Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2002/05/31 06:00:00 GMT+2

Piratas y piratas

Las compañías discográficas se quejan a coro del terrible daño que les está causando la venta de discos piratas. Pero no todas sufren por igual los efectos de ese asalto. Las grandes compañías pierden una porción de sus pingües ingresos, pero siguen ganando mucho. En cambio, los pequeños sellos independientes ven cómo desciende hasta lo insoportable su muy reducido margen de beneficio.

Los discos son un producto extraño. No funcionan como los libros. Todos somos conscientes de que un libro editado con mimo, impreso en buen papel, con fotografías de calidad y una encuadernación sólida, tiene por fuerza que costar mucho más que una edición de las llamadas populares, impresa en papel de ínfima categoría y encolada con moco.

Pero a los discos no se les aplica ese criterio. Se supone que todos deben tener un precio similar. Aunque de uno se hayan hecho 2.000 copias y del otro 200.000. Aunque el uno lleve un primoroso folleto adjunto, con notas, información complementaria y una cuidada traducción de las letras, si hace al caso, y el otro no te dé cuenta ni de quién es el autor de las canciones.

Me viene a la cabeza esta reflexión, tirando a melancólica, viendo -y escuchando- el contenido de una impresionante caja editada en Gran Bretaña por Topic Records -la casa de discos alternativos más veterana de Europa- bajo el título The Acoustic Folk Box. Cuatro cedés y casi un libro, más que folleto, ilustrando una cuidada antología de cuarenta años de música folk británica, que otros locos parecidos a los de Topic Records -los del sello independiente Resistencia- han traído a las estanterías de las tiendas españolas. Entre un producto tan primoroso como ése y la mayoría de los engendros que venden los manteros en las aceras hay la misma relación que la existente entre un chuletón de buey gallego y una grasienta hamburguesa de puesto de feria.

Nadie tratará de piratear una obra así: la copia saldría más cara que el original. Pero el mercado negro del disco -la guerra de precios que provoca- acabará consiguiendo que las compañías que comercializan músicas minoritarias -minorizadas, mejor dicho- se vean en la obligación de echar la persiana, un poco antes o algo después. Y que no tengan un mal euro para producir lo que compone e interpreta gente nueva y con ideas.

¿Solución? Supongo que ninguna. Pedir al personal que no compre a los manteros es empeño inútil. Parece que también lo es reclamar a las autoridades que sigan la pista de ese comercio ilegal hasta pillar a sus negociantes mayoristas.

Sólo una cosa queda: rendir tributo de admiración y reconocimiento a quienes todavía se dedican a producir discos porque aman la música. Constituyen otra especie más en vías de extinción.

-------

Nota de régimen interno.- Qué carajo la pastoral de los obispos vascos: el verdadero escándalo es Mundofree. Tengo el correo bombardeado por misivas de gente que me dice que no tiene modo, ni divino ni humano, de entrar en esta página. Como me escribe uno, «este servidor tuyo no es ni afectísimo ni seguro». La verdad es que no tengo ni tiempo ni ganas de pegarme con él. Tampoco de recoger los bártulos y pasarme a otro. Como esta situación se prolongue, de verdad: adiós muy buenas.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (31 de mayo de 2002) y El Mundo, salvo la nota de régimen interno (1 de junio de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de abril de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/05/31 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: música piratería el_mundo diario 2002 preantología cultura | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)