La pasada semana fue detenida por la policía del Ministro de Interior francés, Manuel Valls, y puesta a disposición de la policía española Aurore Martin por su labor en Batasuna. Le pueden caer doce años por desarrollar su labor política en Iparralde (Norte de Euskal Herria) en una organización que es legal en Francia, pero no en España. Si es legal en Francia, ¿cómo puede cometer un delito desarrollando su labor política para dicha organización?
El texto es, por momento, un tanto épico, pero me ha parecido interesante y por eso lo he traducico
Mi hermana, Aurore Martin
Hace ya un año que mis padres y yo nos temíamos la detención de Aurore y su encarcelamiento en alguna prisión española. Ya está. La abyecta medida ha sido tomada.
Ha sido despreciado, ridiculizado y pisoteado uno de los derechos fundamentales: la libertad de expresión. Aurore ha sido reprochada por actos que, sin excepción, tienen relación con el uso de la libertad de expresión.
Aurore ha sido y sigue siendo una militante política. Aurore no tenía más arma que sus convicciones y la legitimidad de una lucha llevada adelante por quienes en el País Vasco quieren vivir y trabajar, dignamente, para ser dueños de su destino. ¡Libres!
Esta detención la temían muchas personas en el País Vasco. Y es que el País Vasco tiene en su memoria colectiva una letanía de hechos gravísimos de los que son culpables los estados español y francés. La detención de Aurore entra dentro de esta siniestra galería marcada por el sello de la vergüenza y de la indignidad.
Un torrente de indignación
Aurore es una militante cuyas convicciones y determinación actúan como armadura. Para resistir a la barbarie carcelaria que sufre, como otros muchos más, desde el 2 de noviembre en una prisión española.
Y esta armadura se consolidó, se reforzó considerablemente. La solidaridad se organiza, se amplifica, se expande por momentos. Es un torrente de indignación que se extendió por el País Vasco y fuera de él. Con una sola cosa en la cabeza: la paz.
Dentro y fuera del País Vasco son multitud las personas que han tomado partido en favor de Aurore. En favor suyo y en favor del proceso de paz. Porque más allá del caso de mi hermana, nos enfrentamos a un peligro que debemos inmediatamente denunciar y parar. Los estados español y francés nos muestran claramente su marcha atrás en la gestión de la paz. Ellos pretenden silenciar las voces que cantan, reclaman, militan.
Actriz del proceso de paz
Aurore no ha cedido a los reflejos mortales de la retirada. Aurore ha sido actriz de un proceso de paz al que el anuncio del fin de la lucha armada de ETA ha dado pie. Un nuevo viento sopla en el País Vasco desde hace más de un año. Un viento portador de una inmensa esperanza. Es el viento de la paz justa y definitiva.
Aurore creyó. Y no hay duda de que Aurore, desde su celda madrileña, continua creyendo en el camino a recorrer para lograr la resolución del conflicto en el País Vasco.
El País Vasco necesita pacificadores y no matones que soplen las brasas para que revivan las llamas del conflicto. Aurore ha sido y continúa siendo de esas mujeres y hombres que en el País Vasco trabajan para el establecimiento de las condiciones de paz. Un trabajo muy peligroso y de ello da fe su detención. Los enemigos de la paz están allí, listos para saltar, preparados ante todas las provocaciones, ante cualquier cosa que pueda obstaculizar esta marcha hacia la paz.
Colectivo de prisioneros políticos vascos
Soy Emilie Martin, hermana de Aurore, pero también soy militante y portavoz del movimiento Herrira,
movimiento en favor de los prisioneros y de los refugiados políticos vascos. Llevamos seis meses trabajando también a favor de este proceso de paz, organizando este fin de semana una manifestación que estoy segura que será inolvidable.
Mientras no sean resueltas las consecuencias de este conflicto no avanzaremos. Aurore es ahora parte de estas consecuencias, ella es parte del colectivo de prisioneros políticos vascos. En cuanto a mí, formo parte de esas 600 familias y amigos de los prisioneros y prisioneras que todas las semanas visitan a esos parientes que aman con todo su corazón y que se encuentran a centenares de kilómetros.
Ahora, Aurore está en la cárcel -puede que para doce años, tal y como prevé la legislación española. No me cabe ninguna duda de que el lugar dejado por su arresto ha sido ya ocupado. Otros hombres y mujeres jóvenes han tomado el relevo. Porque a este país no le faltan ni energía ni voluntad. El País Vasco está más decidido que nunca a continuar marcando su presencia -modesta pero esencial- en la marcha hacia la libertad.
En Donostia tenemos un (anfi)teatro en Miramon. No os penséis que es muy antiguo: no, es de este milenio y apenas se le ha dado uso. El domingo anduve por allí y saqué una fotografía que colgué en internet. La pregunta que me hacía era si había tenido algún uso estos últimos años. Algunas respuestas recibidas me han llevado a escribir unas cuantas líneas al respecto.
1.- Lo que hay en Miramon no es un anfiteatro. Me dijo Xabier Mendiguren @xme64 que los anfiteatros son circulares (360º y que éste solo tiene 180). Lo explica mejor alguien que dejó varios comentarios en un apunte de David González @ketari.
2.- Muchos donostiarras (de origen o residentes en la ciudad) no conocen ese espacio. Por ejemplo, Iñigo Arandia aka @iarandia o un músico amigo que ayer mismo me reconocía que lo había descubierto recientemente.
3.- Que se hacen botellones (@neregauzak); que hay gente que se hace por allí fotos de boda (@foteropanico); que hay quien lo utilizar para reflexionar en sus paseos dominicales (@luistxo).
4.- Pero, al menos, se han hecho dos vídeo-clips musicales.
5.- Una persona incluso grabó esto:
6.- En abril de 2010, un concejal de EA dio una rueda de prensa porque había planteado una pregunta al alcalde sobre el lugar: que si tenía mala acústica, que estaba infrautilizado, que era meramente ornamental...
Hoy no vengo a hablar de mi libro, pero casi porque acaba de publicarse Kafe aleak, una iniciativa de dos personas aparantemente cuerdas que convencieron a otras 121 para que eligieran un disco y escribieran unas líneas sobre él. El resultado son 121 lecturas de otros tantos álbumes. ¿Que quienes son las personas presuntamente cuerdas de las que hablaba? Leire Lopez e Ibon Rodriguez.
Antes de ponerme a escribir estas líneas, he buceado en mi correo electrónico y he visto que fue el 30 de noviembre de 2010 cuando me escribió Ibon para hablarme de este libro. Lo conocí en Gernika el 14 de febrero de 2009 (mi cabeza no da para tanto: he tenido que mirarlo por ahí) en un concierto de Giorgio Bassmatti en las audiciones musicales Kafea
eta galletak. Ahí estaba también Leire.
Abro paréntesis. Desde finales de 2008, Leire e Ibon invitan a un músico o una banda a dar un concierto. Previamente, alrededor de unas pastas y de un café se escucha un disco elegido por el o los músicos que tocarán luego en directo.Cierro paréntesis.
Una semana después de aquel primer correo, ya había elegido disco. Dudé entre Kortatu y Negu Gorriak, pero elegí Gure Jarrera porque era el primer trabajo publicado por Esan Ozenki.
La versión definitiva del texto que he pegado aquí abajo la envié en abril de 2011.
¿Qué queréis que os diga sobre el libro? Pues que es una pocholada y que les estoy muy agradecido a ambos por la invitación.
La edición en papel del libro es en euskera, pero en la web Kafea
eta galletak irán colgando textos en euskera y en castellano.
