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2003/07/09 06:00:00 GMT+2

Germán Rodríguez, 25 años

Era por la tarde. La plaza de toros de Pamplona estaba de bote en bote.

Al final de la corrida, se montó jarana en un tendido. Unos mozos habían desplegado una pancarta rupturista y algunos carcas exigían que la quitaran. «¡Fiesta sí, política no!», etcétera.

De repente, sin que se supiera -sin que se sepa aún- a cuento de qué ni por orden de quién, aparecieron los antidisturbios, que cargaron indiscriminadamente contra quienes se encontraban en el ruedo, incluidos los chavales que estaban montando su propio festejo infantil. Los agredidos se refugiaron en los tendidos, desde donde empezaron a lanzar contra la Policía todo lo que encontraron a mano: botellines de cerveza, almohadillas, bocadillos... Enardecidos, los antidisturbios dispararon sus armas contra la multitud. Hubo muchos heridos de bala.

Cuando finalmente se retiraron y la gente pudo desalojar la plaza, la noticia de lo ocurrido corrió a toda velocidad por Iruña. Miles de personas se echaron a la calle a manifestar su indignación. Los enfrentamientos con la Policía fueron continuos no sólo durante el resto de la tarde, sino también por la noche. Hubo centenares de heridos, muchos de ellos de bala. Y un muerto: Germán Rodríguez, joven militante de LKI, al que le dieron un tiro en la cabeza en la calle Roncesvalles.

Se conserva una grabación de las comunicaciones policiales por radio.

-¡Repeled a esa gente! ¡No os importe matar! -dice uno.

-Haga el favor, retenga su lenguaje -le responde otro, probablemente jefe.

-¡A quienes hay que retener es a esos hijos de la gran puta, que nos están tirando de todo! -replica el primero.

No hace falta decir que la seudoinvestigación posterior no estableció ninguna responsabilidad. Ni siquiera pudo saberse quién disparó la bala que mató a Germán. Los policías guardaron silencio y la Justicia se lo permitió. El entonces ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, sentenció: «Lo nuestro son errores. Lo suyo, crímenes».

Han pasado 25 años. Ayer se realizó un acto en recuerdo de Germán donde fue asesinado, en el cruce de las calles Roncesvalles y Carlos III. Hay allí una estela de bronce en su memoria. En la plaza, muchas peñas renunciaron a tocar música y abandonaron el coso en silencio. Hubo luego una manifestación de protesta, no sólo por lo que ocurrió, sino también por cómo las autoridades, a todos los niveles, protegieron a los culpables.

Es hermoso que haya tanta gente en Pamplona que se niega a olvidar. Sobre todo cuando en tantas partes tantos han acabado por olvidarlo todo.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (9 de julio de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/07/09 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: martín_villa transición pamplona 1978 diario sanfermines 2003 euskal_herria germán_rodríguez euskadi ddhh navarra españa | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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