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1995/06/03 07:00:00 GMT+2

Un consejo a González

Me he enterado esta mañana, oyendo la radio mientras me afeitaba, que está feo que los periodistas demos consejos a los políticos. A los políticos, en general, y al jefe del Gobierno, en particular. Y me he quedado muy fastidiado. Tenía el pleno convencimiento de que acumulaba en mi persona todos los vicios y defectos que los colegas de ley y orden, comme il faut, atribuyen a la gentuza de El Mundo, y me he dado cuenta de que no: me faltaba ése, como mínimo.

Voy a remediarlo de inmediato.

Señor González: escuche mis consejos que, si los sigue al pie de la letra, podrá seguir siendo jefe del Gobierno hasta el fin de sus días, e incluso mucho después.

Lo primero que debe hacer usted es corregir esa manía suya de no admitir que las cosas se han hecho muy mal. Es un error. No porque sea falso -eso es secundario-, sino porque la gente no se lo cree. Le conviene no sólo admitir que se han cometido muchos fallos, sino incluso exagerarlos: debe decir que el país está hecho unos zorros, que todo es una catástrofe. Esta hábil táctica le permitirá, ya de entrada, dejar sin argumentos a la oposición, sea de derechas o de izquierda.

A continuación debe abordar sin remilgos el problema del «se». El problema del «se» es el punto esencial. Porque así que usted diga: «Se han cometido muchos errores», todos se lanzarán como fieras corrupias a preguntarle quién diablos es ese «Se» que los ha cometido.

Ahí es cuando usted habrá de echar mano de las enseñanzas del viejo Sartre: el «Se» son los otros.

¿Qué otros? Da igual. Todos los otros que haga falta.

Le pondré algunos ejemplos. ¿Que le hablan de los GAL? Usted, implacable: «Según he conseguido averiguar ahora, eso fue cosa de Pepe Barrionuevo, Vera y varios otros más». ¿Que le mentan el desastre económico? Pues echa la culpa a Boyer, Solchaga y Solbes, y recomienda que se les meta en la cárcel sin tardanza. Y así con todo. Y con todos. Todos culpables. Todos a la cárcel.

Esto le aportará un montón de ventajas. En primer lugar, le dará una fama de incorrupto que para sí quisiera el brazo de Santa Teresa. Y en segundo lugar, acabará de raíz con sus enemigos en el interior del PSOE: nadie podrá reclamar nunca más su dimisión, como no sea por el «método Amedo», esto es, por telegrama y desde la cárcel.

A partir de lo cual, entrará en la fase más delicada del proceso. Deberá coger lo que quede del PSOE, quebrarlo por la mitad y crear dos partidos. Uno habrá de hacer de izquierda, neutralizando a IU, y el otro hará de derecha, robándole el terreno al PP. Ambos formarán una coalición (le sugiero llamarla «Conveniencia y Unción»). Y usted quedará -esta vez sí- por encima del bien y del mal.

Y reinaría eternamente.

De nada. El consejo es gratis.

Javier Ortiz. El Mundo (3 de junio de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de junio de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1995/06/03 07:00:00 GMT+2
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