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2001/08/01 06:00:00 GMT+2

Osigés

El Gobierno anunció ayer que destinará este año más de 15.000 millones de pesetas a la financiación de 331 oenegés.

El sustento público de las oenegés presenta varios aspectos que conviene examinar separadamente.

En primer lugar, su inclusión en la declaración del IRPF.

El Estado español pretende que incluye ese apartado en el papel de la renta para canalizar el respaldo económico de los ciudadanos a las organizaciones sociales.

Es una falacia. No creo que haya mucha gente que desee apoyar a todas las oenegés, en masa. Quien más quien menos simpatiza con algunas, pero detesta otras. En lo que a mí respecta, hay bastantes oenegés que aborrezco, directamente. Unas, porque me consta que son tan sólo un descarado modus vivendi de sus promotores. Es el caso del chiringuito de Esteban Ibarra, que vive por el morro, a costa del erario, desde el año de la pera. Otras me cargan porque son un auténtico monumento a la hipocresía. Considérese, a modo de ejemplo, el caso de ese Movimiento por la Paz y el Desarme que encabeza Paquita Sauquillo. La ex dirigente maoísta montó su tinglado siendo miembro del Comité Federal del PSOE, partido que, desde el Gobierno, vendía armas a Estados particularmente repugnantes y dictatoriales. Y ella tan pancha.

Mi firme voluntad de no dar ni un duro a gente de este tipo choca frontalmente con la imposibilidad de discriminar entre unas y otras oenegés en la declaración de la renta. Hacienda sólo me permite elegir entre financiar a la Iglesia Católica (¿y si lo que quiero es dar mi dinero a una confesión budista?) o a todas las oenegés, a bulto. Es una disyuntiva imposible, que me obliga a dejar la casilla en blanco, con la vaga esperanza de que esa parte de mi dinero, al quedarse en las arcas públicas, pueda acabar en una residencia de ancianos o en una escuela.

Esto, como decía, en primer lugar.

En segundo lugar, me parece de una desenvoltura rayana en la caradura que se titulen «no gubernamentales» unas organizaciones cuyo funcionamiento depende lisa y llanamente del dinero que les pasa el Gobierno. Ya sé que algunas reciben mucho y otras muy poco, pero, mucho o poco, todas las organizaciones subvencionadas por el Gobierno establecen una relación de dependencia con él y, en esa medida, son Organizaciones Sí Gubernamentales, es decir, osigés.

Eso sin contar con que, al aceptar esa subvención, se hacen cómplices en muchos casos de la dejación que hace el Estado de tareas asistenciales que debería cumplir él, contratando el personal necesario, pagándole su Seguridad Social, etcétera.

En suma: que muy mal.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (1 de agosto de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/08/01 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Toda la razón para Javier Ortiz. Yo también he dejado en blanco este año las dos casillas de la declaración del IRPF. Lo que es justo se resuelve desde espíritus de justicia, no de caridad, que es “Pan-para-hoy / hambre-para-mañana”, vulgar engañabobos y pura hipocresía.- Gracias,  DON JAVIER ORTIZ,  por seguir tan actual y tan activo.

Escrito por: Una antiosigés.2009/08/04 17:31:55.147000 GMT+2

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