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2001/10/17 06:00:00 GMT+2

Esporas y dinamita

Confieso que me tiene perplejo todo el ruido mediático que se ha montado a propósito de la supuesta guerra bacteriológica. De momento, si las cuentas no me fallan, el ya famosísimo ántrax (por cierto, que los perseguidores de anglicismos se tranquilicen: anthrax es vocablo grecolatino de recia estirpe) solo ha matado a una persona en EE.UU.

Se trata del ataque bélico menos cruento de la Historia. Con apabullante diferencia.

¿Qué pasa, que a los terroristas ya no les queda ni para sellos? Unos pocos envíos postales con unas esporas que ni siquiera resultan mortales si la infección se detecta a tiempo constituyen una ofensiva bacterio-terrorista francamente endeble. No veo yo a gente que acaba de organizar una matanza de grandes dimensiones como la de las Torres Gemelas extendiendo carta a carta esta infección, mucho menos mortal que cualquiera de las epidemias de gripe típicas de la estación en que nos encontramos. ¿Estarán haciendo un mero test, previo a un ataque masivo? Lo ignoro, pero nadie ha dado el más mínimo dato no ya que avale esa hipótesis, sino incluso que anime a formularla.

Mi extrañeza se acentúa cuando compruebo el interés que ponen las máximas autoridades estadounidenses en tomarse lo del ántrax como una peligrosísima agresión terrorista. No se parecen en nada a los dirigentes que negaron hace unos años erre que erre la existencia del llamado síndrome del Golfo, por más que las bajas causadas por aquel misterioso mal fueran desoladoramente numerosas. ¡Cuán extraño cambio, de padre a hijo! Ahora, los colaboradores de George Bush Jr. especulan libremente, a micrófono abierto, sobre la naturaleza del fenómeno y sobre sus posibles causantes. Incluso anuncian casos de probable infección que resultan desmentidos en cuanto se realiza el correspondiente análisis. Tal se diría que no sólo no tuvieran miedo de sembrar el pánico, sino que lo estuvieran fomentando, para que no decaiga el fervor bélico de la población.

Entretanto, mientras los periódicos y los noticiarios rebosan de gruesos titulares sobre el ántrax, las bombas siguen cayendo sobre Afganistán. Día tras día. Hora tras hora. Y matan. Muchísimo más que el ántrax, puedo asegurárselo.

Las organizaciones humanitarias anuncian que los bombardeos están impidiendo que llegue a la zona el material asistencial imprescindible para que, cuando se abata el invierno sobre aquel depauperadísimo lugar del globo, la hambruna no diezme a la pobre gente que aún quede en pie. Pero sus angustiados lamentos apenas encuentran eco.

Asocio la aparatosa orquestación de lo uno y el cuasi silencio sobre lo otro y me pregunto si lo del ántrax no tendrá menos de infección bacteriana que de intoxicación mediática.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social y El Mundo (17 de octubre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de abril de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/10/17 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo afganistán diario guerra_del_golfo bush 2001 11s ántrax | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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