Gure
Jarrera de Negu Gorriak: han pasado 20 años
Un disco (viejo) es una caja llena de recuerdos
Comencé
a introducirme en el mundo de la música con Kortatu,
entre otros. Yo ya estaba en el insti
y era un grupo de mi pueblo, además, banda que tuvo una carrera
exitosa hasta 1988. Cuando dijeron adiós, muchos no entendimos sus
razones (era demasiado joven, probablemente). De todas maneras, ya
para entonces nos habíamos dado cuenta de que Fermin
no había nacido para estar quieto.
Tras
abandonar Kortatu, la banda que había fundado con su hermano Iñigo
y con Treku, Fermin fue uno de los creadores de Egin Irratia.
Aprovechó una colaboración firmada en la revista Argia (Ehun
ginen) para dar a conocer su
nuevo proyecto en el que le acompañaban el mismo Iñigo y Kaki
Arkarazo.
Negu
Gorriak participó en 1990 en Txerokee,
antecedente del Txinaurriak
de 2010. Y es que Xabier
Montoia invitó
a Negu Gorriak a tomar parte en aquel disco colectivo en homenaje a
Mikel Laboa.
Eligieron la canción Gaberako
aterbea
y de ella proviene el nombre de Negu Gorriak (juego de palabras entre
crudo invierno e invierno rojo).
Cantaron
por vez primera en público a finales de 1990 en la cárcel de
Herrera de La Mancha, tras publicar su disco homónimo. El siguiente,
Gure Jarrera,
vio la luz en abril de 1991, convirtiéndose en la primera referencia
del sello Esan
Ozenki.
Para entonces, el trío inicial era ya quinteto con las
incorporaciones de Mikel
Abrego (batería)
y Mikel Kazalis
(bajo).
Y
fue el 7 de septiembre de 1991 cuando vi por vez primera a los Negu
en directo. Fue en Ezpeleta,
en el primer concierto oficial de la gira europea que el grupo
realizó para dar a conocer su segundo trabajo (previamente habían
realizado dos directos oficiosos
en
el Gaztetxe de Bilbao y en La Bodega de Hernani). Mi cabeza tenía
registrada que aquella noche de Ezpeleta el cartel era triple, pero
según NeguGorriak.net los
únicos invitados fueron los parisinos de Dirty District.
El álbum había sido editado en primavera y, para entonces, teníamos
bien interiorizadas todas sus canciones. A pesar de todo, los amigos
que nos acercamos a Ezpeleta nos quedamos asombrados ante lo que
vimos en directo. No sé si di muchos saltos, porque la única imagen
que ha quedado en mi cabeza es que me quedé pegado al suelo. Nunca
habíamos visto un show semejante de ninguna banda local. Eran
grandes, claro que sí.
En
diciembre de 1992 me fui a pasar unos días a París.
Allí asistimos a un nuevo concierto en la sala Farenheit. La velada
la había organizado una asociación de enfermos de Sida y allí
comprobé que tenían fans de todos los colores. Por ejemplo, vi a
una señorita japonesa vestida con zapatitos, falda y paraguas a
juego que había venido desde Japón solo para ver la actuación de
Negu Gorriak.
Y
de Japón vino aquel mismo año la edición del disco Gure
Jarrera
que tengo guardada en mi casa, comprada en la tienda Bertso-Hop
de Irun.
Bertso-Hop.
Proyecto surgido allá por 1989 y donde trabajaron Ione,
Jabiolo, Jitu
y Fermin, sin olvidarnos de Víctor,
cantante
de Vómito Social al frente de la sección de cómics. En ese espacio
fue donde vi por vez primera que los discos nacionales eran los de
Euskal Herria y que se podía ser alternativo vendiendo una colección
de discos de Luis Mariano. Y es que Bertso-Hop fue muy importante en
mi educación musical, al igual que los bares que le daban a la
música el espacio que se merecía.
Gracias
a Negugorriak.net he recordado que la revista Rock
de Lux
eligió Gure
Jarrera
como mejor disco de 1991. El trabajo recoge ya todas las
características que marcaron la carrera de los Negu: habilidad para
beber de fuentes diversas (como en la canción B.
S. O.:
raíces, rock, rap, reggae; esto es, mezclar al bertsolari Jon
Maia
con Mano Negra
o interpretar en euskera el Song
Number One
de Fugazi),
capacidad para reivindicar múltiples causas (Ez
dezagun sal
y la batalla contra el cemento; la Centroamérica de los 80 retratada
en Bisitari
iraultzailea;
los negocios de Galindo y Ustelkeria, canción que llevó al grupo a los juzgados y que puso a la banda
contra las cuerdas. Todo ello a través del pasapuré del sonido
crudo de los Negu.
Han pasado pues veinte años desde la publicación del disco. Diez
años desde que Negu Gorriak dijera adiós. El tiempo no pasa en
balde, pero si pretendemos que la victoria sea nuestra toca
despertar: nos lo tenemos que creer, unirnos y organizarnos. Que cada
cual ponga esta frase en su debido contexto. Amén.
21 de octubre de 2012: elecciones al Parlamento Vasco (de Vitoria) un año y un día después de que ETA hiciera pública su decisión del "cese definitivo de la actividad armada". Llueve en Donostia y me da que también lo hace en el resto del territorio de la CAV. Aprovecho el momento para escribir sobre un documental que vi el pasado miércoles en internet.
Gorka Espiau, quien fuera miembro destacado de Elkarri, se llevó a seis personas al Museo Chillida-Leku durante un par de días. Las juntó por pares y las puso a hablar sobre eso que llamamos el conflicto vasco y sus consecuencias. El resultado se pudo ver esta misma semana en TV3 y se llama Parlen els ulls
(disponible en el servicio a la carta de la televisión catalana). Lo vi el pasado miércoles y, según parece, ese mismo día se proyectó en la Casa de la Paz y de los Derechos Humanos de Aiete en un acto organizado por Lokarri para recordar el aniversario de la Conferencia de Aiete.
El primer dúo lo forman Javier Asla (tío de Fabio Moreno, un bebé de dos años que murió en un atentado de ETA) y Tamara Muruetagoiena (hija del médico Esteban Muruetagoiena, quien murió como consecuencia de las torturas sufridas tras pasar por manos de la Guardia Civil).
El segundo diálogo se da entre Rosa Rodero (viuda del mando de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, muerto por ETA hace 18 años) y Jon Landa (exdirector de Dechos Humanos del Gobierno Vasco).
La última pareja de baile la forman Margarita Robles (miembro del Consejo General del Poder Judicial y alto cargo del Ministerio del Interior en los últimos años de gobierno de Felipe González) y Joxean Agirre (antiguo miembro de ETA, que estuvo encarcelado durante 18 años).
Luego se producen cambios de pareja: Asla-Agirre, Robles-Landa y Rodero-Muruetagoiena.
Como nexo de unión de las diferentes partes, los bertsos de Jon Sarasua. También se escuchan las opiniones del experto Pierre Hazan así como la de varios ciudadanos cazados en un acto y en una manifestación.
Todas las personas hablan con mucha calma y, tal y como reza el título del documental, los ojos (y los gestos) de los protagonistas tienen mucha fuerza.
Queda mucho camino por recorrer, pero materiales como éste son muy necesarios para recorrerlo.
Muchas gracias a TV3 por hacerlo posible. Esperemos que ETB también se ponga manos a la obra.
Vuelvo con otra entrevista interesante que me ha dejado sin aliento prácticamente. La leí el otro día en el número de esta semana de la revista Argia y la he traducido de una sentada esta mañana festiva. La entrevistada es Axun Lasa y el entrevistador Miel Anjel Elustondo.
Axun deja bien claro desde un principio que es algo más que la hermana de Joxean Lasa, persona cuyo apellido ha estado ligado durante muchos años a Zabala. Joxean y Joxi. Desaparecieron en 1983 y aparecieron enterrados en cal viva en unos terrenos de Alicante en 1995.
