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2001/07/20 06:00:00 GMT+2

Gente marginal

Contaba anteayer en qué condiciones tan singulares estuve obligado a trabajar durante mi estancia en Penyiscola: sentado en un terrado para conseguir cobertura para el móvil a falta de línea telefónica convencional, escribiendo en el ordenador portátil en posición indigna de un anciano como yo. Bueno, pues en esa misma posición estaba ayer, dispuesto a actualizar la página auxiliado por unos cuantos apuntes garabateados en un papel, cuando de pronto se desató una tormenta que hubiera hecho las delicias de cualquier amante de las cumbres pirenaicas. Metí a capones en la web una nota sobre la imposibilidad de seguir adelante en el intento y salí cingando antes de que la lluvia me arruinara el portátil.

En el papelín en cuestión, que se malogró con la lluvia, llevaba anotada una frase que había escuchado horas antes en la radio. Entrevistaban a alguien que creo recordar que dijeron era Guillermo Kirkpatrick, o algo así, y que representa al Gobierno de Aznar en no sé qué organismo europeo. El caso es que le preguntaron qué clase de personal integra el movimiento antiglobalización, que tanto ruido está armando ahora mismo en Génova. El hombre respondió: «Es gente marginal, pero extremadamente violenta».

Sé por experiencia que, salvo casos muy excepcionales, los políticos profesionales no dicen casi nunca tonterías por su propia cuenta. Suelen recibir del alto mando de su partido papeles que les orientan sobre cómo y qué contestar si son interrogados sobre tales o cuales asuntos de actualidad. Luego, cada cual sigue con más o menos gracia y sutileza las instrucciones recibidas. Todo indica que éste respondió dando la versión más escueta y seca del guión.

Son las dos líneas en las que más están trabajando los propagandistas de la globalización: insisten en que sus opositores somos, en realidad, muy pocos y en que, además, sentimos un espacial gusto por romper cuanto pillamos a nuestro paso.

Puestos sobre el tapete estos dos argumentos, tienen que tratar de que los hechos no los desmientan demasiado.

Para reforzar la idea de que somos pocos, no dudan en tomar medidas contrarias a los derechos democráticos: el de la libre circulación de las personas, singularmente. El Gobierno italiano lo ha hecho estos días. El de Aznar ha dicho que lo hará el año próximo. Todo sea con tal de dificultar la llegada de manifestantes al lugar de la convocatoria.

Luego está la cosa de la violencia. Para demostrar la ferocidad del movimiento antiglobalización, introducen en su seno elementos provocadores a sueldo, que incitan a los manifestantes más exaltados a realizar acciones violentas, o que las emprenden directamente ellos mismos. Es una vieja táctica, practicada por todos los guardianes del orden del mundo entero desde tiempo inmemorial. Lo de las cartas bomba de Italia apesta a 1.000 kilómetros de distancia.

Son sus dos líneas de trabajo principales en la actualidad. Conviene tenerlas en cuenta, para contrarrestarlas.

P.D. ¡Ah, por cierto! Mañana esta web cumple su primer año.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (20 de julio de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/07/20 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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