos. Total, que a los cuatro o cinco días les dije que era sacerdote. Durante ese tiempo charlamos de todo, incluso de mujeres. Uno me dijo: “¿Por qué has sido tan cabrón y no nos lo has dicho desde el principio?” Le respondí: “Si lo hubiera dicho al principio, no tendríamos la confianza que tenemos hoy. Ahora ya sabéis quién soy, porque no os he mentido, y yo también sé quiénes sois vosotros”.

Pello: Como era entonces Saint Pierre.

Xabier: Yo me sabía las historias que había oído en la mar y parecía que me dirigiera al Far West. Los pescadores se quedaban con lo que veían cuando llenaban el barco con comida y gasóleo. Luego llegabas allí y te dabas cuenta de que era un pequeño pueblo de 5.000 habitantes, que todos se conocían, con media docena de bares, solamente eso. Pero había que compararlo con el puerto Saint Johns al que iban los españoles y los gallegos, allí los pescadores andaban siempre temerosos de la policía canadiense y Saint Pierre, por el contrario, parecía Pasajes.

Estuve siete años allí, hasta 1970. Además del trabajo sacerdotal, me ocupaba de los clubes de pescadores. Y hacía de todo, traductor en el hospital, ayudaba con las compras, llevaba el club, etc. También echaba una mano en el bar, aunque era malísimo sirviendo, siempre se me caía el café… Había que hacer de todo. Incluso escribir alguna carta a la mujer de algún pescador que no sabía escribir.

Pello: También he oído por ahí que colaborabas en una radio de Saint Pierre dirigida a los pescadores.

Xabier: Me dejaban media hora tres días a la semana. Los lunes sólo hablaba de deporte, los resultados del domingo. Y tenía que inventarme muchas cosas. Escuchaba los resultados en una radio de onda corta, pero no tenía más datos de lo que había sucedido en los partidos.

Pello: Alguien me ha dicho que te inventabas los resultados.

Xabier: No, eso no podía hacerlo, porque entre otras cosas se hacían quinielas en los barcos. Un día me inventé un resultado, los tenía todos menos aquel, y se armó la de dios, porque algunos escucharon los resultados en una radio española y otros en mi programa del lunes. Un año de aquellos, el Alavés anduvo muy mal y cuando yo narraba lo sucedido en los partidos siempre había un jugador que había dado tres postes, dos largueros y así. Pero los pescadores ya lo sabían: “ahora viene lo del Alavés, los postes del Alavés”, porque siempre perdía.

Hice más de ésas, pero no se pueden contar. Mira, el Barcelona fichó a un jugador muy bueno de aquí, Garai. Yo tenía relación con él y en el club teníamos una foto que nos había enviado. Tuvo una lesión importante, con rotura de tibia y peroné, y estuvo mucho tiempo sin jugar. Muchos pescadores ya lo sabían, porque oían emisoras españolas, pues tenían mejores aparatos, y yo mientras tanto seguía narrando todos los domingos las jugadas de Garai. Imagínate cómo se reían. Por un lado Garai y por el otro los postes del Alavés.

Pello: Pasaste allí unos seis años.

Xabier: Comparando con los pescadores, yo era un privilegiado. Las condiciones de vida eran muy duras, tanto la comida como la forma de trabajar. Se trabajaba a destajo. Si aparecía el pescado, se echaban las horas necesarias. Algunos armadores y patrones querían quedarse allí incluso en navidades. Yo, sin embargo, tenía la radio y podía hablar con todos. Sacaba también una publicación, con una “ciclostil” o “vietnamita” de entonces, que se llamaba Platuxa. Las platuxas que aparecían entre el bacalao se arrojaban al mar y con ese nombre pretendíamos decir: si quieres, tira esta hoja, pero léela antes. Daba noticias y, como se publicaba en tierras francesas, se podían citar muchas noticias que aquí no estaban permitidas. También decíamos quién estaba enfermo, quién estaba a punto de embarcar, noticias de Pasajes… Hacía un editorial citando los objetivos que perseguíamos.

Pello: Y de Terranova a Madrid.

Xabier: Durante la última etapa en Saint Pierre tenía problemas. Me llevaba bien con algunos armadores, pero había otros que no me podían ver ni en pintura. Además, como cada año debía tomar un barco para ir allí, la Comandancia de Marina también empezó a ponerme trabas. Al final, ya no conseguía permiso para embarcar en ningún puerto del Estado español, ni en Pasajes, ni en Ferrol, ni en Vigo, ni en A Coruña.

Pello: ¿Quiénes no te permitían embarcarte, los armadores o los militares?

Xabier: Los militares. Como no había hecho el servicio militar, necesitaba un permiso del Ministerio de la Marina para embarcarme. Una vez que estaba en casa, me llamaron de Madrid. Me esperaba un almirante y aparecí con otro cura. El almirante actuó de manera muy negligente en aquella entrevista, diciendo tonterías, porque si me querían parar los pies podían haber echado mano de algunos textos publicados en Platuxa. Pero el almirante me dijo que me metía con los armadores en algunos programas de la radio.

De todas formas, me hizo saber que la policía tenía cosas más graves en mi contra. Que yo azuzaba a los pescadores en los conflictos laborales, que fomentaba los nacionalismos vasco y gallego… Todo ello apareció en documentos policiales, mucho más tarde, en el juicio que me hicieron por el libro sobre Txiki y Otaegi.

Al final, me quedé aquí. Cogí la revista Stella Maris que editábamos en San Sebastián y me la llevé a Madrid, con la intención de que fuera para todos los trabajadores del mar. En grandes letras aparecía “Stella Maris” y abajo, más pequeño, “Hombres del Mar”. Fue éste el nombre que se impuso y se hacía eco de muchos temas sociales. Se homologó con el resto de revistas de Madrid y terminó siendo la revista del Sindicato Libre de la Marina Mercante (SLMM). Durante ese tiempo estudiaba Filosofía y Letras, acabé la carrera y, aprovechando las convalidaciones, terminé Periodismo y me saqué el título por mi cuenta.

Además de esta revista bimensual, hice más cosas en el terreno periodístico: la revista Posible, Directísimo, etc. Me daba para vivir. Al morir Franco, el sindicato fue legalizado y comenzó a publicar su revista, dando por finalizada la época de Hombres del Mar o Stella Maris. Eso sucedió al mismo tiempo que el nacimiento de Egin. Tuve también mis problemas en Madrid. El último año de Franco fue duro, con incidentes con la policía. Y cuando llegó la amnistía, organizamos una plataforma con los estudiantes vascos para ayudar a los presos que salían de Carabanchel. Había veces que los soltaban a media noche aposta, los alrededores eran zonas descampadas y temíamos que los atacaran los Guerrilleros de Cristo Rey u otros fascistas. Por eso montamos semejante estructura, para darles cobijo a los que salían de la cárcel.

Continúa aquí.

Escrito por: iturri.2007/05/22 22:10:00 GMT+2
Etiquetas: erauskin terranova traducciones zubiria argia | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)