Es el dolor de la hermana de una víctima de la violencia del Estado. No hace apología de nada. Cuenta sus años de dolor, la carga policial que tuvieron que aguantar en el cementerio, los encuentros de víctimas de diferente signo en Irlanda, lo que sintió cuando la Conferencia de Paz de Aiete y el cese de ETA.
"En el País Vasco nos hemos hecho mucho daño unos a otros"
Miel Anjel Elustondo: Axun Lasa, “Lasa y Zabala”, la hermana de Joxean Lasa.
Axun Lasa: He llevado un gran peso sobre mis espaldas ¡y lo he llevado por muchos sitios! Han solido decir eso de “Axun Lasa, la hermana de Joxean Lasa”, pero quiero aclarar que yo soy Axun, Axun Lasa, soy la hija de Jexuxa, de Joxe Mari, amiga de tal... y también soy la hermana de Joxean, un gran honor. La muerte de mi hermano está ahí, pero también soy algo más que la hermana de Joxean, sin ninguna duda.
Elustondo: A finales de noviembre del año pasado, leímos un artículo tuyo publicado en el diario Berria (Itomena; nota: Desahogo también se publicó en Gara) sobre la muerte de tu hermano, las torturas que sufriste... Duro.
Lasa: Aquel artículo fue una liberación. No lo escribí para publicarlo, sino para vaciarme.
Elustondo: ¿Cómo llegó al periódico?
Lasa: Todo comenzó antes de que ETA declarara la tregua definitiva, fue la época de la Conferencia de Paz de San Sebastián. Estaba trabajando, de Alegi a Urnieta, en coche. “Las víctimas de ETA… La Conferencia de Paz.. Las víctimas de ETA… Las víctimas de ETA…Las víctimas de ETA… No hay derecho…”. Hablaban miembros del Gobierno y periodistas, no hacían más que hablar de “las víctimas de ETA”. Una y otra vez. Llegué a la tienda y me dijeron: “¿Qué te pasa?”, “¡Nada!”. Me senté delante del ordenador y comencé a escribir, eché todo lo que tenía dentro según me venía. Cuando lo escribí, no supe si borrarlo o qué... Pero tengo una buena amiga, catalana, periodista, que me ha solido decir: “Cuando te sientas mal, ¡escribe, saca lo que tengas dentro, saca ese mal, vacíate!”. Busqué su dirección, “Myrian”, y se lo envié. Me dijo: “Mira Axun, nosotros aquí en Cataluña, y en Madrid, necesitamos cosas como ésta”.
Elustondo: ¿Tu familia tuvo conocimiento del texto antes de su publicación?
Lasa: Además de la hermana que lo tradujo al euskera, se lo enseñé a otro pariente. Pero para entonces ya no me importaba. Viví muy enfadada aquellos días, me hizo mucho daño lo que escuchaba una y otra vez. Solo escuchaba “las víctimas de ETA”. En la vida, hay cosas que tienes que hacer y una de ellas fue escribir y publicar aquel texto. Conté muchos secretos, cosas que no sabía nadie, ni mis hijos, ni mis padres, nadie.
Elustondo: Hace muchos años leí un libro de otra mujer: Esan gabe neukana (Lo que no había dicho) de Agurtzane Juanena. Desde entonces, han aparecido varios testimonios en los periódicos. El tuyo fue uno de los últimos.
Lasa: Nos ha tocado pasarlas canutas. Aunque debería decir “me”, porque solo me corresponde hablar de mí. ¡Tantas cosas, tantas, y durante tantos años! Mi hermano se fugó en 1981, desapareció en 1983, el juicio contra Galindo se hizo en el 2000... Son muchos años, cada año tiene doce meses, cada mes treinta días, cada día muchas horas... ¡Hemos pasado tantos momentos malos! Finalmente, me di cuenta de que estaba enfermando: dolores de espalda, no podía caminar... Me di cuenta de que necesitaba algo y, en esas, me encontré con gente buena en el camino, gente que me ha ayudado mucho. “Tienes una caja, cerrada, cerrada con cal y piedras. ¡Tienes que abrirla!”. Y tuve que trabajar para volver a mi ser, de una manera muy egoísta, para sentirme mejor.
Elustondo: Antes nos has dicho que llevabas una gran carga encima. ¿Cómo ha llevado la familia el final de Joxean –y el de Joxi–?
Lasa: Con gran dolor. Mi padre lo vivió de una manera, mi madre de otra, mis hermanas y hermanos –eramos nueve, ahora somos ocho– de otra... Una persona me decía “Ya sabrás que está muerto, es de imaginar que lo esté” y yo le respondía: “Si hay que imaginárselo, yo imaginaré a Joxean vivo”. Me pasó lo mismo en una concentración en Tolosa, en 1987. Estaban las fotos de los muertos de ETA, y entre ellas las de Lasa y Zabala. Fue la primera vez que me acerqué a una reunión de aquéllas: “¿Está muerto? Quiero aclararlo, quiero saberlo”. Y lo mismo me pasaba con los amigos de verdad: “Sabes que está muerto”, “¿Cómo que lo sé? ¿Qué se yo?”. Y a la gente que se concentraba le tuve que decir que quitaran aquellas fotos de entre los muertos y que las pusieran entre las personas desaparecidas: “De aquí en adelante yo iré a esas concentraciones, yo llevaré la foto de Joxean, ¡pero no será la foto de un muerto!”. Y así fue, pero los amigos se dieron cuenta de qué hablaba y, además de respetarlo, también me ayudaron mucho. En la familia, cada uno ha llevado esta carga como ha podido.
Elustondo: Los cadáveres de Joxi y Joxean aparecieron en 1995.
Lasa: Entonces también sucedieron cosas muy duras, muy duras. Lo que sucedió en el cementerio fue un palo muy gordo. ¡Piensa lo que fue aquello para la familia! No se puede creer. La mayoría de nosotros teníamos esa preocupación: “No están. Estarán muertos. Tenemos que buscarlos...” Aparecieron, finalmente. Lo supimos. Y preparamos su retorno de febrero a junio. Era nuestra ilusión, a pesar de que estaban muertos. “Viene Joxeantonio, muerto, pero ya llega”. Venía en una caja, no eran más que unos huesos. Fueron a Alicante y pudieron ver el cadáver mi padre, mi madre y dos hermanos. Eramos una familia grande, pero no nos dejaron pasar a los demás. No teníamos derecho. ¡Qué rabia! La vuelta a casa fue tristísima y durísima. No podía quitarme de la cabeza aquella montaña seca, tosca y fea donde los enterraron. De todas maneras, a los pocos días me di cuenta de que “estaban allí”. Preparamos la vuelta con mucha ilusión, sin hacer nada especial. “Pondremos esta música aquí, esta otra allí…”. El Ayuntamiento estaba dispuesto a colaborar. La familia estaba organizándolo todo, allí en la entrada del caserío. Luego, viendo lo que pasó... ¿Que cómo lo vivió cada cual? ¡Como pudo!
Elustondo: Sin noticias de Joxean y Joxi, ¿qué pasaba por tu cabeza cuando había algún atentado de ETA? Es decir, me viene siempre a la cabeza aquel poema de Gabriel Aresti. Joxepa Mendizabal Zaldibian: Etarren amek / asko sufritzen dute, / semeak hiltzen dizkietenean / eta batez ere / semeek hiltzen dutenean (Las madres de los etarras / sufren mucho / cuando matan a sus hijos / y sobre todo / cuando sus hijos matan).
