Películas de Estreno

SIN NOTICIAS DE DIOS
Esperpéntica recreación del Bien y del Mal



Cartel de la película






FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: Sin noticias de Dios
España-Francia. 2001. 115 min.
Dirección y Guión: Agustín Díaz Yanes
Producción: Edmundo Gil Casas, Eduardo Campoy, Gerardo Herrero
Fotografía: Francisco Femenía
Montaje: José Salcedo
Dirección artística: Javier Fernández
Música: Bernardo Bonezzi
Intérpretes: Victoria Abril, Penélope Cruz, Damian Bichir, Fanny Ardant, Gael García Bernal, Gemma Jones, Emilio Gutiérrez Caba, Luis Tosar, Cristina Marcos




            Agustín Díaz Yanes nos obsequió hace unos años con una obra espectacular, genial y grandiosa titulada Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. Con este esperanzador pasado, tras una época de sequía, la expectación creada en torno a Sin noticias de Dios era poco menos que justificada. Ahora, cumplidas las ansias, uno verifica que no hay nada que celebrar. Uno tiene la sensación de que le han tomado el pelo con esta inverosímil, en todos los sentidos y vertientes, y nada interesante historia de continuo enfrentamiento entre el Bien y el Mal. Cuenta que el Cielo y el Infierno están dispuestos a llevarse el alma de un desamparado boxeador que, sin saber porqué, se convierte en símbolo de la lucha entre estas dos instituciones, en una cuestión de honor que puede cambiar el rumbo de sus destinos. Los delegados de cada uno de los paraísos mandan a sus mejores agentes: una artista en plena gira, dócil y con dotes de convicción y bondad es la elegida como representante del Cielo, mientras que los del Infierno eligen a un antiguo gángster con excelentes contactos en la Tierra y conocedor de múltiples artimañas, aunque ahora convertido en mujer.

Fotograma de la película
Damián Bichir en una escena de Sin noticias de Dios

            El argumento, aunque parezca mentira, no da más de sí. La historia se centra en el combate entre las dos agentes, en sus relaciones con el boxeador, en sus idas y venidas a sus correspondientes mundos para recibir instrucciones y, posteriormente, en una unión de fuerzas a partir de una fuerte y grave crisis proveniente del Infierno que puede acabar con el compacto sistema de castigo o recompensa para los humanos. Agustín Díaz Yanes ha creado un auténtico disparate de película, una comedia dramática según su propia definición, plagada de imperdonables infantilismos y una sucesión de chorradas carentes de gracia, humor e inteligencia. Su cuento, esa especie de metáfora de la sociedad, no tiene ningún provecho, no resulta atrayente en ningún momento, no consigue arrancar la mínima curiosidad. Menos aún su elección de las actrices. Si Victoria Abril hace un papel correcto, también es verdad que éste no da para más, a Penélope Cruz le queda enorme el suyo, quedando así al descubierto muchas de sus carencias como actriz fuera del registro que más se amolda a su físico y a su talento. Irrita en Sin noticias de Dios esa radical separación entre buenos, regulares, malos y muy malos, esos supuestos principios morales en los que se basa, esa alabanza cultural patriótica que hace del toreo y el boxeo y esos planos regalados y gratuitos, en especial algunos para el mediocre lucimiento de Penélope Cruz, de esperpéntico relleno. Ni la buena dirección de Díaz Yanes, ni el buen aprovechamiento que hace de unos generosos medios, ni el tratarse de un film multilingüe, ni las buenas intenciones al tratar el problema de los trabajadores, ni las agradables apariciones de Gael García Bernal y Fanny Ardant son suficientes para hacer frente al horrible conjunto. Menos aún el feliz y absurdo final en el que relaciona, entre otras barbaridades, a los ángeles del Cielo con los militantes antiglobalización. Aunque también se trata de lo mejor de la película: se acaba.


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