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2006/03/09 07:00:00 GMT+1

Libertad para mentir

Hay muchos hábitos de la política estadounidense que fascinan a José María Aznar, pero me da que entre ellos no debe de estar la aversión un tanto puritana que por allí sienten hacia la mentira. Es proverbial. Siempre se cuenta que Richard Nixon navegó sin mayor dificultad entre sus muchos desafueros, pero que acabó hundiéndose cuando tropezó con sus propias mentiras. Desde el momento en que se convirtió a los ojos del pueblo de EE.UU. en Tricky Dick («Ricardito el Tramposo»), su carrera política naufragó.

Afirma Esperanza Aguirre que Aznar es el mejor parlamentario que ha conocido la democracia española. Boris Vian sostenía que el término francés parlamentaire (parlamentario) es síntesis de dos palabras: parler (hablar) y menteur (mentiroso). Supongo que doña Esperanza, que es mujer de amplio conocimiento de la literatura internacional, estaba pensando en Vian cuando dijo eso del expresidente del Gobierno.

Porque lo de ese hombre empieza a constituir una manía. Todavía sigue fresco el aplomo con el que sostuvo que a él le constaba que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva («Créanme», nos pidió con aire compungido) cuando ahora nos obliga a lidiar con su afirmación de que jamás quiso negociar nada con ETA; que si envió a tres de sus principales asesores a Zúrich para entrevistarse con la dirección de lo que por entonces llamó «movimiento de liberación vasco» (¡lo dijo!) fue sólo para preguntarles si se rendían sin más protocolo o no.

Se ha pedido en el Parlamento que el Gobierno levante el secreto sobre los papeles del ex Cesid que se refieran a la reunión de los legados de Aznar con la dirección de ETA. No tengo inconveniente, pero recuerdo que ya existe un testimonio de aquel encuentro. La propia ETA dio a conocer una especie de acta de lo tratado y –a las hemerotecas me remito– el Gobierno no sólo no la acusó de mentir, sino que se apoyó en sus palabras para defenderse. Pues bien, aquel documento con aires de acta recogía, entrecomillándolas, unas palabras pronunciadas por uno de los enviados de Aznar, que dijo, en concreto: «No pensamos que ETA se va a rendir. No venimos a la derrota de ETA».

Hemerotecas aparte –que ahí están, de todos modos, para quien quiera repasarlas–, mi memoria es comparativamente buena, y me acuerdo bastante bien de aquellos tiempos, tampoco tan lejanos. Aznar no quiso discutir con ETA asuntos de estrategia política –dijo que eso debía abordarse en el «diálogo entre los partidos, incluida la izquierda abertzale» (sic)–, pero sí trató de negociar fórmulas que propiciaran el fin de la violencia terrorista, con el problema de los presos como asunto central. Igual que Zapatero.

Ahora el expresidente lo niega. Pero tiene suerte: España sigue sin ser todavía como EE.UU. Especialmente para lo bueno. Aquí se trata la mentira con una patética benevolencia.

Javier Ortiz. El Mundo (9 de marzo de 2006).

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2006/03/09 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: mentiras españa usa zapaterismo aznarismo zapatero eta euskal_herria 2006 euskadi aznar el_mundo nixon | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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