Lasa: Yo puedo confesarlo ahora, entonces no. Entonces era tal la pena y la tristeza acumulada que no podía. ¿Odio? Sí, seguramente. Pero comencé pronto a darle la vuelta. Se hacían convocatorias de uno y otro signo, pero no acudía a ninguna. Entonces también pasé por un calvario. Había un atentado y no les decía nada a quienes decían cosas como “¡no merecen otra cosa!”, no podía decirles nada, ¡porque eran quienes me defendían! “Hay una fiesta… No iré, porque allí estarán éste y el otro, y no quiero estar con ellos…”. Me producía mucho dolor. Viví momentos duros.
Elustondo: En el escrito que remitiste al periódico, Itomena, hay dos dolores: el dolor provocado por la muerte de Joxean y el dolor por las torturas que te hicieron a ti.
Lasa: Tenía un dolor muy grande... Bastante tenía yo con lo mío y bastante tienen los torturadores con lo suyo. ¡Qué odio tienen! ¡Están enfermos!
Elustondo: Jorge del Cura, miembro de la Coordinadora española para la Prevención de la Tortura, nos dijo este año en una entrevista que los torturadores están preparados para ello, es lo que les han enseñado. Después de una sesión de tortura, van a casa, se ponen delante de la televisión, sientan a los niños en su regazo y, sin más, son capaces de ver un partido de fútbol.
: Sí, están preparados para ello y muy bien que lo están. No quiero saber nada de ellos, nada. Perdona... Tampoco les deseo nada malo. Todavía recuerdo lo de Madrid. Las torturas padecidas y los torturadores. Recuerdo dos caras, sus edades, sus ropas... No quiero saber nada de ellos, no quiero saber si están en la cárcel. ¡No me importa! Lo único que deseo es que no le hagan daño a nadie.
Elustondo: ¿No te importa nada Galindo?
Lasa: Lo que más ilusión me haría sería que Galindo reconociera que ellos también cometieron errores, que también han causado mucho dolor. Esa sería mi mayor ilusión. Por lo demás, yo no voy contra Galindo, quizás porque le tengo mucho miedo. De todas formas, lo que más me cuesta perdonar es lo del cementerio. Es una espina que tengo clavada en lo más hondo de mí y que no puedo sacarla.
Elustondo: A todos nos ha tocado, mucho o poco, ir al cementerio. En vuestro caso, con aquella carga de la Ertzaintza cuando había que enterrar a Joxean, creo que me diría a mí mismo que “¡esto no es de este mundo, esto no está sucediendo de verdad!”
Lasa: La muerte es dura; si esa muerte ha sido provocada, es mucho más dura, pero si puedes enterrarlo, si puedes vivir esa pena, es un lujo. Se lo dije a una familiar de una víctima de ETA. ETA le mató a su marido. Estábamos hablando en un ambiente agradable, distendido. “Dime, Axun, dime lo que querías decir”, “No, porque te dolerá”, “Quiero que lo digas, Axun”. Y se lo dije: “Nosotras dos hemos sufrido la violencia, pero lo tuyo es un lujo”, “¡Axun!”, “Perdóname. No tenía que habértelo dicho. No quería hacerte daño. Es duro que a alguien le quiten a su hermano, no tener noticias suyas durante doce años y que, al volver, esperando ansiosamente, ‘¡aquí está, aquí está!’, hagan lo que hicieron en el cementerio. Eso no es posible. Por eso es un lujo lo tuyo”. Recuerdo lo que dijo el padre de Joxean, nuestro padre, en 1983, cuando supo que habían desaparecido. Vine de estar con el abogado y le dije: “No hay noticias suyas, ni de Joxi ni de nuestro Joxeantonio. Ven algo raro y tremendo”. Estaba sentado en la mesa, pegó un puñetazo y soltó: “¡En vez de escuchar esto, prefería escuchar que estaba cosido a tiros en una cuneta!”. Se levantó, se fue y no volvió durante un buen rato. Era muy duro lo que dijo, pero sabía qué estaba diciendo...
Elustondo: Dicen que las víctimas habéis hecho mucho trabajo de cocina, mucho trabajo en secreto.
Lasa: Fuimos a Irlanda, a GlenCree. Allí no había televisión, ni periódicos, ni bares... Nada. Solamente había una buena casa. Si salías a pasear, fuera hacía frío y estaba helado. Nadie podía meter el morro. Ha sido la experiencia más enriquecedora que he tenido. Lo organizó la Oficina de Víctimas del Terrorismo y hemos trabajado bajo la supervisión de tres grandes expertos: Carlos Beristain, Galo Bilbao y Julián Ibáñez de Opakua. Aquellas reuniones no tenían un objetivo determinado más allá de la propia reunión y de ver si la convivencia era posible. Y a medida que la gente dio su conformidad a la convocatoria, salió adelante. Los dos primeros años nos juntamos cinco víctimas de cada lado, pero pronto nos dimos cuenta de que había que ampliar aquello y así se hizo. Ha habido muchas víctimas desde entonces y hoy también hay muchas víctimas, los familiares de los presos entre otros. Estos están viviendo un calvario.
Elustondo: Os reunisteis algunas víctimas en GlenCree, cada una con su dolor.
Lasa: Y eso fue lo que hicimos: cada una explicó su dolor, y unos el dolor de otros, mirándonos a los ojos, escuchando y respetando. Intentábamos hablar tranquilamente, pero no siempre era posible. Vivimos algunos momentos muy duros, unos y otros, pero puedo decir que superados esos momentos surge una... ¿complicidad?... tremenda. Uno de esos momentos, algún abrazo concreto... Siempre recordaré aquello como algo muy agradable.
Elustondo: Las emociones se desbordan. ¿Qué dice la razón?
Lasa: Me apena el camino que hemos seguido en el País Vasco, nos hemos hecho mucho daño unos a otros. Cuando oigo que dicen que esto ha servido para algo, me da mucha pena. No vale. El ser humano no puede matar a otro ser humano, o torturarlo, o... No hay razones para ello. Debemos aprender desde críos que podemos ser muy diferentes y que debemos vivir uno al lado del otro. ¿Que somos diferentes? Hablemos, para arreglarnos entre nosotros, para repartirnos el espacio. Nadie tiene toda la razón y toda la verdad no está en ningún sitio.
Elustondo: Acabemos la entrevista. Dime cómo era Joxean.
Lasa: Un chico muy agradable. Con la sonrisa en la boca. Tenía planta de bertsolari. Mucha labia, tenía la respuesta siempre preparada. Y humilde. No era nada irascible... Solo lo vi enfadado una vez, cuando mataron a Josetxo Jauregi de Ibarra. La Guardia Civil lo mató por la zona de Izaskun, en un control según parece. Entonces sí que lo vi muy quemado y alborotado. Tendría como unos 16 años. Joxean era muy agradable...
Elustondo: ¿El último recuerdo?
Lasa: En Iparralde, nosotros le tomábamos el pelo: “Sabemos que andas de ligoteo”, “Yo no puedo tener novia”, “Todavía no dirás que es una novia, pero sabemos que hay una chica por ahí”. Y Joxean nos replicaba: “Que no, que no puedo tener novia. Sé cómo es mi vida: la muerte o la cárcel”. Era muy joven, no tenía más de 20 años. Soy la tercera de una familia de nueve hermanos y Joxean era el séptimo. Yo cuidé de los pequeños, fui una especie de pequeña madre para ellos.
Elustondo: ¿Joxi?
Lasa: Sí, también lo conocimos. Joxi y Joxean eran muy amigos desde la infancia. Se puso un monolito en recuerdo de ambos en Olarrain, frente al colegio. Eran muy amigos y muy diferentes también. El nuestro era callado, con la sonrisa en la boca, pero callado. Joxi era hablador, siempre estaba hablando con uno o con otro, era alegre.
