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1999/09/29 07:00:00 GMT+2

Los pájaros de González

Si mi alma tomara el turno de la de José María Aznar y controlara los actos de su presidencial persona -un temor que no me asalta en absoluto: no creo en mi propia alma, como para creer en la de Aznar-, me dedicaría a mimar con el más exquisito de los cuidados a Felipe González. No sabe el actual jefe de Gobierno el chollo que tiene con su antecesor. (O quizá sí lo sabe, en cuyo caso no necesita mi alma para nada, y eso que salimos ganando los dos).

González es en estos momentos el mejor aliado objetivo de Aznar. Todas sus intervenciones políticas acaban reforzando la posición del líder del PP. Tres casos recientes: 1º) ha hecho polvo el Congreso del PSPV al forzar a Ciscar a romper su alianza con Asunción; 2º) ha dejado en ridículo a la dirección de su partido amparando al Gobierno chileno en el caso Pinochet; y 3º) está segando la hierba bajo los pies de Pasqual Maragall, racaneándole el apoyo de sus fieles aparatchiki.

Hay quienes se toman estos actos como muestras de torpeza, propiciada por la incontrolable soberbia del personaje. No lo creo. Es soberbio, desde luego, pero no torpe. Sabe lo que hace. Toda su actuación en los últimos tiempos responde a un doble propósito, que en realidad es uno solo: de un lado, busca impedir que nadie (sea de manera individual o en equipo) reemplace su liderazgo en el PSOE; del otro, quiere asegurarse de que su partido no vence en las próximas elecciones, de modo que su candidatura en las siguientes -que él haría todo lo posible por adelantar- se convirtiera en un clamor de las filas socialistas.

Desde esa voluntad, los dirigentes como Maragall o como Asunción, que van por libre, representan un estorbo para él. No quiere barones indisciplinados. Constituirían un contrapoder peligroso.

Por eso no ve con malos ojos la victoria de Pujol sobre Maragall: a fin de cuentas, el president no le revuelve la trastienda. Además, no tendría mayor problema para entenderse con él, llegado el caso. Por preferir, incluso prefiere que venza Zaplana, si la alternativa es que lo haga Asunción.

Tres cuartos de lo mismo con la pata de banco pro pinochetista: es un modo de afirmar su autoridad. Y su insumisión ante la cúspide interina de Ferraz.

Esa es la base de la confluencia de intereses entre González y Aznar. A González no le conviene que este PSOE -que no encabeza, y del que no es candidato- triunfe en las elecciones de la primavera próxima. Aznar está, punto por punto, en las mismas: tampoco quiere que este PSOE llegue a La Moncloa en la próxima primavera.

Pueden hacer juntos un buen tramo del camino: Aznar con su pájaro en mano; González, con su ciento a tiro.

Javier Ortiz. El Mundo (29 de septiembre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de septiembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/09/29 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: antoni_asunción el_mundo cataluña felipe_gonzález 1999 felipismo pinochet aznarismo chile maragall aznar císcar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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