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1999/10/16 07:00:00 GMT+2

La ilusión de la UE

Reconozco que me produce una gran admiración: la UE ha conseguido que la opinión pública española acepte su tinglado como si fuera el paradigma mismo de la democracia. Es fantástico. No sé en qué capítulo consignar tal logro: si en el de las grandes estafas del siglo o en el del ilusionismo de masas. En todo caso, es admirable.

La UE hace lo que se le pone en las narices sin consultar a nadie. Decide sobre lo divino y sobre lo humano sin tomarse el trabajo de enterarse de si los ciudadanos a los que teóricamente representa están a favor o en contra. O más bien haciendo todo lo posible para que los ciudadanos ni siquiera estén informados de que lo hace.

Por ejemplo: ¿sabían ustedes que se dispone a suscribir unos acuerdos con la Organización Mundial de Comercio (WTO, en inglés) que condicionarán toda nuestra vida? De aprobarlos, dará ya igual lo que pensemos sobre cómo deben organizarse las más variadas actividades, desde la construcción al turismo, pasando por la protección del paisaje, los medios de comunicación de masas, los servicios bancarios, los museos, la arquitectura, la investigación, la agricultura, la ganadería... Todo estará sometido a las nuevas leyes fijadas por la OMC. Incluyendo la Sanidad de los países de la propia UE, que ya no tendrá por qué ser pública, y que nada impedirá que esté controlada de arriba a abajo por empresas no solo privadas, sino incluso extranjeras.

¿Alguien les ha pedido permiso a ustedes para suscribir algo así? ¿Recuerdan haber votado en las pasadas elecciones a algún partido cuyo programa no ya preconizara, sino incluso sugiriera algo de ese género? No, ¿verdad? Pues tanto da: la UE lo refrenderá a finales de noviembre en Seattle (EEUU), y a partir de eso será indiferente lo que ustedes voten o dejen de votar cada cuatro años, porque ya ningún país -es decir, ningún electorado- podrá alterar por su cuenta esas normas internacionales.

Más ejemplos: en España habrá alimentos transgénicos nos gusten o no. Y centrales nucleares, nos gusten o no. Y no nos será posible proteger especialmente nuestras culturas autóctonas, porque eso contrariará lo que la OMC dice que es la libertad de comercio.

En suma: ya pueden ustedes ir olvidándose para siempre jamás del añejo concepto de soberanía. La OMC firmará su defunción en Seattle a finales de noviembre, con el amén de la UE.

Y ustedes, y yo, y los franceses de a pie, con su gobierno de la izquierda plural (juá, juá), y los ingleses, y los alemanes, y todo pichichi, con un palmo de narices.

Y que viva la UE, y que viva la democracia. Manda huevos.

Javier Ortiz. El Mundo (16 de octubre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de marzo de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/10/16 07:00:00 GMT+2
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