Impotencia
“Uribetxebarria, el último caso. Estoy muy dolida. ¿A qué se dedican los políticos? ‘Cumpliremos lo que dicta la Justicia, pero no estamos de acuerdo’. Uribetxebarria fue condenado, sí, tuvieron secuestrado a Ortega Lara durante quinientos días, es muy grave. Pero a ti que eres político ¿te preocupa que salga a la calle alguien que ha estado tantos años preso, que tiene una enfermedad grave, incurable? Tú, político, tienes la obligación de saber dónde están Galindo, Elgorriaga y otros muchos más. Encendí la radio y no podía creer que los políticos estuvieran diciendo esa superficialidades nuevamente. Sentí impotencia y dolor”.
Las víctimas en las escuelas
“¿Cómo empezaremos a contarles a los críos esto y lo otro? No quiero transmitir a los niños el odio y el dolor que he padecido. Si hay que ir a la universidad, quizás, ¿pero a contarles cosas a niñas y niños de 12 años? No. Mientras no seamos capaces de hablar tranquilamente entre personas adultas, no. Aquello que dijo Andoni Unzalu del Gobierno Vasco: “Sí, y sería bueno enseñar un zulo, un metro de largo y otro de ancho”. Le dije: “No pienses que yo pediré que se muestre una sala de tortura junto a un zulo. Si queréis ponerlo, allá vosotros, pero no porque lo haya pedido yo”
California
“Cuando mataron a Juan Mari Jauregi, regresaba con mis dos hijos de las vacaciones y escuché: ‘Juan Mari Jauregi… Beotibar… Tolosa…’. ¡Qué mal rato! ‘No quiero volver a casa. ¡Me voy a vivir a California! No puedo, no puedo...’. Tenía un gran lío. Pero, como te he dicho, no tuve fuerzas para decir. ‘¡No estoy de acuerdo!’. Eso ha venido poco a poco, más tarde, despacio”.
Quienes sois habituales de la página sabéis que, de vez en cuando, traduzco entrevistas o artículos interesantes publicados en euskera. Esta vez me ha interesado mucho la entrevista de Mikel Asurmendi a Emilio Lopez Adan Beltza (Gasteiz, 1946), aparecida a comienzos de septiembre en la revista Argia con motivo de la publicación por la editorial Maiatz de un libro titulado ETAren estrategia armatuaren historiaz (Sobre la historia de la estrategia armada de ETA). No añado nada más. Os dejo con las preguntas y repuestas de ambos.
"En ETA se ha valorado la disciplina por encima de la creatividad"
Mikel Asurmendi: Deberíamos comenzar por aclarar qué es “nuestro” y quiénes son “los nuestros”, ¿no? ¿Te identificas con ETA?
Emilio Lopez Adan Beltza: Ése es el problema. ¿Identificarme? Sí.... pero. Nosotros somos aquellos que nos identificamos con "la independencia, el socialismo y la vasquidad" (euskalduntasuna en el original). Estos objetivos políticos de ETA se fijaron en los tiempos de ETA Zaharra (Vieja en castellano), en la V Asamblea. Es decir, quienes somos de la Izquierda Abertzale, en sentido amplio, nos identificamos ahí. Yo estoy de acuerdo con esos objetivos. Identificarse con las posturas es ya otra cosa.
Asurmendi: Hablemos sobre ello.
Beltza: Hay que tener en cuenta cuáles son las estrategias para conseguir esos objetivos: acciones armadas. Las técnicas empleadas por ETA han sido muchas y, básicamente, hay que enlazarlas con la voluntad de conseguir esos objetivos. Aunque también se han utilizado técnicas inadecuadas, se han usado para lograr objetivos compartidos por nosotros. Es más, esas técnicas se han utilizado echando mano de valores compartidos y lo ha hecho nuestra gente. Sin ser hechas por nosotros, esos a quienes nosotros hemos criticado también son de los nuestros. Esas acciones, incluidas las críticas y la oposición de quienes no estábamos de acuerdo, son parte de nuestra historia.
Asurmendi: Desde el punto de vista de su idoneidad para conseguir los objetivos, ¿cómo razonar todo lo que ha hecho ETA?
Beltza: Pues porque en todo ello hay también una parte de racionalidad, tanto en los objetivos como en las técnicas, porque en la inoportunidad hay también un punto de racionalidad. La cuestión radica en argumentar por qué se han aceptado técnicas armadas que nos han parecido inadecuadas. Y a través de ese análisis racional, el libro busca darle sentido a todo eso.
Asurmendi: Hablamos de la estrategia armada de ETA, siendo los principales protagonistas los milis.
Beltza: Así es. Esa estrategia se aprobó allá por 1974. Es decir, se concretaron las acciones militares para la consecución de los objetivos y se fijó como objetivo la negociación con el Estado Español. ETA pretendía negociar con los poderes fácticos para que éstos reconocieran a Euskal Herria. Quería que el Estado aceptara la autodeterminación y la territorialidad. ETA militar se preparó para una larga guerra de desgaste con el objetivo de implantar la verdadera democracia. Y la consecuencia de todo ello sería, a juicio de ETA, que la amnistía llegaría per se.
Asurmendi: La alternativa KAS fue el fundamento de la negociación durante muchos años.
Beltza: Sí. La misma Alternativa Democrática (1995) puede enlazar con el esquema de KAS. Ambas están declinadas de manera diferente, pero el asunto principal es que la negociación ha de darse entre ETA y los poderes fácticos. Esto empezó a cambiar con la Propuesta de Anoeta: se plantea entonces una negociación que ha de desarrollarse en dos carriles, aunque la formulación no es clara.
Asurmendi: Entonces aparecieron contradicciones aún más grandes en la izquierda abertzale. Me refiero a la territorialidad.
Beltza: El libro tiene también la intención de aclarar ese punto, sobre todo la visión estatalista de ETA. Es decir, ETA tenía la voluntad de convertir Euskal Herria en un estado unificado y se mantuvo firme en ese punto. Sin embargo, en la tradición del nacionalismo vasco hay diferentes posturas: federalista, confederal, así como contrarias a la propia idea de Estado. ETA militar unió Independencia y Estado y fijó la teoría del frente principal: “El principal campo de batalla es Hegoalde (Sur del País Vasco), mientras que la función de Iparralde (Norte) consiste en ser la “base” y así debe ser hasta que se reconozca la territorialidad de Hegoalde”. A partir de ese momento, con el impulso obtenido, se daría la integración de Iparralde. Como consecuencia de esta formulación, surge Iparretarrak (IK).
Asurmendi: Usted es crítico con la naturaleza estatalista. Dejando a un lado las contradicciones, ¿hasta cuándo es válida la estrategia armada de ETA y por qué se desvía?
Beltza: Hay muchos elementos en juego. La cuestión no radica en analizar la estrategia propia, es decir, la estrategia no es únicamente hacer realidad lo que nosotros pensamos, sino darse cuenta de los cambios habidos y de cómo actúa el enemigo. Darse cuenta de que los cambios que se producen en el otro lado crean elementos nuevos. Es decir, para ver si nuestra estrategia es adecuada o no hay que compararla con la realidad misma. Resumidamente: cambió la realidad socio-política, pero no la estrategia de ETA.
Asurmendi: Como consecuencia de la dictadura, la sociedad generó la simbiosis “entre ETA y Euskal Herria”. ¿Fue perjudicial esta identificación?
Beltza: ¿Si había una identificación entre ETA y Euskal Herria al final del franquismo? Sí. Pero mi formulación es otra: ¿cuánta gente apoyó a ETA en el País Vasco? Resulta fundamental analizar su importancia para comprender nuestra historia. En aquel contexto histórico, la violencia política era normal y positiva para mucha gente, era algo natural.
