Desde Jamaica

El nuevo rey de Marruecos lo tiene claro.

Tiene claras, en primer lugar, sus prioridades: viajó primero a Francia, luego a Estados Unidos... Ahora, sólo en tercer lugar, visita Madrid. Él suele decir que Juan Carlos de Borbón es «su hermano mayor». Pero se ve que en su familia hay muchos hermanos mayores, y unos son más mayores que otros.

En cambio, la primera visita que realiza todo nuevo presidente de Gobierno español es a Rabat. Cosas de la reciprocidad, sin duda.

Mohamed VI tiene también muy claras las cuestiones económicas. Se han descubierto hace poco en el sur de Marruecos unos muy valiosos recursos petrolíferos. Repsol, confiando en los «lazos históricos de amistad existentes entre nuestros dos países», quiso meter baza en el negocio. Nada de nada. La propiedad de los nuevos pozos será para dos primos del monarca alauí, que se apoyarán en una empresa norteamericana. Es decir, en el hermano mayor del hermano mayor.

En el discurso que pronunció anteanoche ante su «hermano menor» de Marruecos, el jefe del Estado español aplaudió el «fuerte proceso de apertura política» que está viviendo Marruecos y los avances que está experimentando allí «el respeto por los derechos humanos». Es una pena que no aportara datos que respaldaran tan audaz tesis. Según las últimas noticias, el régimen de Rabat sigue amordazando a la prensa molesta -por poco molesta que sea- y encarcelando a los disidentes. Un oficial del Ejército que se atrevió a denunciar a sus superiores por corruptos, aportando las pruebas correspondientes, acaba de ser condenado a pudrirse en la cárcel.

Es cierto que, al poco de heredar la corona, Mohamed VI esbozó algunos «gestos» aperturistas. Pero nunca pasó de ahí. Con el paso del tiempo, sus «gestos» se han vuelto puras muecas de burla.

Y eso sin contar con las trampas en la exportación de productos hortofrutícolas. Y eso sin contar con el pingüe negocio del hachís, que expertos comunitarios nada sospechosos de parcialidad ligan directamente con el régimen de Rabat. Y eso sin contar con el repugnante negocio de las pateras, que lo mismo. Y eso sin contar con la burla sistemática del proceso de autodeterminación del Sahara. Y eso sin contar con la tomadura de pelo de la negociación pesquera.

Claro que eso es lo que yo leo. Y lo que me cuentan. Lo mismo el monarca español sabe lo que yo no sé y tiene razón cuando afirma que en Marruecos todo va de cine.

Alegan que éstas son cosas de la realpolitik. ¿Sí? ¿De la de quién? ¿De la de España o de la de Francia y Estados Unidos?

De veras: por más que lo miro, yo a este Mohamed VI no le veo las ventajas por ningún lado.

Javier Ortiz. El Mundo (20 de septiembre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de septiembre de 2012.