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1995/12/02 07:00:00 GMT+1

Inteligencia militar

Ya conocen ustedes, imagino, el manido tópico: «Hablar de inteligencia militar es incurrir en una contradicción in terminis». Y el otro, de similar intención: «La inteligencia militar es a la inteligencia lo que la música militar a la música».

Las gentes de izquierda solemos menospreciar imprudentemente la capacidad intelectual de nuestros enemigos políticos. Tendemos a considerarlos irremediablemente poco dotados para el raciocinio. A todos en general. Y a los militares muy en particular.

Pero es un error. El pensamiento militar no sólo existe, sino que resulta de muy particular interés. Dado que debe aplicarse a asuntos de vida o muerte, en los que el margen de error permisible es mínimo, suele dar prueba de un estimulante apego a lo concreto y verificable.

A lo largo y ancho de la Historia, filósofos, ensayistas y pensadores se han dedicado a expresar sobre la guerra reflexiones tan profundas y moralmente enaltecedoras como inútiles. Los teóricos de la guerra, entretanto, han cumplido un papel práctico de mucho más valor: han estudiado cómo guerrear y vencer. Settembrini afirmaba que en la guerra vence «aquel que tiene un gran principio que defender». Karl von Clausewitz le corrigió con ruda crudeza: en la guerra vence aquel que logra destrozar más y mejor la fuerza viva del enemigo.

La teoría de la guerra no es útil sólo para matar gente y aniquilar países. Puede ser también aplicada a la política, como el propio Von Clausewitz subrayó. Por desgracia, hay muy pocos políticos que planean su acción de acuerdo con los sabios principios del arte de la guerra.

Tomemos el caso de Aznar. El líder del PP dice que está dispuesto a apoyar a Solana para que se vaya a la OTAN, porque de ese modo González tendrá que presentarse como cabeza de lista en marzo. Asegura que prefiere derrotarlo ahora y no tenerlo dando la murga como jefe invicto de la oposición. Yerra. Todo militar avezado sabe que se debe conjugar la audacia estratégica con la prudencia táctica. Hay que atraverse a todo desde el punto de vista de la guerra en su conjunto, pero cada batalla debe ser planteada con el máximo de garantías. «Uno contra diez en el plano estratégico, diez contra uno en el plano táctico», recomendaba Troung Chinh, el astuto estratega vietnamita. Si Aznar elaborara sus planes con inteligencia militar, se daría cuenta de que Solana es un enemigo mucho más asequible. Con Solana de jefe del felipismo, su victoria sería más segura.

Aznar cree que enfrentarse a Solana es poco. Quiere acabar ya directamente con González. Mal pensado. El escenario de la política no es un tablero de ajedrez. Las variables son casi infinitas. Nadie sabe qué habrá exactamente sobre el campo de batalla cuando acabe la primera escaramuza. Hay que empezar por ganarla, y luego ver.

Sería tragicómico que, al final, Aznar fuera víctima de un error típico de la izquierda: despreciar la inteligencia militar.

Javier Ortiz. El Mundo (2 de diciembre de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de diciembre de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1995/12/02 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1995 el_mundo felipismo guerra solana felipe_gonzález izquierda preantología aznar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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