Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1996/12/21 07:00:00 GMT+1

Todos sabemos todo de todos

Siempre recordaré la muy insólita reacción que tuvo un amigo mío -llamémosle Gervasio Guzmán, para abreviar- cuando la policía política franquista le detuvo, a comienzos de los 70, acusándolo de estar formando las Comisiones Obreras de Guipúzcoa (cosa que era cierta, dicho sea de paso).

La tétrica Brigada Político-Social fue a su casa de noche y se lo llevó esposado al Gobierno Civil. Pronto empezaron los sociales a someterlo al interrogatorio de rigor: que si te vimos con no sé quién, que si tenemos todo esto sobre ti, que si dinos quiénes sóis, que si cuántos, que si quién es vuestro jefe, etc.

Gervasio, hombre escasamente predispuesto a la cháchara, aguantó durante un rato sin decir nada el chorreo de preguntas. Al final, se decidió a tomar la palabra:

-¿Y por qué no os dejáis de chorradas? -les soltó a los torvos agentes de la represión política-. Lo vuestro es pegar, y lo mío, aguantar. ¡Pues venga!

Es poco probable, sin duda, que esta muestra de impaciencia ahorrara al bueno de Gervasio muchas bofetadas. Pero tampoco creo que le acarreara muchas más. También los policías sabían de qué iba aquello.

Hay situaciones que me hacen sentir la impaciencia de Gervasio.

La de ahora mismo sobre los GAL, sin ir más lejos. Es un aburrimiento. Los unos se dedican a escribir largas y tediosas historias sobre cómo este periódico ha conspirado o dejado de conspirar con éstos o aquéllos para asediar a González, el gran estadista. Los otros siguen con su melopea autista, haciendo como si no supieran qué ocurrió en el Intxaurrondo de sus amores: verde y con tricornio. Y nosotros, erre que erre, repitiendo una y otra vez que los que mataron, mataron: complejísima idea.

En la batalla de los GAL, hace mucho que todos lo sabemos todo de todos. Sabemos quiénes quieren que sean castigados los culpables, lleven uniforme o vistan de paisano. Y quiénes estarían dispuestos a que fueran condenados los de paisano con tal de que se libraran los de uniforme. Y quiénes no tendrían inconveniente en que fuera al trullo algún bruto con galones, siempre que los de paisano pudieran salir indemnes, prestos a detentar de nuevo el Poder a la primera -a la segunda- de cambio. ¿A qué, así las cosas, continuar discutiendo sobre el exacto grado de moralidad de los artículos en serie, quién es más «recipendario de filtraciones», en qué consiste el liañismo -en el improbable caso de que consista en algo-, con quiénes bailaron a lo suelto Mario Conde y Jesús Polanco en la santabárbara del yate Alejandra o quiénes son, por mucho que se escondan, los verdaderos accionistas de «Ernesto Ekaizer, Sociedad Heterónima»?

Pero esta gente no puede dejarse de mandangas. Vive de ellas. Los actores del drama los necesitan: ellos son quienes les proporcionan el vestuario, el decorado... Hasta les sirven de apuntadores.

Sin ellos, la farsa no sería posible.

Javier Ortiz. El Mundo (21 de diciembre de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 21 de diciembre de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/12/21 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: periodismo preantología el_mundo 1996 ekaizer gal transición policía gervasio_guzmán | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)