Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1994/08/24 07:00:00 GMT+2

La conjura republicana

Ha sido, con diferencia, la noticia más importante del verano. Salió publicada en La Vanguardia el lunes, firmada por José Luis de Vilallonga, y ayer la sintetizó El País: hay una conjura para derrocar al Rey y proclamar la III República. En su histórico artículo de denuncia, Vilallonga lo aclara todo. Primero, desvela quiénes son los conspiradores: Antonio García-Trevijano, Mario Conde, Pedro J. Ramírez -a estos dos no los menciona directamente, pero alude a ellos con referencias tan sutiles como inconfundibles- y un allegado a Alfonso Guerra, cuyo nombre no revela «por medidas de seguridad» (no se sabe de quién). En segundo lugar, deja al aire el peligrosísimo plan que han urdido: empezarán por atacar a la vez a Felipe González y Narcís Serra (¡qué conjunción más perversa!); luego, denigrarán al monarca hasta obligarlo a abdicar en favor de su hijo; después, sacarán partido de la bisoñez política del nuevo Rey para manejarlo a su antojo y, por último, lograrán que éste acepte sin chistar la llegada de la República.

Un observador superficial podría objetar que esta conjura no resulta demasiado verosímil. Aduciría que, para empezar, el alto mando de la conjura no es políticamente muy homogéneo. Pero es precisamente la variedad del grupo la que lo convierte en más peligroso: Conde aporta su dinero, el yate, su teoría sobre el Sistema y el apoyo de la masonería; el amigo de Guerra (¿será Calviño?), el aparato de Ferraz y el sostén de los descamisados; Pedro J. Ramírez, el sindicato del crimen, la red de agit-prop de EL Mundo y sus temibles intervenciones en Protagonistas. En fin, Trevijano, amén de «su formidable memoria» -que Vilallonga denuncia muy oportunamente-, puede lograr la tira de adhesiones prometiendo la vuelta de Guinea al seno de la Madre Patria.

Seguro que las mentes menos lúcidas afirmarán que no sólo la lista de los conjurados; que también su plan es tirando a rarito. Que no se sabe, por ejemplo, a cuento de qué han de atacar a González para acabar con la Monarquía. No comprenden que ése es justamente un punto de la mayor importancia: lo hacen para evitar que Don Juan Carlos, al abdicar, se equivoque de Felipe y pase los trastos a González.

Los escépticos aducirán que el plan de la conjura es demasiado alambicado para ser cierto, puesto que al final todo depende no ya de que el nuevo Rey Felipe se deje manipular, sino de que se deje manipular precisamente por ellos, y no por otros. Se ve que no tienen en cuenta el único rasgo de carácter que une a Ramírez, Trevijano y Conde: les gusta el riesgo. Si el plan fuera sencillo, no le verían la gracia.

Vilallonga ha vuelto a prestar un gran servicio a la Corona. Ahora, ya descubierta, la conjura carece de porvenir. Felicitémosle. Y hagamos extensivo nuestro reconocimiento a La Vanguardia y El País, que han demostrado también, publicando este audaz artículo, qué valor tienen.

Javier Ortiz. El Mundo (24 de agosto de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 27 de agosto de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/08/24 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: pedro_j_ramírez república 1994 la_vanguardia garcía_trevijano el_mundo mario_conde alfonso_guerra conjura monarquía vilallonga | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Espero que tras la publicación de este artículo hace 20 años haya meditado cuán ignorante de la ciencia política pudo llegar a ser y si le ha servido para mostrar a sus lectores la realidad, desmitificada, sin los eufemismos que, a fuerza de ser repetidos por la clases política y dominante o económica, pervierten la cultura y la conciencia social sobre la verdadera naturaleza de las cosas.

Escrito por: pepe.2014/10/14 23:17:11.844559 GMT+2

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)