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2011/01/23 09:30:00 GMT+1

Miel A. Elustondo entrevista a Josu Abrisketa

Hacia tiempo que no traducía y ponía por aquí alguna entrevista, pero hoy lo hago con una que apareció hace un par de semanas en la revista Argia. El entrevistado es Josu Abrisketa, uno de los dieciséis del Proceso de Burgos. El autor de la fotografía superior es Zaldi Ero (el mismo Miel A. Elustondo).

Una matización: la razón por la que elijo estas entrevistas es el mero interés por dar a conocer puntos de vista diferentes a los que aparecen en los mass-media.

Una cosa más: las negritas son mías.

La notas biográficas recogidas en la entrevista dicen que Josu Txutxo Abrisketa Korta "nació en Ugao (Bizkaia) en 1949. Tras la escolarización obligatoria, comenzó a trabajar a los 14 años. Pronto se unió al movimiento obrero que resurgió en la década de los 60 y participó en las duras huelgas de la fábrica de laminación de las Bandas de Etxebarri. Siendo miembro de ETA, fue detenido por la policía española en Bilbao en abril de 1969, junto con Bittor Arana y Mario Onaindia. Fue el más joven de los procesados de Burgos. Salió de la cárcel tras la muerte de Franco y gracias a la Ley de Amnistía de 1977. Detenido por la Policía francesa en 1983, fue deportado a Panamá, aunque su último destino fue Cuba. Desde entonces reside en La Habana, donde trabaja”. Ahora la entrevista.

Josu Abrisketa: "En la historia de nuestra lucha, hubo un antes y un después de Burgos"

Miel A. Elustondo: Proceso de Burgos, 1970. Dieciséis encausados.

Josu Abrisketa: ¡40 años! Han pasado rápido. Me pongo a pensar por qué estábamos nosotros en aquel proceso y por qué sigue peleando la gente ahora, y creo que las razones son las mismas. Euskal Herria estaba sometida, y más que sometida, en vías de desaparición. Y nos levantamos contra eso. Queríamos frenar la destrucción de nuestra nación. Estaban intentando acabar con nuestro pueblo después de la Guerra Civil. Eramos dieciséis las personas encausadas, pero no éramos más que un botón de muestra, ¡podríamos haber sido quinientos! Allí estaba el pueblo. Fue la resurrección de la lucha popular, de la lucha nacional. Si tomas los discursos del juicio, esto se ve claramente. Itziar [Aizpurua] hizo una defensa del euskera. Jokin [Gorostidi] de la lucha obrera, Lopez Irasuegi dijo que era prisionero de guerra, igual que Enrike Gesalaga. Mario Onaindia se enfrentó al tribunal cantando el Eusko gudariak, no cantando la Internacional ni el Gora eta gora Euzkadi… ¡Fue un enfrentamiento total!

Miel A. Elustondo: Habíais preparado vuestras intervenciones.

Josu Abrisketa: Sí. Pasaron veinte meses desde la detención hasta la celebración del juicio. Durante ese tiempo, las cosas fueron cambiando. Pronto nos dimos cuenta de que no iba a ser un juicio normal, sino un macro-proceso, a modo de correctivo contra la resistencia. Y en aquella época, nosotros éramos la resistencia, porque el PNV no tenía iniciativa.

Miel A. Elustondo: ¿Cómo planteasteis el juicio?

Josu Abrisketa: Algunos de los abogados querían apostar por la defensa jurídica. “Tú has hecho esto y lo otro, estos días, estos sitios. Llevabas pistola...” Historias de este tipo. Nosotros renunciamos a esta vía. Queríamos abogados vascos, pero no queríamos silenciar la lucha de los pueblos del Estado español y, por tanto, elegimos también a abogados de otras naciones de la península; una forma de expresar que no estábamos contra el pueblo español sino contra el Estado. A mí me torturó Creix, jefe de policía de Bilbao. Catalán, torturador franquista, ¡menudo bicho! ¡Rompió la silla pegándome! Yo no estaba contra Cataluña, sino contra aquel torturador. Cuando preparamos el juicio, decidimos desarrollar diversas líneas de defensa, con la intención de dejar a la vista las diferentes caras de la represión a través de las preguntas y de las respuestas. Así, las preguntas de los abogados servirían para que nosotros le dijéramos al mundo lo que queríamos. Y no sólo al mundo, también a Euskal Herria, a España. A mí, por ejemplo, cuando me preguntaron “¿Por qué llevabas pistola?”, respondí: “Para protegerme de la Policía española”. Lo hacía en defensa de la nación vasca. Ellos, en cambio, portaban armas en defensa de la nación española. Es decir, nosotros no lo hacíamos por capricho. A mí nunca me han gustado las pistolas, pero la decisión estaba tomada: “lucharemos contra ese Estado que quiere destruir Euskal Herria, como podamos, utilizando todos los medios posibles”.