Asurmendi: Pero el apoyo fue variando.
Beltza: Y la cuestión es saber por qué fue variando el apoyo. Ya en el franquismo tardío, ETA es el eje del abertzalismo, y no solo en el apartado militar: también en el día a día, en la cultura, tenía gran importancia en la sociedad. Incluso al comienzo de la Transición, ETA es el referente principal para sostener la alternativa revolucionaria e impedir el simple cambio de cromos entre capitalismo y democracia. ETA se convirtió en el referente de la resistencia de Euskal Herria.
Asurmendi: ¿Hasta cuándo? ¿Quizás hasta el golpe de Tejero?
Beltza: Por esa época, sí. Después del golpe de estado, ETA comenzó a entrar en una vía de marginación, pero no se da cuenta de ello. España ya no es una dictadura, sino una democracia que se está normalizando dentro de Europa. Y eso hizo que cambiara notoriamente la postura del Estado sobre la lucha armada en el País Vasco. Mientras tanto, el PNV deja de ser marginal los años posteriores a la Transición y comienza a levantar cabeza. Cambiaron las cosas en el PNV y también en el País Vasco. Es decir: aparte de la opción de ETA, hay posibilidades de conseguir la normalización democrática a través de los partidos y de las elecciones; a través del Estatuto de Gernika. Y esto también es algo nuestro. Asimismo se dan cambios en la vía represiva: en los tiempos de Andrés Cassinello [al mando de la Guardia Civil y de los Servicios Secretos, imputado por el golpe del 23-F e implicado en el GAL],
España comienza a trabajar la vía represiva moderna. ETA es perseguida de otra manera, con el GAL por medio. La persecución hizo daño a ETA y a su entorno. Y el problema viene de ahí. En 1984, ETA se da cuenta de que la estrategia negociadora no dará sus frutos.
Asurmendi: ¿Se da cuenta de ello? Pues no supo adaptar la estrategia.
Beltza: A pesar de todo, cambió las técnicas armadas. Hasta 1982-84, los objetivos era militares de alta graduación, fuerzas represivas policiales y chivatos. En esta cuestión de los chivatos, hay varios problemas discutibles. ETA opta por acciones muy duras con objetivos muy definidos, con muy "pocos daños colaterales", pero la estrategia no da frutos. Y ETA se da cuenta. Un sector planteó una estrategia nueva: realizar atentados masivos. En un principio, el objetivo de las acciones eran los represores, pero al optar por atentados masivos, es la sociedad civil quien se convierte en objetivo. ETA dice que no es ése su deseo. Dice "sentirse obligada" de alguna manera. Utiliza argumentos morales, éticos y políticos: "No es culpa nuestra. Nos obliga el Estado". El ejemplo más claro es el atentado de Hipercor. Una masacre.
Asurmendi: Es entonces cuando se produce el primer desplazamiento en la estrategia armada.
Beltza: Lo que yo llamo desviación terrorista.
Asurmendi: ¿Cómo se argumenta tal desviación?
Beltza: ETA busca la eficacia.
Asurmendi: Pero eso es justo la ineficacia.
Beltza: Sí, pero eso se ve más adelante. Quienes toman la decisión no lo ven así en su momento. “Es imposible golpear en los puntos más altos del Estado, y además no hemos acertado a nada, amenacemos entonces al pueblo español, porque eso obligará al Gobierno a dar su brazo a torcer políticamente”. Ése es el razonamiento de ETA.
Asurmendi: Sin embargo, aumentan las dudas.
Beltza: Claro. Con los primeros atentados masivos, acciones que golpean a la población civil, aumentan las protestas y, además, ETA muestra claramente su intención de fijar una disciplina cuasi "estatal". Por ejemplo, los chivatos: en muchos casos no está claro que lo fueran. Utilizó esta práctica para amedrentar a los enemigos que teníamos entre la población. ETA interviene de alguna manera para imponer su control social: “nosotros somos los protectores del Pueblo” viene a decir. ETA dejó muchas víctimas absurdas.
Asurmendi: Ha dicho que ETA se convirtió en un Estado.
Beltza: Sí. La muestra más clara de ello se vio cuando ETA acabó con Yoyes. Además de controlar a la población, fue una forma autoritaria y violenta de controlar a "su población". Fue por aquel entonces cuando se dio la primera negociación histórica: Argel. En la misma, hubo la posibilidad de hacer efectiva la llamada solución técnica. Era una solución mencionada en el entorno de ETA: dejar las armas, sacar a los presos a la calle, es decir, la amnistía. ETA todavía tenía fuerza como para conseguir la solución técnica, no para imponer sus objetivos, pero sí para que el Estado dijera "al fin se acabó" con cierto alivio. Pero ETA no quiere negociar eso, insiste en que la negociación política es uno de nuestros objetivos y no se da cuenta de que no tiene la suficiente fortaleza como grupo militar para ello. Como tampoco lo tuvieron los poli-milis, aunque esto se resolvió en la por entonces no acabada transición.
Asurmendi: ¿Pero cuál es la razón por la que dicha postura triunfa en ETA? Se ha hablado de diferencias generacionales.
Beltza: Hay una cuestión generacional más adelante. Antes, sin embargo, la estrategia militar se elaboró alrededor de los milis, entre otros, Argala y Txomin. Mataron a Argala. Más tarde también murió Txomin. Dicen que, debido a la represión, terminaron mandando en ETA los Berezis de los poli-milis y luego los de la VIII Asamblea. Esos militantes trajeron otra mentalidad y otras intenciones a la organización. Pensaron que tenían capacidad para imponer la vía revolucionaria tanto al Estado español como al mismo pueblo. Según parece, la tendencia estatalista y autoritaria se impone en ETA.
Asurmendi: Y también se intensifican las discrepancias en la izquierda abertzale.
Beltza: Sí, asomaron las discusiones públicas y se dijo "no estamos de acuerdo". Tras el intento de Argel, comenzaron las hostilidades en la izquierda abertzale. Aparecen las críticas en la izquierda abertzale. Iñaki Esnaola fue apartado. Esnaola no era cualquiera: era miembro de la Mesa Nacional de HB, fue herido por la ultraderecha en un atentado en Madrid. Si Esnaola cuenta algún día lo que sucedió entre ETA y la izquierda abertzale, tendremos más interpretaciones a mano. También hay otras personas. Yo abro la puerta con este libro.
Asurmendi: ¿Cómo funciona ETA?
Beltza: Una minoría es la que decide. Luego, la decisión es comunicada a todo el movimiento a través de las asambleas y las bases interiorizan lo que viene de arriba. En ETA, la disciplina se valora por encima de la creatividad. Sin embargo, hubo quien pensó que la estrategia terrorista que implica al pueblo no lleva a ningún sitio y de ahí surgió la Alternativa Democrática.
Asurmendi: Y así se fortaleció la estrategia de la socialización del sufrimiento.
Beltza: Aunque ha sido denominada como tal, este término no es preciso: se crearon eufemismos. La izquierda abertzale habló de "socializar las consecuencias del conflicto". Básicamente decían que había que socializar las consecuencias del conflicto para que el enemigo se rindiera. ETA golpea a la gente que está en el engranaje de la democracia, ya sean electos o personas que crean opinión contra nosotros, es decir, periodistas.
Asurmendi: El conflicto se llevó a una situación complicada para intentar conseguir una salida. ¿Cómo?
