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2001/11/10 06:00:00 GMT+1

Los miserables

Hay insultos que no deberían serlo. Critiqué en su día la reiterada utilización que Alfonso Guerra hacía del adjetivo «canalla» en plan descalificador, recordándole que la canaille era el término con el que la aristocracia francesa se refería al pueblo llano. He criticado cienes y cienes de veces a los que llaman «cafres» a los desalmados, señalando que los cafres son un pueblo africano, tan digno como cualquier otro, cuya resistencia les hizo ganarse las iras de los imperialistas británicos (y de ahí el uso denigrante de su gentilicio). Con lo de «miserables» pasa tres cuartos de lo mismo, como sabe todo conocedor de la obra de Víctor Hugo.

Así que tampoco me importa gran cosa que José María Aznar nos tilde de miserables a los que hemos criticado su decisión de no estar presente en el entierro de José María Lidón, aunque reconozco que mis penurias económicas, con ser reales, no me han situado todavía en el nivel de la miseria propiamente dicha.

El caso es que hemos conseguido cabrearlo, porque le hemos pillado en falta, con un subidón de soberbia. Y la prueba de que la razón nos asiste la proporciona la propia familia de la víctima, uno de cuyas hijas ha declarado que la gente de La Moncloa les dijo que «Aznar es el presidente de la Nación y se pone donde él quiere». Es falso de toda falsedad, por tanto, que se abstuviera de acudir a Bilbao «para atender los deseos de la familia», porque la familia deseaba que fuera, si quería, pero no para presidir el acto. Como señala el editorial de El Mundo de hoy -que también nos llama «miserables» a los críticos de la pataleta presidencial-, nada le impedía, en todo caso, haber asistido a la manifestación de la tarde, y tampoco lo hizo.

¿Que él no se puede poner en un asiento de la sexta fila de la iglesia, porque no se lo permite la dignidad del cargo? Ésa es una excusa que sólo demuestra que, para él, ostentar el cargo a toda hora es más importante que homenajear a una víctima durante unos cuantos minutos.

Que es lo que «los miserables» queríamos criticar.

(Por cierto: ¿dónde ha quedado el principio de Mayor Oreja, aquél según el cual «las víctimas siempre tienen razón»?)

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (10 de noviembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/11/10 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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