Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1999/10/07 07:00:00 GMT+2

Toda ella era fado

Su nacimiento aparece consignado en el Registro Civil de Lisboa el 23 de julio de 1920. Ella decía que en realidad se produjo algunos días antes, aunque nunca supo cuántos. Es muy posible que fuera así: las familias pobres de la época, tanto en Portugal como en España, solían demorarse a la hora de los deberes burocráticos.

Sus padres eran muy pobres, en efecto. De la Beira Baixa, emigraron a Lisboa en busca de trabajo. Cuando Amália tenía 14 meses, la dejaron al cuidado de su abuela y, decepcionados, volvieron al terruño.

Se educó como pudo. O sea, en la calle, o por los muelles del puerto lisboeta, en la madragoa, donde vendía limones con su hermana. Allí oyó por primera vez cantar fados. Fado, del latín fatum: «Que destino / ou maldição...». Su destino fue el fado.

Casi niña, ya cantaba esos malditos, esos melancólicos, esos tristísimos fados. Sacándolos de la garganta, haciéndola temblar desde dentro, como lo han hecho siempre los buenos fadistas.

A los 16 años se casó con un guitarrista, del que se separó al poco. Debutó a los 18, en uno de los muchos locales de mala muerte de la Alfama, ganándose la negra etiqueta que perseguía a todos los intérpretes de fados: una música tenida por propia de gentes de dudoso vivir y de escasa cultura. Como el tango. Como el cante jondo. Como el blues.

Pero Amália, salida efectivamente de ahí, y del Barrio Alto, era diferente. Tenía una voz extraordinaria y una belleza deslumbrante. No tardó en hacer populares algunos de sus primeros fados: Coimbra, Lisboa antiga... Eran músicas llenas de nostalgia, interpretadas con una sinceridad conmovedora. Las vestía de letras a menudo muy tradicionalistas, cuando no abiertamente reaccionarias. Su Lisboa não sejas françesa («Lisboa, no seas francesa») haría sin duda las delicias de Oliveira Salazar. Frente al París licencioso y vanguardista, la reivindicación de una Lisboa «sólo para nosotros». Una Lisboa inexistente, «antigua y señorial».

Pronto saltó su fama fuera de las fronteras lusitanas. En la España de los 50, las canciones de Amália Rodrigues (Amália, a secas, como siempre la llamaron sus admiradores) se alternaban a diario en las radios con las de Concha Piquer, Luis Mariano, Gloria Lasso y Adriano Celentano. Se conocían las más pegadizas (esa Uma casa portuguesa repetida hasta el aburrimiento), pero no las más sentidas y profundas, cantadas con poco más acompañamiento que la guitarra y la viola. Como la maravilla que fue Tudo isto é fado. Como Maldição. Como aquella conmovedora Lágrima, cuya música Carlos Gonçalves robó de la tradición popular italiana y a la que Amália puso letra: «Si supiese, / si supiese que muriendo, / tú me habrías de llorar, / por una lágrima, / por una lágrima tuya / ¡qué alegría! / me dejaría matar». Ha habido que esperar hasta Mísia, culta y renovadora, para hallar una voz que supiera concentrar en esa canción tanta pasión contenida y tanta emoción estética.

En los 60, Amália encontró el reconocimiento de la crítica internacional. Hizo giras por medio mundo e intervino en numerosas películas, como Fado, Capas Negras, Vendaval y Sangre y toros. Cantó en español, en inglés y en francés, al modo tradicional y con orquesta, vestida de negro -como era su gusto, y el de la mayoría de las fadistas- o de colorines: lo que le pidieran. Estaba encantada de triunfar. Necesitaba el aplauso. Entretanto, a los 40 años y en pleno éxito, volvió a casarse, esta vez con un ingeniero e industrial brasileño.

En junio de 1974, desconcertada por el triunfo de la Revolución de los claveles, se presentó en el teatro lisboeta de São Luiz y cantó Grandola Vila Morena. Fue un gesto oportunista que disgustó tanto a los amigos del viejo régimen como a los entusiastas del nuevo. El autor de Grandola, Zeca Afonso, llegó por aquel tiempo a decir que consideraba que el fado era irrecuperable para un país libre: cantos de llanto de un pueblo «con unas inexplicables ganas de sufrir», según había escrito un buen poeta luso casi un siglo antes. Carlos do Carmo, entre otros, le demostró pronto que no: el fado era mucho más que eso, y los poemas de Saramago, Pessoa, Ary dos Santos y muchos más ayudaron a la resurrección democrática y poética del viejo y sentidísimo fado.

Amália volvió a los escenarios en 1976, también en Lisboa, pero esta vez sin complejos, y con rotundo éxito. Tras otro prolongado retiro, regresó en 1988, celebrando su 68 aniversario ante 20.000 personas en Lisboa. Pero, por mucho que fuera aclamada, lo cierto es que ya su voz y su capacidad de emocionar no eran las mismas. Quienes fueron fervorosos de la garra instintiva y visceral de sus mejores años convinieron en que aquello era decididamente... otra cosa. Poco después se sometió a una operación de corazón y se retiró de los escenarios ya de modo definitivo.

Amália deja tras de sí medio siglo en los escenarios, más de 150 discos y una legión de admiradores. De derechas y de izquierdas.

Amália Rodrigues, cantante portuguesa de fados, nació en Lisboa en 1920 y murió ayer (6 de octubre de 1999) en la capital portuguesa a los 79 años, víctima de una enfermedad no revelada.

Javier Ortiz. El Mundo (7 de octubre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de octubre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/10/07 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: música el_mundo portugal amália_rodriguez 1999 obituario muerte | Permalink | Comentarios (3) | Referencias (0)

Comentarios

En el Perù no se conoce a esta extraordinaria cantante, para Lisboa debe ser como Edith Piaf en Francia.  Las canciones portuguesas siempre me fascinaron , desde niña, qué lástima que haya fallecido, realmente, creì que vivía aún.  Si hay un paìs de Europa que me inquieta conocer es Lisboa, tal vez antes que España, y me imagino estar frente al mar oyendo los fados, como Lisboa antigua, Abril en Portugal, Coimbra, etc. 

Lima. Febrero 13 de 2013

Escrito por: élida peña pèrez.2013/02/14 01:00:6.444000 GMT+1
Perù

oPor error he mencionado a Lisboa como paìs, ya me percatè, el paìs es Portugal su capital Lisboa, excusenme la ignorancia.

espero, recepcionen la correcciòn

SALUDOS POR EL DÌA DE LA AMISTAD

Escrito por: Elida peña pèrez.2013/02/14 01:06:31.245000 GMT+1
rectificaciòn

Amalia es una criatura excepcional.foi deus......

Escrito por: .2015/01/22 01:40:57.777580 GMT+1

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)