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2002/02/06 07:00:00 GMT+1

Las dos opciones de Mantero

He escuchado en mi entorno dos géneros de reflexiones sobre la salida del armario del cura de Valverde del Camino (Huelva), José Mantero: hay quien dice que es estupendo lo que ha hecho, proclamando su homosexualidad a los cuatro vientos y plantando cara a la jerarquía eclesial, y hay otra gente que afirma que sí, que vale, pero que, si tan en desacuerdo está con la disciplina de la Iglesia católica, que la abandone, y santas pascuas.

Ya sé que se trata de dos posiciones incompatibles, pero comprendo las dos.

Entiendo a los que sostienen que, cuando José Mantero hizo sus votos, ya sabía dónde se metía. Que firmó un pacto con la Iglesia católica que incluía determinadas condiciones, y que, si ahora aquel pacto ya no le gusta, lo que debe hacer es romperlo o tratar de renegociarlo, no tratar de alterar las condiciones por su cuenta y riesgo.

Mantero afirma que está «a gustísimo» en la disciplina de la Iglesia católica. O prescinde del hecho de que esa Iglesia cuenta con una doctrina oficial y una determinada organización interna (que ya es prescindir) o tiene un cacao mental de mil pares. ¿Cómo diablos puede alguien estar «a gustísimo» en una asociación que condena sus más íntimas querencias por activa y por pasiva?

Pero también comprendo a los que apoyan su intento de luchar desde dentro contra la hipocresía clerical. Ese combate tiene la virtud de colocar al alto mando católico ante sus propias contradicciones. Gracias a lo que ha hecho José Mantero, ha salido a la luz, ya para empezar, que al menos tres obispos españoles son gays. Deberían tener el valor de identificarse, a ver si también a ellos los suspenden a divinis. El presidente de la Plataforma Gay del PP, Carlos Alberto Biendicho, ha amenazado con dar sus nombres. Estas luchas internas (también la de los gays del PP) fuerzan a las estructuras más reaccionarias de la derecha social y política española a afrontar los tiempos que corren, lo que contribuye a acrecentar el clima general de tolerancia, que falta nos hace.

Se me dirá que con qué derecho me meto yo en las normas internas de un club del que no soy miembro. Pues con el derecho que me confiere el hecho de que ese club se financia en no poca medida con cargo al erario.

En todo caso, los que más gracia me hacen son ésos que consideran «puro estalinismo» que un partido expulse a un militante que disiente del conjunto de su línea política y llama a la rebelión interna, pero admiten sin rechistar que la Iglesia retire el carné de cura a alguien que se limita a organizar su vida privada libremente.

Javier Ortiz. El Mundo (6 de febrero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de marzo de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/02/06 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2002 iglesia el_mundo homosexualidad | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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