Miel A. Elustondo: “Todos los medios”.

Josu Abrisketa: Sí. Y todos estábamos de acuerdo, los dieciséis. En aquel momento estábamos unidos en defensa de la nación vasca. Hoy buscamos otras vías políticas, pero el Estado -el mismo Estado de entonces-, aunque haya cambiado el ejercicio de la represión, sigue en las mismas, negando la nación vasca, y, si puede, llevándola a su desaparición. Hoy se dice: “No necesitamos a ETA”, y es verdad. La lucha armada no puede conseguir muchas cosas. No ha podido nunca. Nosotros también lo sabíamos. Jamás pensamos que ETA pudiera conseguir el poder. Eramos la resistencia, no teníamos fuerza suficiente para tomar el poder. En la actualidad sí que hay diferencias, porque hoy hay que construir la nación. Esta lucha de más de cincuenta años ha conseguido frenar la dinámica del Estado, es decir, su intención de hacer desaparecer la nación vasca.

Miel A. Elustondo: ¿Quién ha de construir la nación? ¿Cómo?

Josu Abrisketa: Se necesita al pueblo para ello. Una minoría no puede construir la nación. Una minoría puede paralizar el propósito del Estado, pero nada más. Con tiempo, y con la lucha de todo el mundo (la lucha armada, los sindicatos, el movimiento de masas, etc.), hemos conseguido frenar el propósito destructor del Estado. Pero ahora hemos de construir la nación, y si no la construimos, no hemos hecho nada. Me preguntas que quién y cómo. Nosotros mismos, por un lado, y la ayuda internacional, por otro. Necesitamos de la ayuda internacional para construir la nación vasca. La lucha armada no tiene sitio ahí, no puede conseguir eso.

Miel A. Elustondo: Estás diciendo que se acabó la lucha armada...

Josu Abrisketa: Un intelectual de renombre internacional me dijo: “Si la lucha armada daña al Estado, es válida, sea Euskal Herria o sea Cuba. Pero si, en un momento dado, el Estado utiliza la lucha armada en beneficio propio, la cosa cambia. ¡Hay que pensárselo dos veces!”. En esas estoy yo.

Miel A. Elustondo: También a la hora de construir, cada uno elige su camino y no se pueden acumular las fuerzas.

Josu Abrisketa: La dispersión comenzó desde el mismo momento en que fuimos detenidos. Yo estuve en Alicante, veintiséis meses, en una celda. El resto, en diferentes sitios. Salimos de la cárcel gracias a la Ley de Amnistía y la mayoría seguimos luchando, de una manera u otra... Después también fuimos abertzales e independentistas, la mayoría a favor de la autodeterminación, de la de Euskal Herria y de la de todos los pueblos, luchando por el derecho a decidir nuestro futuro. Pero algunos se hicieron españoles, dejaron a un lado el deseo de la nación vasca. Por ejemplo, Mario Onaindia, Teo Uriarte, Xabier Markiegi... No se pusieron, sin más, contra los principios que reivindicamos en Burgos, no, llegaron a negar la existencia de la nación vasca. ¿Por qué actuaron de esta manera? Mario, antes, durante y también después de Burgos, fue abertzale y luchó por la independencia de Euskal Herria, echó mano de todo tipo de luchas, como todos nosotros. Después de Burgos, impulsó la dinámica político-militar. En un momento dado, parece que reflexionó y decidió que no era nacionalista vasco: “No soy abertzale, soy español. Punto”. Eligió.

Miel A. Elustondo: Eras el más joven de los procesados.

Josu Abrisketa: Sí, y creo que el mayor era el cura Jon Etxabe. Cuando caí en Artekale, en el Casco Viejo bilbaíno, tenía 19 años. Cuando empezó el juicio tenía 21.

Miel A. Elustondo: Has hablado más de una vez de las torturas que sufriste tras la detención.