Beltza: Antes me has preguntado sobre la racionalidad. A pesar de que ETA haya cometido errores de bulto, siempre ha habido una cierta empatía hacia ella en el seno de la izquierda abertzale. ¿Por qué? Porque estamos de acuerdo en los objetivos finales. Cuando ETA ha tomado tales decisiones –matar a políticos y a periodistas son decisiones racionales para ETA–, lo ha hecho para conseguir sus objetivos y los autores son de los “nuestros”. Los militantes son nuestros hijos, nuestros familiares o amigos de nuestros hijos. Con esa empatía por medio, el segundo problema lo constituye la respuesta del Estado: no se puede entender la historia de ETA, sin comprender lo que el Estado ha hecho contra ETA. Ha utilizado medios no democráticos: el terrorismo de estado, sus leyes y la tortura. El Estado nos ha implicado a un buen número de personas que estábamos en el entorno de ETA, aunque fuéramos críticos. Tú puedes ser crítico con ETA, pero el Estado te encarcela. Es tremendo. La gente ha sentido que, cuando el Estado luchaba contra ETA, ha hecho política contra los vascos. Entonces, como ETA es partícipe de nuestros objetivos, la gente de la izquierda abertzale nos hemos convertido en víctimas del Estado –y de ETA– al mismo tiempo. Así surge la empatía. Y esta empatía trajo consigo la preparación de una pista de aterrizaje para ETA: el primer intento fue el Acuerdo de Lizarra-Garazi. Todos los abertzales le prepararon una pista de aterrizaje político, pero aquello también lo tiró por la borda.
Asurmendi: De un modo u otro, ETA todavía seguía firme con el lema Bietan jarrai (Seguir en las dos). En cualquier caso, hay muchas cosas aún desconocidas.
Beltza: Se puede lanzar alguna hipótesis: en los tiempos de Lizarra-Garazi, mucha gente de Herri Batasuna ve claro que esa estrategia no dará frutos, que debe ser desechada. Se hacen muchas críticas a la lucha armada y el argumento principal es que nos debilita. Con el cambio, se ha conseguido superar el "todo es ETA" del juez Garzón. El Estado decide aplicar la estrategia policial para acabar con ETA; fue muy duro. Encarcela a la Mesa Nacional de Batasuna en 1997. Hay ya mucha gente en Batasuna que está de acuerdo con lo que pensamos los críticos: que hay que acabar con la estrategia político-militar. Han pasado doce años ya. Y –con las negociaciones de Loiola por medio– hemos conocido burradas aún más incomprensibles desde aquello.
Asurmendi: Incomprensibles también para muchos sectores de la izquierda abertzale. ¿Pero cómo comprenderlas?
Beltza: Por un lado, tal y como he dicho, para entender los sentimientos y las acciones de ETA hay que entender el comportamiento del Estado. Mucha gente funciona con la mentalidad del espejo: “si tenemos en cuenta las burradas del Estado, lo nuestro es una nadería”. Por otro, en el entorno de ETA no hay escasez de pensamiento ideológico, pero sí que ha habido carencias en la formación de los militantes de ETA y de la izquierda abertzale. Han utilizado este relativismo moral: “Todo lo que vale para ganar está bien”. Esto debe ser analizado y explicado, porque responsables haberlos haylos.
Asurmendi: ¿Por qué triunfa la estrategia político-militar?
Beltza: Aunque no sea más que una hipótesis, quienes mantuvieron esa estrategia la utilizaron también para acallar y marginar a los críticos de Batasuna. La pregunta es la siguiente: “¿Por qué se ha mantenido el lema Resistir es vencer (nota: en castellano en el original) hasta anteayer mismo, sin ningún tipo de autocrítica?” Para mí, el problema es que haya triunfado el lema “ahora debemos entrar por vías democráticas sustitutivas”. ¿Por qué?
Asurmendi: ¿Por qué? ¿O qué es lo que ha pasado?
Beltza: El sector crítico de Batasuna ha cogido fuerza y confianza en el pueblo y han logrado un apoyo cada vez mayor en la izquierda abertzale. ETA ha perdido apoyo en una situación especial.
Asurmendi: ¿Cuál es esa situación especial?
Beltza:
Siempre en el terreno de las hipótesis, la dirección de ETA ha estado a cobijo los últimos quince años, lejos de la policía seguramente, al amparo de los regímenes autoritarios que creen en el Resistir es vencer. Ahora las cosas han cambiado, porque ha variado el contexto de esos regímenes. Ha cambiado la diplomacia española, también la situación económica y parece que a la dirigencia de ETA se le ha dicho “basta” en ese refugio. Por ejemplo, Fidel Castro es mediador en las negociaciones entre las FARC y el Gobierno de Colombia. Se ha dicho que las negociaciones entre ETA y el Gobierno de España podrían darse en un contexto semejante. Es decir, en aquellos sitios a donde llegó el sueño revolucionario. Aunque todas estas son meras hipótesis, habladurías. Lo único que podemos decir es que la correlación de fuerzas entre ETA y Batasuna han cambiado. Pero ahí también hay un problema, porque ETA se va deshaciendo sin realizar todavía ningún tipo de autocrítica.
Asurmendi: Sin embargo, la estrategia político-militar de ETA ha finalizado.
Beltza: La estrategia político-militar de ETA ha terminado y ha sido un fracaso. ETA ha dejado la lucha armada y 700 presos, sin ninguna esperanza de que sean liberados: la territorialidad está en el punto en el que estaba, y el derecho de autodeterminación –en lo que respecta al Estado español– está en el mismo nivel de reconocimiento en el que estaba. ETA no ha conseguido ninguno de sus objetivos. Aunque la autodeterminación, la territorialidad y la amnistía son nuestros objetivos. Batasuna, por decirlo de alguna manera, ha salvado estos objetivos. Ha girado y ha capitalizado la fuerza –con gran apoyo electoral– para darle continuidad a los objetivos de la izquierda abertzale, ha sido capaz de alejarse de los delirios político-militares. Pero, ¿para desarrollar qué política? Una política socialdemócrata. Por tanto, no ha traído un nuevo modo de hacer política, los frutos son reformistas, contrarrevolucionarios, contrarios a los inicios del movimiento y a sus fundadores. No voy a negar sus buenas intenciones, pero la política socialdemócrata es la consecuencia de la época negra de Batasuna. Quienes mandaron y siguen mandando han fijado una postura piramidal y autoritaria y son responsables de ello. El problema que nos ha quedado es bien gordo.
Ayer, 21 de septiembre, se celebró (aunque me da que no es la palabra adecuada) el Día del Alzheimer y los medios de comunicación aprovecharon la oportunidad para dedicar páginas y minutos para hablar de esta enfermedad.
Os recomiendo que la leáis entera, pero yo quiero poner el foco en esta frase ahora:
“Esa cultura cristiana mal entendida que tenemos de que jamás llevaremos a un familiar a un centro
de este tipo es un error garrafal que se paga muy caro. Lo paga el
paciente y lo paga la familia. En eso, los franceses nos llevan años
luz”.
Creo que Nagore tiene razón, pero al atardecer ví la primera película de la 60 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián: Amour del realizador alemán Michael Haneke.
Haneke se centra en la vida de un matrimonio de profesores de música ochentones. Viven en una gran ciudad. Todo va bien hasta que la mujer sufre un ictus y la vida cambia para ambos. Tras su paso por el hospital, ella le pide a su marido que no la vuelva a hospitalizar. No destriparé más el argumento, pero el deterioro de la mujer es rápido.
Anteayer mi madre cumplió 75 años. Ella es la principal cuidadora de mi padre. Me gustaría que hiciera las cosas de otra manera, que se tomase la vida de otra manera. Que fuera más egoísta, pero ella no puede, no sabe.
Y no te queda más pelotas que respetar sus deseos, te gusten o no te gusten.
