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2003/03/07 06:00:00 GMT+1

Los huevos de Aznar

El bueno de Groucho Marx decía que la expresión «inteligencia militar» encierra una contradicción in terminis. Le perdían las ganas de ser cáustico.

Por supuesto que hay una inteligencia militar. De hecho, de todas las disciplinas mentales ajustadas a una especialidad, la militar es sin duda de las más inteligentes, dicho sea en el sentido más literal de la palabra.

Por imperativo de su finalidad, el pensamiento militar tiene un carácter esencialmente práctico. Como se sabe, muy buena parte de los avances científico-técnicos logrados por la Humanidad han venido de la mano de la investigación guerrera. Cosa bien lógica: el deseo de sobrevivir –de no ser aniquilado– aguza muchísimo el ingenio.

He estado releyendo estos días el De la guerra de Clausewitz. Por tiempo que pase, sus reflexiones sobre la guerra –que el buen prusiano nunca consideró como un arte, sino más bien como un singular trasunto de los modos propios del comercio– siguen mostrándose como prodigios de lucidez.

Hablo de Clausewitz, pero lo mismo podría referirme a cualquier otro gran teórico de la guerra.

Una de las cosas que siempre me ha llamado más la atención de los textos de los grandes estrategas militares, desde Lao Tse a Nguyen Giap, es su apego al sentido común. Su realismo es implacable. En realidad, la práctica totalidad de las grandes ideas del pensamiento militar están extraídas de la sabiduría popular.

Del destilado de la experiencia histórica acumulada por el común de los mortales. La mayoría nos las topamos incluso directamente en el refranero, aunque sea bajo formas menos pendencieras.

Cualquier estudioso de los principios de la guerra sabe, por ejemplo, que no cabe comprometer todas las fuerzas en una única operación. El refrán lo dice muy claro: es un error meter todos los huevos en la misma cesta.

Si Aznar hubiera leído a Clausewitz y supiera que la política y la guerra responden a reglas equivalentes, sabría que ha cometido un error de principiante. Se ha jugado su carrera al todo o nada. Ha metido todos sus huevos en la misma cesta.

Manifestándose más pro Bush que el propio Bush, ha apostado, además, con desventaja. Porque si finalmente Washington decide recular y retrasa el ataque, así sea para recomponer sus relaciones con Europa, él quedará en ridículo, como defensor del principio inapelable de que no cabía dar más plazos. Y si el ataque se produce de inmediato, a la vuelta de la esquina nadie se acordará de su contribución de correveidile.

Convendría que alguien le regale un par de libros de estrategia militar. O un refranero castellano, en su defecto.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (7 de marzo de 2003) y El Mundo (8 de marzo de 2003). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 7 de marzo de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/03/07 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: irak el_mundo usa 2003 guerra diario clausewitz aznarismo groucho preantología aznar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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