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2000/04/19 07:00:00 GMT+2

Teoría del alma

«No es posible ver lo que está sucediendo en Etiopía sin que se te encoja el alma», dice en la radio un sacerdote que parece conocer bien lo que sucede en aquella desdichada tierra.

El buen hombre da por supuesto no solo que existen las almas, sino que, además, todas tienen mucho de común.

Me dio clase de filosofía en 6º de Bachiller un profesor que me enseñó todo lo que necesitaba saber sobre el alma (que, a decir verdad, tampoco era demasiado). Corrían tiempos del muy católico franquismo, así que el docente en cuestión, hombre que por lo demás ambicionaba hacer carrera, estaba obligado a fingir una ortodoxia religiosa que, obviamente, no sentía. Nos dijo un buen día en clase: «El alma existe, por supuesto, y es totalmente inmaterial, claro está. Ahora bien, no deja de ser curioso que, si te metes 50 centímetros cúbicos de alcohol en la sangre, tu alma se ponga a soltar tonterías sin parar».

Era su modo de eludir la censura. Le gustaba pensar por sí mismo pero, cuando se atrevía a hacerlo, se asustaba.

El alma -la capacidad de pensar y sentir de los humanos- depende de la realidad que la rodea.

En el alma de los prebostes del FMI y el Banco Mundial que se han reunido en Washington durante estos días no hay espacio para los muertos de hambre. No forman parte de su paisaje, de su realidad. Pueden dejar que les visiten, todo lo más, como un añadido, como un punto en el apartado final de ruegos y preguntas.

«¿Y no podríamos hacer algo por esa pobre gente del Tercer Mundo?», dice el uno, algo molesto por la mala imagen que está dando la reunión en los telediarios, por culpa de esos mangarranes de la protesta.

«¡Oh, sí, sí, sí, claro, cómo no!», contestan los otros a coro. Y votan una resolución en la que dicen que quizás no han sido todo lo sensibles que sería necesario ante esa cosa de la pobreza.

Y a continuación se olvidan de ello. Y vuelven a sonreír con aire entre evocador y distraído mirando las hermosas tablas estadísticas que demuestran que Asia va bien, porque ha dejado de ser un problema para el equilibrio financiero internacional, y que América Latina va bien, porque ya no pone en peligro el proceso de la globalización. ¿Que los hay que se mueren de hambre por miles, a diario? ¡Por Dios, así es la vida! ¡Toda luz tiene sus sombras!

El pobre sacerdote que habla en la radio de Etiopía y del encogimiento de las almas no se da cuenta de que a él le duelen las hambrunas solo porque forma parte de su realidad. Porque él, bendito, se ha atrevido a convertirlas en parte de su realidad. Pero sus jefes también las reservan para el apartado de ruegos y preguntas.

Javier Ortiz. El Mundo (19 de abril de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de abril de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/04/19 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: etiopía hambre el_mundo 2000 fmi iglesia banco_mundial | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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