A la derecha de la cabecera de este blog reza "Piedra que rueda no cría musgo". Como este rincón lleva ya más de un mes sin ser renovado, tiene riesgo de que pille aspecto un tanto verdoso y habrá que ponerse manos a la obra.
No sabía muy bien por donde empezar (¡hay tanto ruido!) y finalmente me he decantado por enlazar y recomendar un par de entrevistas con fundamento que he escuchado estos últimos días.
Aparece hoy, 5 de agosto de 2012, en el diario El País una entrevista al exjuez Baltasar Garzón. No he leído la entrevista (y no pienso hacerlo), porque este campeón de los derechos humanos (perdonen la ironía) me produce arcadas.
Me viene de perlas un artículo publicado por Javier Ortiz en el diario Público el 4 de julio de 2008 y titulado El impuesto impuesto.
"Va usted de noche
por la calle, camino de su casa, y de súbito surge de la oscuridad un individuo
que le apunta con una pistola. Pongamos que al asaltante le va lo clásico y que
le espeta: “¡La bolsa o la vida!”. Usted, que prefiere la vida a la bolsa (es
como lo de “¡Patria o muerte!”; no hay color) se saca la billetera del bolsillo
y se la entrega".
"El tipo se escapa
con ella y usted, todavía con tembleque en las piernas, se dirige apesadumbrado
a la comisaría más cercana para presentar la preceptiva denuncia. Y resulta que
el comisario, cuando oye su relato de los hechos, le dice que no tiene más
remedio que denunciar su comportamiento ante el juez de guardia, porque bien
podría ser que lo que usted ha hecho constituya un delito de colaboración con
la delincuencia".
(...)
"Los jueces de la
Audiencia Nacional que, a diferencia de los chefs y de la mayoría de los
empresarios, no están la mayor parte del día indefensos y a tiro de cualquiera,
pueden permitirse juzgar severamente la falta de heroísmo de los demás. Vaya
personajes".
Como decía el otro, ahora que el final de julio coincide con el comienzo de agosto, traigo aquí un poema escrito originariamente en euskera (Tigre batekin bizi) por Harkaitz Cano en el verano de 2010 y que leyó en un acto público de homenaje al cumplirse el décimo aniversario de la muerte de Joxe Mari Korta, asesinado por ETA el 8 de agosto de 2000.
Creo que es la primera vez que el texto se publica en español. La traduccción es del propio autor, el cual me lo ha cedido gentilmente. Eskerrik asko, Harkaitz.
Vivir con un tigre
En vano indagarás cómo vino a parar
aquí.
Si lo abandonó por descuido o malicia
el anterior inquilino,
si se introdujo por la ventana
subrepticiamente,
si se trata, por qué no,
de una mala jugada del vecino que odia
nuestra colección de discos
o del trabajador de mono azul que
contabiliza todos los meses
el agua, el gas, la electricidad.
Wittgenstein, Cioran, Steiner;
he leído a mis pensadores de cabecera
sin hallar respuesta.
Pero lo sé: tenemos un tigre en casa.
Pese a sus días sin dar señales de
vida,
ya no nos mostramos, como antaño,
esperanzados ante su posible marcha;
sabemos que ha de volver, y vuelve.
Un tigre no es un gato, difícil
acertar,
cuándo se acabarán por extinguir
todas sus vidas.
Su mera presencia nos disuade a menudo
de abandonar la cama.
El tigre debió de habernos despertado
la vocación de cazador, pero no lo hizo.
Tantos hermanos que fuimos, no estamos
ya todos,
mas, ¿hemos de culpar al tigre?
Siempre hubo alguna riña antes de la
partida definitiva
y no pudimos con certeza acusar al
felino de su marcha,
si bien en ocasiones sale a cuenta
tener en casa
a un tigre a quien culpar.
Llegamos tarde al trabajo y nos
decimos: “De no ser por el tigre…”
A veces es cierto, otras veces no.
Los relojes se retrasan cuando vives
con un tigre,
parece tan temprano que, de pronto, se
ha vuelto demasiado tarde.
Nunca es tan temprano como crees.
Parece mentira que un tigre, con esas
garras,
tenga la capacidad de hacer girar las
manecillas del reloj.
Frase grandilocuente, pero cierta: un
tigre puede parar el tiempo.
Quizá no interpretamos bien los
signos:
cosas que iban faltando en el
frigorífico, armarios revueltos,
prendas rasgadas.
Hay que andarse con mucho ojo, cuando
tienes un tigre en casa.
No es un cachorro, pero quizá fuese
más joven antes.
¿Creció junto a nosotros? ¿Era un
tigre ya adulto desde el principio?
¿No serán, a falta de uno, dos
tigres? ¿Tres tigres, decís?
Vivimos sin poder despejar la
incertidumbre.
En casa no nos ponemos de acuerdo,
apenas si lo hemos visto alguna vez de
cuerpo entero:
a veces no es sino una leve sombra a
nuestras espaldas,
ora aliento, ora pestilencia:
espía nuestras celebraciones,
escruta nuestros sueños,
recela de nuestras carcajadas,
le intrigan nuestros llantos.
Al girar la cabeza, a duras penas
llegamos a distinguir su cola
arrastrándose suavemente,
desapareciendo.
Huellas en la moqueta,
rugidos selváticos,
crujidos de tarima,
pequeños rastros, casi imperceptibles,
evidencian que sigue ahí.
Oigo hablar a expertos en la radio:
que si el tigre esto, que si el tigre
lo otro, que si el tigre lo de más allá…
Y yo me digo: “no hablaríais así
del tigre,
si tuvieseis a uno en casa”.
Tenemos un tigre en casa pero jamás
hemos cruzado una mirada franca.
Nos dimos prisa por enseñar a caminar
al más pequeño;
temíamos ofender al tigre si otro
diferente a él
gateaba por los pasillos.
Pocos se atreven a visitarte cuando
tienes un tigre en casa.
A menudo olvidamos que vivimos con un
tigre,
las jornadas transcurren sin apenas
acordarnos,
hasta que te lo encuentras de frente
el día menos pensado:
por ejemplo un miércoles, digamos que
en otoño,
de camino a casa tras el trabajo,
cansados y silbando.
¿Decís que son nobles algunos tigres?
Un tigre es un tigre, más allá no me
atrevo a afirmar nada.
No es de protección oficial la
vivienda, pero tenemos a un tigre en casa.
Lo hemos pensado a menudo: vender la
casa sin advertir al comprador.
Dejar todas las puertas abiertas y
esperar a que se vaya,
abrir todos los grifos y escapar
nosotros.
Mil cosas hemos pensado, pero al final,
ésa esa la verdad,
puede que nos hayamos acostumbrado a
vivir con él.
¿Puede nacer y desarrollarse el cariño
con respecto a un tigre?
Puede nacer y desarrollarse, pero un
tigre es un tigre
y jamás se desvestirá sus rayas.
¿Es macho o hembra? ¿Tiene cincuenta
años?
¿Quince? ¿Setenta y dos? ¿Quinientos?
En la sobremesa, mientras rebuscamos
entre las nueces
por él mordisqueadas, especulamos
acerca de su edad:
si ha envejecido, si perdió reflejos o
destreza,
si no se tratará de un gran engaño,
si no será, al fin, más que un diablo
parásito
oculto tras la careta de un tigre.
Quisiera escribir con recta concisión
sobre las rayas torcidas del tigre.
Mientras observo a la gente por la
calle, apenas si me atrevo a preguntar:
¿Tienen ustedes tigre en casa?
Confiesen: ¿existe casa sin tigre?
¿No será, quizá, Arañazo el
nombre de la nación que todos habitamos?
¿No dicen, acaso, que todas las
mujeres y todos los hombres somos semejantes?