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2006/11/27 09:00:00 GMT+1

Adolescencia. Violencia y sociedad. Un viaje de ida y vuelta

El educador social catalán José Miguel Leo (enlace para seis meses; es incorrecto el apellido que aparece en la entrevista) estuvo el pasado viernes en Donostia. Tituló su conferencia "Adolescencia: violencia y sociedad. Un viaje de ida y vuelta" y la impartió, dentro de las Charlas para madres, padres y educadores que el área de Juventud del Ayuntamiento (Maribel Aranjuelo y Marije Elzo), en el salón de actos del Centro Cultural Ernest Lluch de San Sebastián.

Me parecieron interesantes las reflexiones que hizo Leo. Voy a tratar de recogerlas de la manera más fidedigna posible.

Contexto

Primero situó la cosa y habló de la sociedad, del mundo actual, apelando a Ricardo Petrela, asesor en su momento de Jacques Delors. Citó los siguientes casos de violencia:

1.- Fenómenos de deslocalización.

2.- OPAs hóstiles.

3.- Violencia política-social perpetrada por instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

4.- Coacción practicada por grandes corporaciones empresariales con los estados-nación.

5.- Violencia cultural: proceso de americanización del mundo (Harry Potter). Es un proceso liderado y ejecutado por las tres grandes empresas estadounidenses (tres ejércitos USA). Aclaró que con esta idea no pretendía demonizar a los EUA.

¿Estamos cumpliendo los adultos, responsables de los jóvenes, con nuestra parte del pacto?

José Miguel dijo que estamos ante un problema social y educativo que dista mucho de resolverse con soluciones simples o aplicando el sentido común (el menos común de todos: reconoció tenerle manía).

Citó también al sociólogo polaco Zygmunt Baumann, acuñador de la expresión modernidad líquida, y a Pascal Bruckner, acuñador de la expresión juvenilismo: la juventud como estado ideal (culto al cuerpo en el peor de los sentidos) e infantilización del mundo adulto.

Aquí lanzó lo siguiente: si todos somos jóvenes, ¿cómo darle un lugar en la sociedad a los verdaderos  jóvenes? Lo que sucede es que, a los que no somos jóvenes, el espejo nos devuelve una visión esperpéntica, valleinclanesca, que hace que se tenga una animadversión con respecto a los jóvenes.

Hay una mala interpretación de los derechos y deberes del individuo. Como dice Manuel Castells, se produce una atomización del derecho individual. Es decir, son derechos no universales, pseudo-derechos. Estamos cayendo en lo grotesco a la hora de asociarnos: sólo formamos meros grupos de presión del pelo chicos de gafas que leen a Pepito y no buscamos la universalización de derechos. Sólo nos preocupan los nuestros.

Estamos poniendo a la infancia y a la adolescencia en una urna y sólo se sale de la urna rompiéndola en mil pedazos.

¿Cuál es el encuentro con la realidad de los jóvenes sobre-protegidos? Un mercado de trabajo que paga unos sueldos indignos, los cuales hacen imposible que un joven pueda independizarse hoy día.

El problema de la violencia de los niños y adolescentes

Citó aquí José Miguel varios ejemplos paradojales:

1.- Se da la permanencia en las aulas hasta los 16 años de chicos y chicas que no quieren estudiar. Salen desamparados ante el mercado laboral (ni titulados, ni capacitados, ni acreditados). Es más, ni tan siquiera consiguen la formación que en su día daba la FP.

2.- Se produce un agravio con respecto a los chicos que sí han hecho un esfuerzo por estudiar. Ejemplo: “No aprende latín, pero qué solidario es” (se sustituyen contenidos por valores).

3.- Se juntan niños de 12 años con adolescentes de 16 años (ESO): lo cual tiene efectos malos en la aceleración del acercamiento al consumo de tóxicos, iniciación al sexo, etc.

4.- La visión empresarial en la escuela trae consigo un empobrecimiento: manda el cliente. Ahí citó dos buenos libros: “La escuela no es una empresa”, editorial Paidós, autor, Christian Laval; “La escuela de la ignorancia”, editorial Manantial, autor, Jean-Claude Michéa.

5.- La vanalización del discurso pedagógico: hay una psicologización del discurso y una estigmatización de los sujetos. Es decir, caemos en simplificar todo: un niño que se mueve mucho, lógicamente, por sentido común, es un niño hiper-activo. Eso deberá decirlo un especialista, no cualquiera.

6.- Abuso medicamentoso: el rubifén, popularmente llamado la cocaína pediátrica, considerada por la OMS droga peligrosa y adictiva.

Conclusiones

1.- Con todo este cuadro, José Miguel afirmó que no pretendía que cayéramos en el desánimo, ni en la culpabilización. Animó a los presentes a construir respuestas complejas para un problema complejo en un mundo complejo. Citó una frase de alguien a quien no pude identificar: “lo normal en educación es que el trabajo vaya mal”. (nota del 27 de noviembre: gracias a Maribel he sabido que ese alguien es Philippe Meirieu y tiene un libro publicado en Editorial Laertes que lleva por título Frankestein educador).

2.- Los adultos estamos incumpliendo nuestra parte del pacto.

3.- Debemos buscar nuevas miradas, hacer nuevas lecturas.

