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1996/03/31 08:00:00 GMT+2

Este vil... y los otros también

Juezopatología.- Se entiende por juezopatología la Ciencia dedicada al estudio de las enfermedades mentales de los presuntos aplicadores de la Justicia. Se trata de dolencias de sorprendente variedad sintomatológica, pero caracterizadas todas ellas porque las contraen los jueces, pero las sufrimos los demás.

Buerenitis, moreirosis y tecepatía.- Entre las más conocidas juezopatías está la buerenitis, que empuja al juez a quitarse la toga y salir corriendo, cual vaca loca, así que le cae en las manos un sumario que causa problemas al Poder (v.gr.: Lasa y Zabala).

Es bien conocida igualmente la moreirosis o «síndrome del auto de choque», que incita al juez a dictar un auto imponiendo una fianza de miles de millones, a elaborar a continuación otro rebajándola a algunos cientos y a dictar luego otro más suprimiéndola por completo. También puede impulsarle a ordenar el encarcelamiento de alguien por la mañana para dejarlo en libertad por la tarde. Tiene esta enfermedad la ventaja de que anima mucho la actualidad y permite a los abogados hacer reñidas apuestas sobre qué otros giros inesperados sufrirá el comportamiento del juez antes de que llegue la ambulancia y le pongan de una vez la camisa de fuerza.

La tecepatía o «espasmo del Tribunal Constitucional (TC)» es otra morbidez curiosa, ésta de tipo colectivo. Los magistrados que la padecen se empeñan, por razones incomprensibles, en asomarse a la ventana y comprobar hacia dónde sopla el viento antes de dictar sentencia, pese a lo cual no siempre hacen un papel airoso.

Estevillitis.- La estevillitis es una dolencia caracterizada por la atresia de todos los circuitos de la vergüenza, lo que provoca un estado de desinhibición y desparpajo total. El juez que padece este brote esquizoide puede hacer las cosas más singulares: desde meter en la cárcel a gente nada más que porque le cae gorda -para que se chinche-, hasta aceptar que Javier de la Rosa le pague una estancia en el hotel Ritz de Madrid, por el aquel de la comodidad. La estevillitis tiene efectos pecuniarios realmente maravillosos: quien la padece puede hacerse, entre sentencia y sentencia, con una fortunita de 750 millones de lo más apañada. Pero su desapego por el dinero es tal que se olvida de que lo tiene, razón por la que no lo declara a Hacienda. Es tan desapegado que incluso se deja los millones por ahí: acaba de descubrirse que Estevill se olvidó un puñado en una cuenta en Suiza. Qué atolondrado.

Es este altruismo el que movió a varios partidos políticos con aspiraciones a partidos judiciales, siempre preocupados por el buen gobierno de la Justicia, a apoyar la candidatura del juez estevillítico al Consejo General del Poder Judicial, al que una vez llegado se aferró con uñas, dientes y cartera.

Pascuales.- Hay dos tipos de jueces pascuales: el tipo Pascual Estevill y el tipo Pascual Sala. Ninguno de los dos es tipo Cordero Pascual: no están nada dispuestos al sacrificio.

¿Qué tienen en común?.- Bastantes cosas. Por ejemplo: ambos coinciden en que, cuando emiten un fallo, fallan.

También se parecen en que su toga está hecha de una tela muy especial: de tela de juicio. (En realidad, ellos mismos son tela marinera.)

Ambos están también muy preparados para ejercer la función arbitral: tienen una larga experiencia en la toma de decisiones arbitrarias.

Otro rasgo común: ninguno de los dos son jueces ordinarios. Son realmente extraordinarios.

Otro más: ambos, como Pascuales que son, han hecho mucho la Pascua.

En fin, los dos son muy buenos para apelar. Cuando se ponen a pelar a alguien, lo dejan totalmente pelado.

¿Y en qué se diferencian?.- Pascual Estevill no quiere irse del CGPJ. Debe creer que, si sigue haciendo favores al PP y CiU, estará más protegido. Sala, en cambio, está loco por echarlo del Consejo, y por eso ha lanzado contra él varias filípicas. Varias filípicas y no pocas gonzálicas.

No deja de ser paradójico que las dos preocupaciones mayores de Pascual Sala lleven su nombre y su apellido: Pascual (Estevill) y Sala (Segunda del Supremo).

Estevill y Sala se diferencian también en que el primero, si consigue que no le condenen demasiado, tal vez termine de juez de Paz, en tanto que el segundo, si González le da la espalda, lo mismo acaba de juez de Guerra.

La Justicia.- Por culpa de tanta patología, la Justicia -que ya era ciega, la pobre- tiene ahora también problemas en los pies y en el oído, que afectan gravemente a su sentido de la orientación. Hay quien dice que, en vez de llevar una espada en la mano, debería llevar ya directamente un oros.

Javier Ortiz. Zooilógico, El Mundo (31 de marzo de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de septiembre de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/03/31 08:00:00 GMT+2
Etiquetas: justicia zooilógico corrupción el_mundo 1996 pascual_estevill | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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