Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2005/08/10 06:00:00 GMT+2

Tránsitos

La gente cuidadosa de la lengua castellana se queja de que en España se llame «tráfico» a lo que, en rigor, habría que denominar «tránsito», cuando del desplazamiento de personas, de automóviles o de mercancías legales se trata. En América Latina lo llaman «tránsito», y con razón. Pero es inútil rebelarse contra esa impropiedad terminológica, entre otras cosas porque la Academia Española, siempre acomodaticia, ya ha metido en el DRAE la segunda acepción de marras.

«Tránsitos» también era el nombre que recibía antes en muchos periódicos la sección dedicada a dar cuenta de los fallecimientos noticiables. «Obituarios», la titulan en El Mundo, utilizando otro arcaísmo. «Necrológicas», escribe la mayoría.

Tal como funciona el tráfico, no sobra ese emparentamiento entre la conducción de vehículos y la muerte.

Se ha vuelto a disparar la cifra de muertos en las carreteras españolas, y es de temer que esa negra estadística suba algún peldaño más durante el próximo puente de la Virgen de Agosto.

Coincide esto con la entrada en vigor de nuevas normas de circulación que incrementan de manera considerable el castigo de determinadas infracciones.

Cabe criticar tanto esas normas como el espíritu que las inspira.

Es rechazable, en primer término, la hipocresía en que se basan. De un lado, las autoridades fomentan los desplazamientos en vehículos particulares, no esforzándose en convertir el transporte público en una alternativa real (*) y facilitando de diversos modos la expansión de la industria del automóvil. Del otro, autorizan la fabricación y la impúdica exhibición publicitaria de vehículos que alcanzan velocidades que exceden en muchísimo los límites autorizados (que incluso pueden correr al doble de la velocidad máxima permitida). Y luego se echan las manos a la cabeza ante las consecuencias de lo que ellas mismas han contribuido a provocar.

Las nuevas normas me disgustan igualmente porque tratan igual lo desigual. No se conforman con penalizar conductas, sino que también castigan los estados, desconsiderando que, por ejemplo, la misma cantidad de alcohol en sangre puede ser desastrosa para algunas personas y casi insignificante para otras. Se montan aparatosos controles de alcoholemia por los que deben pasar conductores que no han hecho nada irregular mientras justo al lado transitan sin problemas veinte motoristas sin casco y cien locos hablando por su móvil.

Pero no quiero esgrimir coartadas. Esas críticas son válidas, de acuerdo. Pero algo hay que hacer y, en tanto no mejoren las bases de la situación, veo bien que se endurezcan las normas, a ver si lo que no nace de la sensatez -de la que tantos conductores carecen, según me toca comprobar viaje tras viaje- lo reemplaza el miedo al varapalo económico o a la pérdida del carné.

Aunque tampoco confío demasiado en ello. Tómese el ejemplo del famoso carné por puntos que va a instaurarse. En Francia, después de varios años de funcionamiento de ese tipo de permisos de conducir, el número de víctimas ha vuelto a incrementarse durante el pasado julio.

Soy muy escéptico con respecto a la naturaleza humana. Según mi experiencia, toda tarea compleja que depende de una sola persona para que funcione bien acaba por fallar. Esta página web lo demuestra cada dos por tres.

(*) Ejemplo al canto. Un servicio de Renfe que presenta considerables ventajas y representa una alternativa muy atractiva al desplazamiento en coche es el que permite viajar en ferrocarril llevando el coche en el vagón de cola. Subes al tren por la noche en Bilbao -es un suponer-, viajas beatíficamente dormido y te encuentras a la mañana siguiente en Alicante -es otro suponer- con tu cochecito bajado del tren igual que tú, dispuesto a llevarte al pueblo, a la playa o a donde sea. Estupendo, ¿verdad? Pues no, porque cada vez hay menos trayectos que ofrezcan ese servicio. Lo que debería potenciarse se desmantela.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (10 de agosto de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/10 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)