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1998/04/08 07:00:00 GMT+2

Joaquín Navarro

La han emprendido contra él. Le avisaron: «Vamos a por ti». Y han ido a por él. En El País, en la Ser, en Canal Plus, en todos sus medios, propios y afines, que son muchos.

Le sacan que cuando era un pipiolo escribió un opúsculo de exaltación falangista. Prescinden de que muy poco después, cuando aún los vientos corrían helados, se hizo socialista y se opuso activamente al franquismo, como ciudadano y como juez, denunciando las torturas policiales -lo que le acarreó más de un disgusto- y defendiendo las libertades individuales y colectivas. ¿A qué se dedicaban ellos por entonces? Su gran patrón, a hacer buenos dineros editando los libros de texto del franquismo, actividad en la que no cesó hasta que ya no hubo libros de texto franquistas que editar. ¿Qué derecho tienen para criticar pecados de juventud ajenos? ¡Ellos, que colaboraron con la dictadura hasta sobrepasar de largo las fronteras de la madurez... y de la vergüenza!

Que quede claro: no defiendo al juez Navarro porque sea mi amigo. Es justo al revés: me honré en ser amigo suyo después de comprobar su carácter insobornable.

Presionan ahora con fuerza los Polanco y cía. al Consejo General del Poder Judicial, mano a mano con el baranda de la Sala Segunda del Supremo, para que Navarro sea sancionado duramente por díscolo. Le acusan de haber puesto de vuelta y media a otros jueces amparándose en su condición de magistrado. Citan sus artículos en El Mundo. Se equivocan. Certifico -puedo hacerlo- que Joaquín Navarro siempre ha firmado sus artículos sin otro título que el muy digno de su nombre y apellidos. Es el propio diario el que, en su caso como en todos, añade una breve nota final para identificar al autor. Navarro escribe en tanto que ciudadano, y ni PRISA -que bien que aplaudió sus opiniones en los tiempos en que le satisfacían-, ni el CGPJ, ni el presidente de la Sala Segunda del Supremo están legitimados para negarle el derecho a hacerlo.

Les pone nerviosos. Les altera que haya un juez que, sin pelos en la lengua, denuncie las maniobras que están haciendo para lograr la absolución de Barrionuevo y Vera, necesaria para facilitar el regreso triunfal de su adorado González. José Jiménez Villarejo, que habrá de presidir la Sala que los juzgue, ya ha manifestado que, si por él fuera, los dejaba ir sin condena. Tratan de ir callando las voces que puedan denunciar su bochornoso enjuague exculpatorio. La del juez Navarro entre ellas.

Suele decirse que son muchos los jueces que no se venden. Y así es. Unos porque, como Joaquín Navarro, no están en venta. Y otros porque no existe subdivisión de la moneda lo suficientemente pequeña para pagar lo que valen. Carentes de valía concreta estimable, no se venden: se prestan por temporadas a cambio de cualquier limosna.

Y es que la Justicia es como las águilas: puede subir hasta las cimas más altas, pero también descender hasta los más oscuros abismos.

Javier Ortiz. El Mundo (8 de abril de 1998). Subido a "Desde Jamaica" el 5 de abril de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1998/04/08 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: justicia cgpj cadena_ser joaquín_navarro el_mundo barrionuevo 1998 canal_plus el_país vera preantogía prisa | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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