Josu Abrisketa: Las torturas de entonces eran tremendas. La policía no tenía ningún problema en dejar incluso marcas. No había manera de dar a conocer la tortura en el exterior. En la calle, sin embargo, se oían cosas espeluznantes. “Han matado a un abertzale, ha aparecido en la Ría de Bilbao”. La Policía usaba esos chascarrillos para sacarnos de Comisaría y amedrentarnos. A mí, por ejemplo, me sacaron tres veces, diciéndome que me pegarían un tiro y me echarían a la Ría...

Miel A. Elustondo: ¿Qué me puedes decir de los abogados? José Antonio Etxebarrieta, Juan María Bandrés, Miguel Castells…

Josu Abrisketa: Cada uno tenía el suyo. José Antonio Etxebarrieta era, claro, el hermano de Txabi y queríamos usar eso políticamente también. Mi abogado era catalán, muy bueno, revolucionario. Sole Barbera. Era comunista. Creo que estuvo en la cárcel durante la guerra o después de ella. Cuando rompimos el juicio, cuando Mario comenzó a cantar el Eusko gudariak, eso que está en los discos, recuerdo que Sole Barbera se echó a llorar, emocionado. No lo volví a ver. Nos prohibieron ver a los abogados y me enviaron para Alicante. A la hora de preparar el juicio, hablamos más de una vez y le apreciaba mucho. Él también me enseñó muchas cosas. Yo era un chaval de 21 años y me enseñó a expresarme. José Antonio Etxebarrieta, por su parte, era nuestro mejor amigo. Nosotros, los procesados, preparamos con él el juicio para que fuera político. Fuimos nosotros mismos quienes fijamos la estrategia, qué preguntas hacer, cómo responder, etc. No tengas ninguna duda al respecto.

Miel A. Elustondo: ¿Cuál fue la estrategia seguida?

Josu Abrisketa: Fuimos a romper el juicio, pero no queríamos hacerlo desde el principio, porque de lo contrario no podríamos expresarnos. Como empezaron por orden alfabético, me tocó ser el primero en declarar. Los militares pensaban que comenzaría a gritar, pero no fue así. Respondí que no a todas las preguntas del fiscal, sin decirle que no le reconocía, porque si no me prohibirían hablar. Cuando llegó el turno del abogado, tuve la oportunidad de hablar: lo hice durante una hora. Luego vino Itziar Aizpurua. Tuvo una intervención magistral, hablando del euskera y de la cultura vasca... Los militares continuaron durante un tiempo con el orden alfabético, hasta que se dieron cuenta de cuál era nuestra intención. Entonces, variaron el orden. Según la estrategia preparada, le tocaba romper el juicio a Uriarte, que era el último de la lista. Pero como los jueces cambiaron el orden, le tocó a Mario. Debía decir que era prisionero de guerra y que no reconocía el tribunal y gritar Gora Euskadi Askatuta! Entonces, los demás nos levantaríamos y comenzaríamos a cantar todos juntos. Así sucedió y los guardias comenzaron a sacarnos de la sala, a golpes y empujones.

Miel A. Elustondo: ¿Qué es para ti el Proceso de Burgos 40 años después?

Josu Abrisketa: Diría que llevamos adelante una lucha que tuvo repercusión internacional. Aquel proceso fue un elemento importante en nuestra historia. En la historia de la lucha de Euskal Herria, hubo un antes y después de Burgos. En Burgos floreció una nueva resistencia, una especie de resurgimiento del pueblo que pretendían destruir, de la nación vasca. En Burgos, eramos dieciséis, ¡pero podíamos ser medio millón! Burgos trajo consigo la madurez de la resistencia, porque desde entonces no podíamos parar hasta romper con la dinámica del Estado. Y así hemos seguido.

Miel A. Elustondo: Sitúas Burgos en la lucha contra la violencia del Estado.

Josu Abrisketa: En Burgos juzgaron a varios militantes y colaboradores de la lucha armada, pero, sobre todo, juzgaron a resistentes contra la lucha del Estado por destruir Euskal Herria. Burgos supuso el despertar, fue el punto álgido tras la dinámica que surgió en 1959: el pueblo, el euskera, las ikastolas, la universidad, el movimiento obrero... El Estado quiso romper con todas aquellas vías de lucha. En Burgos le hicimos frente al Estado, diciéndole que continuaríamos por aquel camino. Por eso rompimos el juicio cantando Eusko gudariak y no otra canción...

Escrito por: iturri.2011/01/23 09:30:00 GMT+1
Etiquetas: miel_a_elustondo josu_abrisketa argia euskal_herria traducciones | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (2)

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