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1991/04/16 07:00:00 GMT+2

Emprender el otro camino

El atentado de ayer en San Sebastián pone de manifiesto en toda su brutal crudeza la realidad que Euskadi está viviendo hoy en día. Una realidad dentro de la cual la muerte -incluyendo la de personas inocentes, ajenas al enfrentamiento entre el Estado y ETA- se convierte en dato cotidiano.

El atentado venía a producirse el mismo día en que este periódico daba a conocer la existencia de planes encaminados a una reedición de las conversaciones gobierno-ETA, con posible escenario en Suecia. La simultaneidad de ambos hechos hizo que muchos responsables políticos se creyeran doblemente obligados a declararse en contra de toda posibilidad de negociar, y a ello dedicaron buena parte de la jornada.

Es una reacción que parece haberse convertido en rutinaria: todo atentado mortal provoca su correspondiente cantidad de declaraciones opuestas al diálogo con ETA. Como si rechazar toda forma de diálogo fuera el mejor modo de mostrar energía a la hora de oponerse a la tragedia. O, al revés: como si defender una salida política apoyada en el diálogo entrañara alguna forma de complicidad con los que matan.

Es cierto que resulta muy problemático hablar de negociación cuando la conciencia colectiva se halla estremecida por la barbaridad de sucesos como los de ayer. Problemático, chocante y, para muchos, también difícil de entender. Porque son momentos más propicios para las respuestas viscerales, dictadas por los sentimientos, que para reflexiones mesuradas, fruto de un ejercicio racional.

Pero los responsables políticos tienen la obligación, sobre todo cuando se afrontan problemas de tan honda gravedad, de no actuar movidos por la visceralidad. Deben hacerlo imperiosamente, porque la visceralidad, reiteradamente utilizada desde hace más de una década como fundamento político, se ha mostrado en la práctica totalmente inhábil para poner coto a aquello que pretende combatir.

No son momentos en que sea fácil defender la necesidad del diálogo, digo. Pero es en estos momentos cuando urge hacerlo más que nunca.

Si partimos todos del acuerdo de que hay que poner las condiciones necesarias para librarnos de la pesadilla, habremos de convenir en que las viejas fórmulas, con sus viejas condenas y sus viejísimas proclamas de cerrazón, ya han demostrado suficientemente su inutilidad.

Yo no sé cuándo, cómo y desde qué premisas habrá que sentarse a hablar. Pero sí sé que hay que hacerlo, y cuanto antes. Urge ofrecer soluciones. Evitar los callejones sin salida.

Todo el tiempo que tarde en asumirse esa necesidad será un tiempo regalado a la muerte.

Javier Ortiz. El Mundo (16 de abril de 1991). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de abril de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1991/04/16 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: 1991 violencia eta euskal_herria euskadi el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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