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2002/05/25 06:00:00 GMT+2

Vota y calla

Cabría decir que vivimos el máximo esplendor de la democracia. Te piden que lo votes todo. En la página de acogida de El Mundo me topo hoy con hasta tres encuestas, tres: puedo votar si creo que los sindicatos tienen motivos suficientes para convocar la huelga general del 20-J, si estoy de acuerdo o no con que Van Gaal haya prescindido de los servicios del Pitu Abelardo y si me parece bien o mal que el Celta haya decidido confiar en el ex entrenador de Osasuna, Miguel Ángel Lotina. Si me diera un garbeo por las páginas web de otros diarios y me entrara furor participativo -un riesgo que no corro en absoluto-, podría pasarme toda la mañana metido en votaciones de toda suerte y condición.

El sondeo que más me ha gustado lo acaban de anunciar en Radio Nacional. Dicen que puedo llamar a un teléfono si creo que Rosa López ganará esta noche el Festival de Eurovisión y a otro si creo que no ganará. Ya no se trata ni siquiera de opinar, sino de ejercer de profeta. Genial.

¿A cuento de qué este constante bombardeo de encuestas, sondeos, sesmómetros, audímetros y demás votaciones a todas horas y en todas partes?

Es sencillo. Los medios de comunicación -y los propios gobernantes- saben que buena parte de la ciudadanía de las sociedades avanzadas de nuestro tiempo siente la justificada sensación de que no pinta nada, de que está gobernada por fuerzas oscuras y poderes ocultos que operan a escala internacional y que actúan de acuerdo con sus particularísimos intereses, sin consultar nada, entre otros motivos porque muchas de las cosas que hacen son totalmente inconfesables. Su desazón abarca también a los profesionales de la política a los que sí elige: comprueba que, una y otra vez, se presentan a las elecciones con un programa y luego aplican sistemáticamente otro. Hay un malestar generalizado. No necesariamente consciente, casi siempre sin racionalizar, pero no por ello menos real. La avalancha de sondeos cubre una doble función. De un lado, se aprovecha de ese sentimiento de frustración para promocionar consultas económicamente rentabilizables (vía llamadas de teléfono, fidelidad al sitio web, etcétera). Del otro, atempera el disgusto del personal, haciéndole vivir la ficción de que su opinión cuenta, si no mucho, por lo menos sí muchas veces.

Nunca he participado en ningún sondeo de éstos. Me vale con saberme un cero a la izquierda. No quiero darles a entender que, además, estoy encantado. Si me roban el oro, que no pretendan contentarme con espejitos y abalorios.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (25 de mayo de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de abril de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/05/25 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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