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1999/11/24 07:00:00 GMT+1

Otra vez Norte y Sur

Tres importantes ministros del Gobierno de Aznar -Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y Abel Matutes- se oponen a la actual redacción del proyecto de Ley de Extranjería acordado por todos los grupos parlamentarios.

Cada uno de estos tres ministros aporta sus propios argumentos sectoriales, pero todos coinciden en uno, que presentan como supremo: España debe atenerse a las normas sobre emigración que fijó el acuerdo de Schengen.

Yo les voy a explicar por qué el proyecto de Ley de Extranjería español suscita la más enérgica oposición de nuestros presuntos aliados del Norte.

Todo empezó hace ya un buen puñado de años, cuando Alemania decidió aprovechar la crisis del socialismo irreal para expandir al máximo su influencia por toda la Europa del Este. Para conseguirlo tomó diversas iniciativas, una de las cuales fue abrir de par en par sus fronteras a los naturales de esa amplia zona. Le vinieron en masa.

El lado bueno del asunto -para Alemania- fue que la mayoría de esos países entró rápidamente en su área de influencia política y económica. Hoy, Bulgaria -que, si bien se mira, no está demasiado cerca de Alemania- establece la paridad de su moneda tomando como referencia el marco alemán. No el euro: el marco alemán, si es que ven ustedes el matiz. Y, si eso sucede en Bulgaria, para qué hablar de la República Checa, de Polonia o de Rumanía. El día de mañana, todos esos países votarán en la Unión Europea y en otros foros internacionales a favor de su mentor. Estupendo: será otra vez Deutschland über allles.

El lado malo de esa política -para Alemania, insisto- es que en estos momentos su tasa de población inmigrante se acerca al 10%. Y una parte considerable de esa inmigración, sin cualificación profesional, carece de perspectiva alguna de integración.

Por decirlo en pocas palabras: Alemania tiene un gran excedente de mano de obra inmigrante, que quisiera repartir por el resto de Europa, porque ya no le vale para nada y le genera un gasto más que considerable.

La UE es consciente de que la sociedad española puede admitir todavía un cupo importante de inmigración. Y lo va a propiciar. Pero quienes mandan en Bruselas -Alemania, en primer lugar; Francia, luego- no quieren que España abra sus puertas a América Latina, que sería lo más lógico, desde todos los puntos de vista -incluyendo el económico, y el de la pura y simple gratitud-. Desean colocarnos su excedente de enmigración. Y el Gobierno de Aznar les hace el juego.

Este es el debate de fondo: otra vez Norte/Sur. Yo estoy con el Sur.

Javier Ortiz. El Mundo (24 de noviembre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de noviembre de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/11/24 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: migraciones el_mundo matutes mayor_oreja 1999 extranjería aznarismo preantología alemania rato europa aznar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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