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1999/09/11 07:00:00 GMT+2

Onze de setembre

Diada Nacional de Catalunya. Jamás olvidaré la primera a la que asistí. Fue en Sant Boi, en 1976. La plaza, todo el pueblo estaba a rebosar. La prensa de Barcelona publicó al día siguiente que hubo un millón de manifestantes. (Una exageración: ya se sabe que hay mucho andaluz en Cataluña).

Los oradores estuvieron la mar de radicales: dieron grandes voces que la multitud coreó con enorme regocijo; lanzaron amenazas sin cuento contra todos los poderes, en general, y contra los de Madrid, en particular; formularon la tira de juramentos y promesas... Me lo pasé en grande.

Eran otros tiempos.

Eran otros tiempos, sí, pero la misma gente.

Porque la clase política catalana tiene esa peculiaridad: la compone siempre la misma gente. Los hay que se mueren -con el tiempo, más que nada- y otros que se incorporan al estamento, pero son siempre los mismos. Uno tiene con ellos la sensación de que son todos de la misma familia, que han ido a los mismos colegios, han tenido las mismas novias -o novios- y han conseguido los mismos títulos con idénticos méritos.

A decir verdad, se trata de una sensación justificadísima, porque a menudo es efectivamente así. Da igual a qué partido pertenezcan: son intercambiables. Josep Piqué es del PP, pero fue del PSUC y lo mismo que está con Aznar podría haber acabado en el PSC o en CiU, si es que no acaba haciéndolo. Miquel Roca es de Convergència, pero no hay en su estilo personal nada que no permita imaginarlo en las filas del PSC, junto a su pariente Narcís Serra. Y así casi todos.

Dentro de un mes, Cataluña habrá de elegir entre Maragall y Pujol. No diré que tanto da. Hay algunas diferencias entre ellos. La principal es que Pujol lleva media vida instalado en la Generalitat, y a los políticos que se eternizan en un cargo se les acaba pegando el culo al asiento, y luego no hay manera. Vean, si no, a Fraga. Pero también es cierto que la victoria de Maragall tendría inconvenientes, no tanto por él mismo -es hombre tirando a neutro- como por la gente que capitalizaría fuera de Cataluña su éxito: vaya trampolín para los Rasputines de Ferraz.

Ahora que, por lo demás, tanto montan, montan tanto. Maragall afirma que su modelo es el Partido Demócrata de los EE.UU. Toma socialismo. Pujol ya ha aplicado ese modelo, sólo que a escala.

Al final, y en el fondo, todo es elegir entre el amasijo de tics de Pujol y la gangosidad ininteligible de Maragall. Toda una opción.

Si yo fuera catalán, tomaba la Tercera Vía a escape y no paraba hasta llegar a la frontera.

Aunque me da que en Cataluña la Tercera Vía también es de peaje.

Javier Ortiz. El Mundo (11 de septiembre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de septiembre de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/09/11 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: narcís_serra el_mundo cataluña 1999 psc pp josep_piqué diada fraga preantología ciu españa miquel_roca aznar maragall | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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