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2000/03/18 07:00:00 GMT+1

La izquierda indefinida

Urge deshacer un equívoco: no todos los que sostenemos que no resulta operativo dividir el panorama político entre izquierda y derecha estamos pensando en lo mismo. Ni mucho menos.

Los hay que pretenden que la división izquierda/derecha está superada porque las sociedades modernas ya no albergan grandes divisiones de ese género. Según ellos, lo que las ciudadanías actuales demandan a las fuerzas políticas es eficacia, administración honesta y sensatez, virtudes que -dicen- no remiten al terreno de la ideología, sino a los de la pericia técnica y la probidad personal.

No estoy en absoluto de acuerdo con ese punto de vista. No creo que exista ninguna eficacia que sea económica y políticamente aséptica. La experiencia diaria demuestra que casi todo lo que es eficaz y benéfico para unos sectores sociales tiene efectos negativos para otros. Las sociedades actuales siguen albergando intereses contradictorios, excluyentes. La paz social que vivimos en el presente no es fruto de la armonía general, sino de la capacidad de imposición de los unos y de la resignación de los más.

¿Por qué digo, entonces, que servirse del término izquierda mueve al equívoco? Justamente por eso: porque no da cuenta de una actitud ni siquiera mínimamente homogénea ante las contradicciones sociales.

No hay problema de trascendencia que divida a las sociedades de hoy en el que no nos encontremos con que la gente que se dice de izquierda está todavía más dividida que la propia sociedad.

Pongamos el caso de España: hay una izquierda que asume el vigente modelo neoliberal de construcción europea y otra que lo rechaza de plano; una izquierda centralista y otra federalista, o incluso separatista; una izquierda que está a favor de la OTAN y otra que la pone a caldo... Por abreviar: un término que mete en el mismo saco a Felipe González y al subcomandante Marcos, a Rosa Díez y a Arnaldo Otegi, a Barrionuevo y a Lasa y Zabala, a Tony Blair y a Gerry Adams, a Carlos Solchaga y a Julio Anguita, a Javier Solana y a Tirofijo, a Rodríguez Ibarra y a Angel Colom -digamos, por no prolongar más la lista- es un término que despista más que aclara.

Por eso he considerado siempre -y más concretamente en la última campaña electoral- que predicar la unión de la izquierda, de ese conjunto indefinido e indefinible, es un disparate. Sólo tiene de común la fantasmagoría de un término que la tradición ha enquistado en el lenguaje.

Decía René Descartes: «No disputaré por palabras, a condición de que me digan qué significan». Yo me apunto a lo contrario: me rebelaré siempre contra las palabras que no se ajustan a lo que fingen significar.

Javier Ortiz. El Mundo (18 de marzo de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de marzo de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/03/18 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: izquierda 2000 política el_mundo derecha | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

.¡Oh sapientisimo Kalikatres, como nos sigues enviando desde Jamaica esos puños de verdad tan atinados, tan actuales y pertinentes. Tu nos enviaste esta carta en el 2000, nos ha llegado hoy, el correo es lo que tiene, pero no hay apuro aunque una decada despues ha llegado justo a tiempo y no puede estar mas actual.Voy entendiendo porque Nostradamus siempre acertaba.Por acá, el patio mas entretenido que nunca, te hubieras divertido.Un gran abrazo amigo y hasta mas ver. 

Escrito por: flamboyan.2011/03/30 10:16:0.673000 GMT+2

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