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1994/10/15 07:00:00 GMT+2

Pepe Rei

Veamos los antecedentes: 1º) Pepe Rei trabaja en Egin -o, mejor dicho: lo hacía, hasta que lo metieron en la cárcel-; 2º) Egin es un periódico legal, pero en Egin, como es sabido, hay no poca gente que simpatiza con ETA; 3º) Pepe Rei lleva años dedicado a estudiar las cloacas de la clase política vasca: el negocio de la adjudicación ilegal de licencias para la explotación de máquinas tragaperras, los servicios especiales -especialísimos- de la Ertzaintza, sus conexiones atípicas con el PNV -recuérdese el «pinchazo» a Garaikoetxea-, el submundo del tráfico de droga y su vinculación con determinados miembros de la Seguridad del Estado...; y 4º) la Policía encontró varios documentos aparentemente resultantes de las investigaciones de Pepe Rei en poder de un miembro de ETA.

De estos elementos, un juez de la Audiencia Nacional ha deducido que es posible que Pepe Rei haya colaborado con ETA. En vista de lo cual, ha ordenado su detención y decidido su ingreso en prisión sin fianza. ¿Alguna prueba de que haya sido él quien hizo llegar a ETA esos papeles? Ninguna conocida. ¿Puede el juez probar que no fue otra persona la que lo hizo sin que él se enterara? A lo que parece, no. O sea: que Pepe Rei ha sido encarcelado, según todas las trazas, en razón de una mera conjetura. A lo que sólo le encuentro una explicación: que trabaja en Egin, y eso lo convierte automáticamente en sospechoso.

No hace falta bucear gran cosa en la Historia para toparse con casos en los que alguien (Alfred Dreyfus, Joe Hill, Nicola Sacco, Bartolomeo Vanzetti) ha sido juzgado y hasta condenado a partir de pruebas exclusivamente circunstanciales, que los tribunales consideraron suficientes porque el acusado aparecía vinculado a una causa maldita: judaísmo, anarquismo, terrorismo. En España, sin ir más lejos, hace apenas unos años el periodista Xavier Vinader tuvo que huir a Londres porque querían meterlo en la cárcel tras haber publicado en Interviú las andanzas de un individuo contra quien ETA atentó a continuación.

La teoría ésa, tan en boga, de que «algunos periodistas señalan con la pluma a aquellos a quienes los terroristas matan más tarde» es aberrante. El periodista tiene la obligación profesional y ciudadana de denunciar la corrupción. En donde sea. En donde pueda.

Pepe Rei lleva cincuenta días en la cárcel y los sedicentes adalides de la libertad de expresión en este país no han dicho aún esta boca es mía. ¿A qué se debe el silencio de las asociaciones de periodistas, incluida la reciente y beligerante Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI)? ¿Es que se han estudiado el dossier y consideran que es justo que esté encarcelado? ¿O es que temen contaminarse con la defensa de un periodista de Egin?

Es la libertad de expresión, no la línea editorial de Egin, lo que está aquí en juego. O hay pruebas contra Pepe Rei o no las hay. Y si no las hay, debe ser puesto de inmediato en libertad. Trabaje para Egin o para el súrsum corda.

Javier Ortiz. El Mundo (15 de octubre de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de octubre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/10/15 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: 1994 felipismo antología pnv pepe_rei psoe euskal_herria interviú audiencia_nacional egin vinader euskadi el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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