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2007/02/17 07:00:00 GMT+1

Pavor a la Audiencia

Cuando lo oí me quedé de piedra. Sabía que toda la acusación contra Rabei Osman el Sayed, al que llaman Mohamed el Egipcio, se basa en unas grabaciones magnetofónicas. Lo que no sabía es que el juez de la Audiencia Nacional que instruyó el sumario por los atentados del 11-M en Madrid nunca ordenó que el procesado fuera sometido a una prueba pericial de reconocimiento de voz. De modo que su defensa puede aferrarse –y se aferrará– a lo que el propio acusado declaró en la primera sesión del juicio: «Esa voz no es la mía». Y la Audiencia Nacional no tiene pruebas propias de que lo sea. La base de la acusación procede de Italia, pero la legislación italiana y la española difieren en cuanto a la validez procesal de ese tipo de grabaciones.

Confieso que la Audiencia Nacional me da pavor. Hacen legión las causas que ha malogrado por culpa de sus constantes yerros, puestos luego en evidencia por el Tribunal Supremo. No lo digo por decir: acabo de leer que el TS revoca hasta el 38% de las sentencias que emite la Audiencia Nacional, frente a sólo el 3% de las de otras procedencias. ¡El 38%!

Me temo que esa más que peculiar instancia judicial esté sobrada de jueces arrogantes, acostumbrados a los modos expeditivos. Ahí está el caso de la jueza Ángela Murillo, al frente de la vista oral del sumario 18/98, que llegó a decir, cuando un abogado citó una sentencia del Tribunal de Estrasburgo: «¡Estrasburgo me da igual!». No le va a la zaga en salidas de tono su colega Alfonso Guevara, quien, cuando en un juicio los defensores del acusado alegaron que el caso estaba contaminado por un vicio de forma inicial, respondió, encantado de ser tan ocurrente: «Aquí nadie se contamina si no es por el aire». No tardó el Tribunal Supremo en dar la razón a la defensa, revocando la sentencia y poniendo en libertad al acusado, que llevaba ya cuatro años en prisión gracias al concurso de otra jueza, Teresa Palacios, que se encargó de instruir el sinsentido.

No me convence tampoco, ni poco ni mucho, la desenvoltura con la que actúa el magistrado que preside el juicio del 11-M, Javier Gómez Bermúdez, al que no se le ve nada afectado por el tortuoso camino que ha tenido que transitar para llegar al cargo. Aunque, para desenvoltura, la de su oponente Baltasar Garzón, últimamente especializado en dar tumbos doctrinales en la consideración de la izquierda abertzale, excursión en la que no le acompaña, sino todo lo contrario, quien fuera su sustituto temporal, el inefable –ya que no infalible– Grande-Marlaska, con k de kiosco.

El historial de patas de banco y pifias de la Audiencia Nacional es realmente extenso, como saben cuantos han seguido sus pasos de cerca. Habrá que confiar en que esta vez se moverá con pies de plomo. Porque no sería el del 11-M el primer macroproceso que conduce al desastre.

Javier Ortiz. El Mundo (17 de febrero de 2007). Subido a "Desde Jamaica" el 21 de junio de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2007/02/17 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: audiencia_nacional el_mundo 11m madrid tribunal_supremo gómez_bermúdez baltasar_garzón ángela_murillo 2007 grande_marlaska | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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