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2005/04/19 06:00:00 GMT+2

Vascos comunicantes

De haberse propuesto alguien imaginar el más endiablado de los resultados posibles en las elecciones vascas, habría dibujado poco más o menos el que se ha producido.

Desde un cierto punto de vista, lo que ha cambiado es poco. Si apelamos al gran debate de siempre (partidarios del derecho de autodeterminación versus contrarios al reconocimiento de ese derecho), las distancias vienen a ser las mismas que ya había: los primeros siguen manteniendo una mayoría electoral clara (el 59%, frente al 40% de los segundos), diferencia que encuentra poco más o menos su correspondencia en el reparto de escaños parlamentarios (42 frente a 33).

Pero el Parlamento vasco no se pasa la vida votando sobre la autodeterminación. De hecho, lo hace sólo de ciento en viento. En los asuntos que aborda a diario, las contradicciones entre los partidos del Gobierno y los representantes de la izquierda abertzale radical han sido siempre constantes. En la pasada legislatura, los diputados de Sozialista Abertzaleak coincidieron decenas de veces con el PP y el PSOE a la hora del voto, aunque sus argumentos fueran opuestos. No hay en principio ninguna razón para imaginar que los diputados de EHAK se dispongan a tener un comportamiento diferente.

Con lo cual, no hace al caso imaginar el Parlamento vasco dividido en dos bloques. Hay, por lo menos, tres. Y si las contradicciones entre el PSE y el PP se acentúan, tal vez cuatro.

Y qué bloques. Porque si los socios del tripartito, con el posible añadido de Aralar, lo tienen más que difícil para pactar con EHAK, tampoco puede decirse que cuenten con facilidades para hacerlo con el PSE, cuyos jefes de la capital del Reino ya han fijado los límites de la política de alianzas de Patxi López, afirmando que el PSE nunca entrará en un Gobierno presidido por el PNV. Ya se sabe que en esos ambientes políticos «nunca» quiere decir «por ahora», pero su declaración de principios ha sido demasiado rotunda. Y comprensible, además: después de haberse pasado años y años presentando por toda España a los nacionalistas vascos como la hez del universo, ¿cómo podrían contar ahora a sus electores que han decidido marchar de la mano con esa gente? Argumento reversible: para el PNV, EA y EB también sería una papeleta fina vender a sus bases la alianza con un partido que no ha parado de agraviarlos en los términos más feroces desde que Redondo Terreros les declaró la guerra.

Descartada también la hipótesis de un gobierno PSE-PP -aparte de que los socialistas no lo quieren, tendría a la mayoría de la Cámara en contra-, sólo parece quedar la posibilidad de una coalición PNV-EA-EB-Aralar que buscara acuerdos concretos para cada asunto, ora con el PSE, ora con EHAK. Pero, francamente, no veo que esa fórmula pudiera durar cuatro años. Gobernar en esas condiciones sería lo más parecido a un infierno.

¿Cómo se puede gestionar ese galimatías? No lo sé. Tal vez no se pueda. En todo caso, lo que sí parece es que los partidos políticos vascos, tan entrenados en la confrontación y en las diversas posibilidades de cerrarse en banda, se van a ver obligados esta vez a hacer un buen esfuerzo de comunicación mutua. Lleguen finalmente a algo concreto o a no, el ejercicio seguro que no les vendrá nada mal.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (19 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/19 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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