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1996/11/23 07:00:00 GMT+1

González no es imbécil

Lo declaró Felipe González más de dos años antes de ser presidente del Gobierno: «Yo le digo a la gente que el político que entra sin un duro y sale del cargo sin un duro es un imbécil. El que entra sin un duro y se forra es un sinvergüenza. Y yo pregunto: ¿qué espacio nos dejan entre el imbécil y el sinvergüenza?».

El pensamiento en cuestión se lo comunicó a la periodista Nativel Preciado, que lo hizo público en el número 208 de la revista Interviú, con fecha 8 de mayo de 1980.

Suele darse por hecho que Felipe González y los suyos llegaron al Gobierno en 1982 henchidos de grandes ideales; que su lamentable degeneración vino después, según fueron acomodándose al Poder y cogiéndole el gusto.

Comprendo que a algunos les convenga esa versión de los hechos: les permite justificar su voto de 1982, y quizá también algún otro posterior. Pero es obvio que el González de 1980 -su reflexión lo delata- no se movía por el afán exclusivo de servir a la colectividad. Es posible que no supiera qué iba a hacer con la OTAN, la siderurgia o la construcción naval. Pero tenía clarísimo, a cambio, que no estaba dispuesto a entrar en La Moncloa sin un duro y salir igual. Y, como él no era «un imbécil» -no lo es: en eso hay unanimidad-, seguro que hizo desde el primer momento todo lo necesario para evitar que le pudiera suceder algo semejante.

Pero fijémonos con más detalle en la frase del joven González, que tiene su miga.

«El político que entra sin un duro y sale del cargo sin un duro es un imbécil». ¿Y por qué un imbécil, y no un altruista, sin ir más lejos? No lo argumentó. Se ve que para él se trataba de una verdad evidente por sí misma, que no necesitaba demostración. Habría estado bien que se explicara. Aunque sólo fuera para sacarnos de nuestro error a los imbéciles que creíamos -y aún creemos- que la política no debe servir para que los profesionales del ramo hagan dinero. Y para que no concluyéramos que, de lo contrario, más valdría que sólo se dedicaran a la política los que ya son ricos de antemano.

Otra observación a la frase: está claro que cuando hablaba de «salir sin un duro» no se refería al sueldo, puesto que para cobrar el sueldo no se requiere ni ser tonto ni ser listo; basta con estar en nómina, y todo individuo que se dedica a un cargo público lo está. Tenía que referirse, entonces, a salir con algún dinero suplementario.

Recapitulemos: salir sin un duro de un cargo público le parecía una imbecilidad; cuando hablaba de ganarse algunos duros no aludía al sueldo; tenía dudas de que hubiera un espacio practicable entre la imbecilidad y la sinvergonzonería...

A partir de eso, es inevitable la pregunta: ¿dónde, gracias a quién y cómo se ganó él esos duros que tan preocupado le tenían?

No lo sabemos. Pero quizá no lo sepamos precisamente por lo que sí sabemos: que no es un imbécil.

Seguro que se las ingenió para que nadie pudiera decir que él salió de La Moncloa como un imbécil.

Javier Ortiz. El Mundo (23 de noviembre de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de noviembre de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/11/23 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: el_mundo felipismo 1996 felipe_gonzález preantología interviú | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (2)

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Referenciado por: González no es imbécil 2011/11/23 11:42:0.525000 GMT+1

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