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2004/08/30 06:00:00 GMT+2

La felicidad

Fin oficial de las vacaciones de verano.

Hoy volvemos a Madrid.

Lo hacemos el 30, y no el 31, en parte para aterrizar con más suavidad en el comienzo del curso y en parte para no toparnos en la carretera con el anunciado follón de la operación retorno. Pero las cosas no funcionan obligatoriamente así. Un amigo alemán me habló el sábado pasado de un ideólogo nazi que sostenía que uno de los grandes problemas de los marxistas había sido dar por hecho que las masas acaban actuando conforme a criterios racionales. Según ese nazi, las grandes masas hacen cosas impredecibles en función de motivaciones absurdas, y por eso la Historia resulta tan rara.

Si se demuestra acertada esa vitriólica tesis -que, aunque provenga de un nazi, tampoco hay que rechazar porque sí-, puede suceder que esta tarde nos encontremos cerca de Madrid dos millones de astutos automovilistas que hemos adelantado nuestro regreso para no encontrarnos mañana con dos millones de automovilistas capullos.

De hecho, el año pasado regresamos el 31 y no encontramos nada que se pareciera a un atasco. Ni siquiera en la M-30. Había menos circulación que un domingo cualquiera.

Sea como sea, vuelvo a la rutina, aunque no con las ganas de cortarme las venas que sentía por estas fechas cuando era un trabajador asalariado.

El escritor por libre se escapa por partida doble de esa angustia: para él, ni las vacaciones son tan diferentes del trabajo (sigues escribiendo todos los días), ni el periodo laboral es tan distinto de las vacaciones (eres tu propio patrón y puedes pactar contigo mismo horarios, bajas y moscosos).

El cambio lo experimentas más por las personas que te circundan que por ti mismo.

Comentaba ayer con un amigo, aquí, en el jardín de la casa de Aigües, en medio de un silencio sólo roto por el canto de los pájaros -y por nuestra propia charla, claro-, mientras el sol iba tiñendo de añiles y rojos el cielo, cuán aleatorio -y cuan ideológico- es lo que cada cual entiende por calidad de vida. Para nosotros -convinimos-, la calidad de vida era eso de ese instante: una charla agradable, la buena amistad, un sitio tranquilo, un paisaje apacible, un clima benigno, una salud no decididamente decrépita...

Me quedé luego pensando en lo tramposo que es el dicho «El dinero no da la felicidad».

El dinero no da nada. No tiene voluntad, no toma decisiones. Lo que seguramente quería decir el inventor de la frase -no sé, supongo- es que no por vivir en un entorno de lujo eres necesariamente feliz.

Pero es que la felicidad tampoco es un hecho objetivo. Es un estado de ánimo.

Todo está en nosotros mismos. Todo consiste en ir eligiendo o identificando con cierta sabiduría las circunstancias que te hacen feliz. A ti, en concreto.

En mi criterio, el mucho dinero se convierte en un problema, pero sólo porque el dinero a mansalva atrae irresistiblemente a los gilipollas, y los gilipollas te amargan la vida.

Pero, claro, ésa es una opción ideológica. La gilipollez tampoco es un dato fijo.

De todos modos, la pobreza tampoco es una alternativa deseable. Porque la pobreza no atrae nada. Y tampoco te libra de los gilipollas.

Precisamente porque tengo en cuenta todo eso regreso hoy a Madrid. A ver si me voy ganando los mínimos que me hacen falta para financiar mi idea muy meditada de la felicidad, que me ha hecho saber que la felicidad es una hipoteca que, como todas, hay que pagarla a plazos. Y con dinero, claro.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (30 de agosto de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/08/30 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2004 | Permalink | Comentarios (3) | Referencias (0)

Comentarios

La felicidad.... tema dificil, yo creo que la felicidad no la dá el tener dinero, sino conformarse con lo que se tiene y saber disfrutarlo. (siempre que se tengan las necesidades mínimas cubiertas, claro, que para eso se necesita el dinero.)

Escrito por: aurora.2009/08/30 12:12:21.461000 GMT+2

Diré lo mismo que ya han dicho  el maestro JAVIER y AURORA, de otra manera:

Si no se pasa frío en invierno, ni calor en verano y se tiene comida suficiente para virvir -que no es lo mismo que vivir para comer-, el resto lo pone cada cual. Lo dice muy bien este refrán:

"NO ES MÁS RICO EL QUE MÁS TIENE, SINO EL QUE MENOS NECESITA"

Escrito por: Miren.2009/08/30 12:50:1.565000 GMT+2

No entiendo los dos primeros parrafos del artículo. Si Javier se hubiera topado con dos millones de capullos en su vuelta de vacaciones las masas hubieran respondido conforme a criterios racionales. Conforme al criterio racional de no toparse con un embudo de millones de automovilistas. Aunque claro que las masas respondan a criterios racionales es cosa absolutamente impredecible pero las motivaciones son raramente absurdas, asimilar el comportamiento de los pueblos al comportamiento del clima es muy propio de ideologos nazis que tan bien supieron manípular a las masas.

En cuanto al dinero y la felicidad creo que el secreto esta en pasar de "EL REINO DE LA NECESIDAD AL DE LA LIBERTAD"

 

Escrito por: leo.2009/08/30 20:04:46.731000 GMT+2

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