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1992/11/18 07:00:00 GMT+1

Un lapsus

El joven paseaba montado en su caballo por las afueras de Elche, elegante y distinto, bajo el cálido y caprichoso sol de noviembre. Era domingo, el aire brillaba, el mar vecino se dejaba adivinar en los reflejos del cielo, como un inmenso espejo, plata y azul, la blanca figura del jinete también, qué galanura. La niña se quedó mirando la estampa, los ojos como diamantes, puro cristal, la boca abierta. «¿Te gusta?», le preguntó el caballero, divertido. Claro que le gustaba, cómo no. «¿Quieres dar un paseo?». Claro que quería. Montó la niña en el corcel, alzada liviana por el hombre, todo risas. Sus amigas los vieron perderse por el camino polvoriento, caballo, niña y caballero, el sol reluciendo, hilos de oro al viento en crines y melenas.

Tres cuartos de hora después, en la zona difusa que se extiende entre el cementerio viejo y el cementerio nuevo de la ciudad del Misten, S.M.G., de siete años, fue encontrada por un grupo de vecinos, violada y sangrando abundantemente por la entrepierna y por la boca. El caballero, el galán, no sólo se había apoderado de su minúsculo sexo; también había mordido con enorme violencia su lengua, hasta rasgársela.

No hizo falta buscar demasiado. Bastó una breve batida para localizar al violador, todavía montado en su corcel, vagando por los campos. Nadie entendió nada. Cosa de locos. Nadie entendió por qué, si el joven pensaba forzar a la pequeña, la abordó delante de sus amigas, arriesgándose a ser reconocido. Nadie se explica tampoco por qué, después de llegar tan lejos, la dejó marchar. Ni por qué no huyó. Ni por qué reconoció al punto que había sido él. «Volvió de la mili muy raro», dicen los que lo conocen. La niña ha tenido que ser intervenida quirúrgicamente. Los médicos aseguran que, aunque ha sido necesario recomponer sus órganos genitales, S.M.G. está fuera de peligro. Discúlpenlos, hablan sólo de su cuerpo.

«¿Por qué lo has hecho, desgraciado?», preguntaron los policías al criminal cuando lo detuvieron. Las crónicas de la prensa local recogen su respuesta: «Un lapsus», contestó. Y es que el joven, ya ven ustedes, es de buena familia y tiene su cultura.

Javier Ortiz. El Mundo (18 de noviembre de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de noviembre de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1992/11/18 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1992 el_mundo violencia | Permalink | Comentarios (2) | Referencias (1)

Comentarios

Tremendo!!!

Escrito por: xosé.2010/11/26 16:05:45.627000 GMT+1

Como el lapsus de José Diego Yllanes (otro hijo de papá) cuando asesinó en Sanfermines a Nagore Laffage. Y qué barato les sale siempre todo esto.

Escrito por: Txema.2011/02/02 15:00:28.894000 GMT+1

Referencias

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