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1999/05/18 07:00:00 GMT+2

Franquistas

En la Francia de posguerra, los pocos que podían exhibir títulos de resistencia contra la ocupación nazi eran tratados con pública reverencia. No sólo los gaullistas del CNR: también los pro-comunistas de las FTP. Eran héroes colectivos.

Supongo que fue un modo de lavar la mala conciencia de la inmensa mayoría, que no movió un mal dedo ni contra los nazis ocupadores ni contra el régimen títere de Vichy.

Por contra, aquellos que habían colaborado activamente con el nazi-fascismo -en la represión de la resistencia, en la gestión de sus desmanes, en su propaganda, etcétera- fueron condenados al ostracismo, cuando no a penas de cárcel, directamente.

En España no se ha reservado ningún trato de favor a quienes tuvieron el detalle singularísimo de combatir el franquismo. Imagino que eso se debe a que, así como en Francia hubo claramente un antes y un después del liberticidio, aquí no. El franquismo no fue derrotado en ningún momento preciso -más bien se ha ido extinguiendo poco a poco: todavía está en ello, si bien se mira-, así que tampoco hay demasiadas medallas que colgar.

En cierto modo es de agradecer, porque, al no tener el combate contra el franquismo un fin claro, tampoco tenemos excombatientes. Desertores sí, muchos. En tropel. Pero no excombatientes. Los excombatientes suelen ser muy pesados.

En consonancia, tampoco se ha desdeñado -y menos aislado, y todavía menos condenado- a los lacayos a sueldo de la dictadura: políticos, ideólogos, poetas, escritores de toda suerte, artistas, periodistas...

La consideración que se ha reservado a esa gente ha pasado por dos fases.

En una primera, se hizo como si nadie se acordara de lo que habían estado haciendo. Como si carecieran de pasado. O mejor: como si todos careciéramos de pasado. Como si el pasado no existiera.

En una segunda fase, se pasó a admitir que su historial es el que es, pero tratándolo como si en realidad tampoco resultara tan indigno. Pecadillos de juventud. O ni siquiera pecadillos: cosas que pasan. ¿Que el uno fue censor? ¿Que el otro -o el mismo- se ofreció como delator a la policía? ¿Que actuó efectivamente como delator? Pelillos a la mar.

Una cosa es que la vida pública española pase olímpicamente de biografías personales y que a nadie se le afee que se hiciera el longuis o incluso echara una mano cuando a sus vecinos los estaban torturando y encarcelando porque demandaban libertad, y otra que aquellos miserables lameculos del franquismo tengan la santa caradura de presentar ahora su trayectoria como un espejo de perfecciones.

Y conste que esta vez, en concreto, no estaba pensando en Rodolfo Martín Villa. Se me había ido el pensamiento más bien al gremio de los literatos.

Javier Ortiz. El Mundo (18 de mayo de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de mayo de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/05/18 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: martín_villa el_mundo 1999 francia franco vichy franquismo españa | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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