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2004/11/24 07:00:00 GMT+1

«Vivimos de eso»

Hace unos pocos días hubo una manifestación de marineros en Vigo -no demasiados, todo sea dicho- para protestar por la llegada de un barco de Greenpeace que hace campaña contra la sobreexplotación de los caladeros y, más en concreto, contra la utilización de artes de pesca que destruyen los fondos marinos.

Los manifestantes gritaron «¡Sinvergüenzas!» a los activistas de Greenpeace.

Para poca vergüenza, la suya.

Si los manifestantes eran realmente marineros -además de agentes de la patronal, quiero decir-, sabrán más que de sobra que un buen contingente de la flota pesquera de Galicia -y de muchas otras zonas, por supuesto-, viene usando desde hace decenios sistemas de pesca que son una barbaridad. Incluida la dinamita.Tienen que saber igualmente que hay armadores que se pasan por el arco del triunfo las cuotas de capturas que les fija la UE para la pesca de determinadas especies. Y que las condiciones de contratación y de trabajo andan manga por hombro.

Si las cosas siguen más o menos como en los tiempos en los que me dediqué al periodismo marítimo-pesquero -y no me extrañaría que estuvieran peor, tal como funciona todo-, sabrán también perfectamente que esas irregularidades son sólo una parte de la irregularidad general en la que vive buena parte del gremio. Ha llegado a saberse de barcos que estaban en dificultades y que, cuando se comprobaban sus datos legales, se descubría que teóricamente no existían, porque se suponía que habían sido desguazados en conformidad con los planes subvencionados por las autoridades comunitarias para la reestructuración de la flota.

Yo mismo he visto barcos que, por no estar en condiciones, ni siquiera tenían los botes de salvamento dispuestos para ser utilizados.

«Vivimos de eso», se quejan.

Claro.

Recuerdo algunas conversaciones con trabajadores de Eibar, a finales de los 60. Se quejaban de las campañas que hacíamos contra la venta al Estado de Israel de armas fabricadas en su pueblo. También ellos decían: «Vivimos de eso». «Pues vivid», les respondíamos, «pero no pretendáis que hagamos la vista gorda ante la masacre del pueblo palestino a la que contribuyen vuestros patronos».

Cada cual trabaja en lo que puede y donde le dejan. Pero una cosa es buscarse un modo de subsistir y otra pretender que los negocios de los patronos son invariablemente estupendos y que ellos mismos son benefactores de la Humanidad por los que es de justicia batirse el cobre.

«Vivimos de eso», dicen. Ya. Pero los demás también vivimos de eso. Y gracias a eso.

Si el mar se muere, se muere la vida. Si las aguas se empobrecen, se empobrece hasta el aire que respiramos. Y si los caladeros se agotan, es pescado para hoy y hambre para mañana. Que nadie pida que seamos tolerantes cuando se trata de primar el bien de unos pocos -el relativo y muy desigual bien de unos pocos- frente al indiscutible perjuicio para la colectividad.

Javier Ortiz. El Mundo (24 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de abril de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/24 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: israel eibar españa armas greenpeace pesca euskal_herria galicia 2004 antología ecología euskadi palestina el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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