Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2007/04/28 07:00:00 GMT+2

Gómez Bermúdez

El juez Javier Gómez Bermúdez se molestó porque al testigo, Gorka Vidal, convocado a declarar en tanto que miembro de ETA, le entró la risa cuando le preguntaron si su organización tuvo algo que ver con los atentados del 11-M. Le conminó a ponerse serio, le señaló en tono cortante que lo que se juega en ese juicio es de una extraordinaria gravedad y le ilustró sobre cómo debía responder: «Dice usted no y se acabó». Tras lo que se puso a reflexionar en voz alta sobre los problemas que acarrea convocar como testigos a delincuentes.

El recluso compareciente, con independencia de lo que considerara el juez Gómez Bermúdez, tenía perfecto derecho a manifestarse sorprendido por la pregunta y a responder que le parecía absurda, entre otras cosas porque lo era, y de manera muy obvia. Se le pedía que testificara si ETA tuvo relación con los atentados del 11-M. El declarante puede que haya sido de ETA, pero no es ETA en su integridad. Él no puede estar al tanto de lo que han hecho o han dejado de hacer en uno u otro momento todos y cada uno de los miembros de la organización.

A nadie se le puede pedir que declare sobre algo que es imposible que sepa, de modo que, en todo caso, lo que debería haber hecho el presidente de la Sala es reclamar que se reformulara la pregunta para que el testigo fuera interrogado sobre asuntos de su posible conocimiento. ¿Tuvo él alguna relación con los atentados del 11-M? ¿Alguien perteneciente a ETA asumió ante él que la organización estuviera involucrada en esos crímenes? Si sí, pues sí, y si no, pues no.

En todo caso, lo que me pareció de aurora boreal es que el juez dictara al testigo el tenor de la respuesta que debía dar. El «dice usted no y se acabó» de Gómez Bermúdez es digno de una antología del cheli procesal.

Nada nuevo bajo el sol: se trata tan sólo de otra de las muchas chulerías con las que nos festeja cada vez que adopta esa pose tan suya de Ironside malagueño y retira la palabra a los acusados para que no pierdan el tiempo defendiéndose (¡qué manía!), abronca a los traductores, ridiculiza a los abogados –con los que luego se disculpa a escondidas, como si con eso arreglara algo– o da voces a los técnicos del equipo de sonido, para que quede claro que él es la Ley, en plan prota de Hollywood.

Lo que más me fascina de este juez es que está consiguiendo que su actuación me repatee a pesar de que la causa a la que se supone que favorece con sus salidas de tono es la que yo también defiendo. Ya sé que son muchos los que lo acogieron con las uñas sacadas en razón de sus antecedentes políticos, y que ahora lo festejan, porque empuja en la dirección que les gusta.

Supongo que el problema es mío, que no me gusta ganar de cualquier manera. Quisiera que la Ley fuera como se supone que debe ser: estricta, desapasionada, imparcial. Distinta.

Javier Ortiz. El Mundo (28 de abril de 2007). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de junio de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2007/04/28 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo gómez_bermúdez madrid 11m eta euskal_herria 2007 audiencia_nacional euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)