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1999/08/28 07:00:00 GMT+2

Los pobres viejecitos

Oigo a un menda del Gobierno que dice muy serio: «Rechazamos de plano que el tema de las pensiones sea objeto de la batalla electoral».

Dejaré para otro día el tema de los temas -en la jerga política actual, todo se nos vuelve tema, como si lo más importante de los problemas fuera que se puede parlotear sobre ellos- y lo de «ser objeto de», expresión no menos tópica y del peor estilo, que es el estilo indirecto. Me centraré hoy en eso que tanto repiten de que está feo hablar de las pensiones en tiempo de elecciones.

¿Por qué? ¿Porque es cosa de gran relevancia? Pues razón de más para abordarla. El votante tiene derecho a conocer qué es lo que propone cada partido sobre el particular, si es que propone algo, o si es que todos no proponen lo mismo, que me da que no.

¿Tal vez quieren excluirlo del debate público porque es campo harto propicio a la siembra de los demagogos? Como si no lo fueran las discusiones sobre el aceite de oliva, o sobre el AVE de Valencia, o sobre lo que sea. Un demagogo habilidoso puede hacer fuego con cualquier madera; si lo sabrán ellos.

Su problema es que no se fían de los viejos. Piensan que los pobres viejecitos -por no hablar ya de las pobres viejecitas- son fácilmente manipulables, y que podrían lanzarse como posesos a votar al primer candidato que les prometiera 2.000 pesetas más al mes.

Yo, en su lugar, me dejaría de mandangas y sería consecuente. Si uno cree que los viejos no están maduros para la democracia, lo que debe hacer es defender que se reforme la Constitución para que se prive del derecho de voto a los mayores de 65 años.

Oigan, es una hipótesis. A fin de cuentas, qué, ¿acaso tienen derecho de voto los menores de 18 años? Del mismo modo que se entiende que por debajo de los 18 años aún se carece de suficiente perspectiva democrática, puede convenirse que a partir de los 65 se pierde.

Yo no soy demócrata porque crea que los votantes son listísimos y tienen una madurez de órdago, sino porque he comprobado que es el sistema menos malo que hay, dentro de los viables, para elegir a los gobernantes. Me consta que cabe manipular no sólo a los pobres viejecitos, sino también al resto del personal, incluyendo a los pobres periodistas y a los pobres políticos.

Debátase sobre las pensiones, claro que sí, sin paternalismos hacia los pobres viejecitos. Que la mayoría son pobres, y mucho, pero no más bobos que los demás.

Javier Ortiz. El Mundo (28 de agosto de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de septiembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/08/28 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: pensiones españa 1999 economía preantología jubilación el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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