4.- Se confunde enunciado con enunciación: no nos damos el tiempo suficiente para interpretar qué quieren decirnos los jóvenes.

5.- Educar es una opción ética: las normas son prohibitivas, pero también posibilitadoras. Cuidado, de todas formas, con normativizar todo, porque nos lleva a los cuerpos de seguridad, a los cacheos rutinarios.

6.- Apliquemos la lógica del don: hemos de entregar un legado cultural a los jóvenes y hemos de estar dispuestos a esperar que el otro haga algo con eso.

Finalizó su intervención con una frase (¿se puede vivir/educar sin riesgo/sin apuesta?) y remató con la cita del poema Muerte en el olvido de Ángel González.

Preguntas

Un padre le planteó la siguiente cuestión: su hijo había sido sancionado porque le habían pillado haciendo una pintada. ¿Mi deber como padre es que no haga pintadas o que no le pillen?

Leo le dijo, brevemente, que los agentes educativos (padres, madres, profesores) han de tener ese doble enfoque. Le debe enseñar ambas cosas. No hay una respuesta para todos los casos. Hay que darles un utillaje de época para tomar las decisiones adecuadas.

Otra persona le interrogó por el encuentro en las aulas de niños y jóvenes de 12 a 16 años. A juicio de José Miguel Leo, no hay que facilitarles el encuentro, como sucede ahora, sino que los niños y los jóvenes deberían hacer el tránsito por su cuenta. Puede ser este un entorno hostil para niños de 12 años.

Se le preguntó por el trabajo en la Unidad Médico-Educativa Balmes, donde él trabaja. Según parece es la única unidad pública de Cataluña (hay otra privada). Es una especie de escuela de educación especial donde se mezcla la salud mental y la educación.

Un educador le planteó que había intuido en la referencia a la Formación Profesional una especie de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Y no es así. Leo corroboró este punto añadiendo que está a favor de rescatar del pasado únicamente las respuestas válidas.

José Miguel recordó que España era un país menoscabado en su acervo pedagógico (Guerra Civil y exilio). Algunos textos de la República, citó a Luzuriaga, son válidos y conviene rescatarlos.

¿Cuáles son las necesidades actuales? Nos venden que ¾ partes de la humanidad sobra, que no hay nada que hacer, que sólo cabe entretenerlas. Se les da un cóctel embrutecedor con una cultura devaluada del reality show.

Decía Leo que los educadores han de ser menos dóciles con el control que nos solicitan las instituciones: no sólo hay que domar, domeñar a los jóvenes en pos de la pax publica. Educar es enfrentar a los jóvenes con la realidad dándoles herramientas, utillaje. Habló de un encuentro interdisciplinar y de dejar de lado la certeza para acercarnos al no saber.

Alguien del público le puso sobre la pista de una demoledora entrevista (enlace para seis meses) aparecida ese mismo día en el Diario Vasco. El titular parecía sugerir una cosa, pero la lectura de la entrevista era demoledora. La misma habla de un encuentro de juristas para tratar la cuestión del bullying: hay que creer al niño, dejemos de lado a los mayores, sugiere el entrevistado.

José Miguel Leo respondió con el título de un libro: “Siglo XX. El siglo del niño. El fin de la cultura”.

Y dice el blogger que con esto y un bizcocho… tendremos que seguir hacia delante. Gracias Leo por compartir tus atinadas reflexiones en público. Gracias a la organización por traerlo.

Actualización a las 12:15: Como dice Marieta, el boss también ha hablado de jóvenes hoy en su apunte.

Y hablando de bullying, debe de estar bien este artículo de José Ramón Ubieto.

Escrito por: iturri.2006/11/27 09:00:00 GMT+1
Etiquetas: leo adolescencia sociedad violencia | Permalink | Comentarios (3) | Referencias (0)

Comentarios

Curiosa esa coincidencia entre la pedrada de hoy y el apunte de Ortiz.

De un lado: urnas para proteger a los jóvenes de su propia vida en vez de proporcionales las herramientas que les hagan madurar y adquirir autonomía

Del otro lado,  barrotes y cárcel para castigar a los que trasgreden las normas.

La cosa es, en definitiva, conseguir que no sepan administrar su libertad

Menos mal que ya no soy joven, no me molaría un pelo que me condenaran a pudrirme en la cárcel o en la urna.

 

Escrito por: Marieta.2006/11/27 10:49:44.709000 GMT+1

Desde siempre he odiado lemas como ese de ¡qué grande es ser joven!, será si eres joven y tu familia te da respaldo económico y social...

Tampoco he agradecido nada a esos optimistas que me decían "en la juventud está el futuro" o "si los jóvenes no se mueven nunca cambiará nada"... la primera frase por obvia, y la segunda porque es mentira, aunque los jóvenes se muevan, no va a cambiar nada si los adultos (que son los que tienen el poder económico, político, social...) no deciden que cambie, y a lo peor les puede ocurrir que se quemen y se vuelvan escépticos y amargados.

Que se mueva el que lo desee y que nadie escaquee ninguna responsabilidad echándoles la culpa a los jóvenes, que bastante tienen con sus propios problemas.

Escrito por: jesus cutillas.2006/11/28 10:57:56.883000 GMT+1

Escrito por: HELEN.2008/06/06 00:49:49.795000 GMT+2
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