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2002/01/13 06:00:00 GMT+1

En estado de Alierta

El presidente de Telefónica, César Alierta, ha destituido por la brava a los principales directivos de Telefónica Media, empezando por los responsables de sus dos expresiones empresariales más visibles, Onda Cero y Vía Digital.

Para justificar su brusco golpe de mano, Alierta ha apelado a los malos resultados económicos de la rama mediática de la empresa que preside. Razones no le faltan: está perdiendo dinero a base de bien. Pero, de ser ésa su motivación fundamental, habría realizado el giro de manera menos traumática para la propia imagen del grupo.

A nadie se le escapa que el factor desencadenante de la crisis ha sido la publicación en El Mundo de una llamativa noticia sobre los beneficios descomunales que hizo en Bolsa un sobrino de Alierta sirviéndose de información privilegiada. El PSOE ha pedido que se investigue el caso y el mandamás de Telefónica ha montado en cólera.

Su brusco giro tiene todo el aspecto de ser un ataque frontal contra la dirección de El Mundo, que había conseguido un poder de influencia en el grupo -y muy particularmente en Onda Cero- sin proporción alguna con su participación económica.

Para tratar de retomar el control de la situación, Alierta ha recurrido a Juan Kindelán, directivo del grupo Recoletos, que es destacado accionista de El Mundo. Kindelán será el nuevo hombre fuerte de Onda Cero. La cúpula de Recoletos, como se sabe, está muy vinculada al Opus Dei. Se dice -ignoro con qué fundamento- que ni los jefes de Telefónica ni los de Recoletos ocultaban desde hace meses su descontento ante los intentos del director de El Mundo de liderar políticamente el grupo.

El problema de fondo, en mi criterio, está en la incoherencia de las sucesivas iniciativas, auspiciadas por Aznar y siempre con Telefónica como núcleo, para constituir un gran emporio multimedia que pueda enfrentarse con éxito al grupo Prisa. Aznar cuenta con el favor de gente que tiene dinero y con el de gente que tiene ideas. Pero los que tienen el dinero no tienen ideas, y los que tienen ideas tienen -comparativamente hablando- muy poco dinero. Villalonga antes, Alierta ahora, se han revelado como empresarillos sin criterio político, incapaces de entender la amplitud del juego, a los que al final les vencen tanto las ganas de meterse en negocios lucrativos -e incoloros- como los celos que les suscitan quienes tratan de dictarles lo que deberían hacer con el dinero que ellos controlan.

No tengo ni idea de cómo acabará la contienda. Pedro J. Ramírez se ha expuesto mucho desde el punto de vista empresarial. Ha bajado demasiado sus defensas accionariales. Empeñado en controlar el salón del trono, ha dejado que el rival le ocupe buena parte de la cocina. Y tiene en su propia casa demasiados aspirantes al puesto de cocinero mayor. Demasiado gran visir que aspira desde hace tiempo a ser califa en lugar del califa.

Imagino que Polanco se estará frotando las manos.

Admito que el asunto me produce una cierta melancolía.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (13 de enero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 21 de febrero de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/01/13 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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