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1994/07/20 07:00:00 GMT+2

El sueño de la Razón

Cada día que pasa lo veo con mayor claridad: mi manía de buscar la razón de todas las cosas es enfermiza.

De hecho, se me manifiesta de una forma tan obsesiva que, incluso cuando sueño, en vez de soñar como todo el mundo con disparates de ésos que luego los psicoanalistas se empeñan en descifrar -a veces con desagradable éxito-, a mí me da por tener sueños en los que no paro de razonar.

Les pondré un ejemplo: anoche soñé con el paso de Cristo por la tierra. Y, como era de temer, al punto me puse a racionalizar el evento. «¿Por qué hubo de elegir Dios una época tan rara para enviar a su Hijo? -me preguntaba en mi pesadilla-. No es lógico».

Detallaré los hondos problemas onírico-racionalistas que se me pasaban por la cabeza. Primero: Cristo vino al mundo cuando la Humanidad llevaba ya cientos de siglos de trajín. Puesto a demorar la buena nueva, ¿por qué no se esperó veinte siglos más, hasta nuestro tiempo, de modo que su presencia pudiera ser conocida en un santiamén y en todas partes? Segundo: el problema no es sólo de celeridad; también de fiabilidad: de haber habitado Jesucristo en la actualidad, todos habríamos sabido fielmente de su vida y milagros, sin necesidad de apóstoles. ¿No le importaba eso? Tercero: Cristo, al optar por venir al mundo en una época en que las comunicaciones eran un desastre, ¿no concedió un extraño privilegio a los habitantes de Palestina sobre el resto de la Humanidad, privando a la mayoría de ésta de la posibilidad de acceder a su magisterio durante siglos y siglos?

Como los sueños se atienen a sus propias leyes, y el rigor no es una de ellas, imaginé una explicación absurda: me dije que quizá decidió nacer entonces para que quedara fijado el año 0 de nuestra era. Pero enseguida emergió el racionalista que llevo dentro, y me acordé de que, según algunos estudiosos, ni siquiera nació en el año 0, sino en el -3, o por ahí. Con lo que durante un rato mi sueño se convirtió en un puro galimatías, hasta que me resigné a la idea de que, por lo visto, Cristo vino al mundo... en el año 3 antes de Cristo.

Pero lo que más me torturaba en mi sueño era el pensamiento de que el Todopoderoso, al optar por encarnarse en aquel tiempo y lugar, prefirió a unos humanos sobre otros. «¿Será verdad que hay un pueblo escogido? -me decía-. ¿O lo fue, pero cayó en desgracia más tarde? ¿No nos quiere El iguales? ¿Es posible que le importara que su mensaje llegara a los judíos, pero que no tuviera prisa alguna porque lo conocieran esquimales, incas, cafres o japoneses?».

Al poco desperté. ¡Qué alivio! Recordé que soy ateo y todos esos enigmas no me conciernen.

Pero al cabo de un rato me encontré tratando de dilucidar por qué tanta gente sigue votando al PSOE. Y es que lo mío, ya ven, son los desafíos a la Razón.

Javier Ortiz. El Mundo (20 de julio de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de julio de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/07/20 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: jor ateísmo 1994 el_mundo | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

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Estamos más fichados que el copón, nunca mejor dicho.

Hace unos días estuve haciendo búsquedas por internet de una máquina de fotos e informándome sobre ella en diversas páginas. Algún bicho se me coló en el ordenador, porque desde entonces, cada vez que entro en una página con espacios publicitarios me aparecen casi en exclusiva anuncios de la cámara que estaba buscando. En las mismas páginas, en otro ordenador, me salen anuncios de otras cosas, más acordes con la época (viajes, hoteles, etc).

Supongo que aquí pasa lo mismo. El artículo menciona a Cristo, su padre, su negocio, sus asalariados, y toma publicidad sobre el tema en el margen de la página. Otro ejemplo es el del artículo “Sobre perros y collares” del día 25. Al lado hay un anuncio de pienso para perros. Uno inquietante es el del día 23, “Libertad de expresión”. Lo de al lado es un anuncio de una empresa de seguridad.

Me da pena comprobar cómo insisten en colarse impunemente en nuestras vidas, cómo dan el coñazo una y otra vez tratando de dirigir nuestros gustos y apetencias.

Alguno dirá que no es tan malo, que en todo caso nos facilitan la labor porque nos ofrecen cosas relacionadas con lo que estamos viendo. Pero es que también quiero más libertad de elección, que no quiero que me atosiguen. Vale que las páginas web tienen que tener publicidad para mantenerse, pero que no sean tan descarados. Porque a veces pasa como hoy: el resultado es un sarcasmo redondo. Sólo falta ponerle al rostro del Cristo unas gotas de sudor de circunstancias y una media sonrisa de “¿pero de qué cojones está hablando este tío de al lado?. Así no vendo ni hostias”.

Ya sé que todas estas cosas de la publicidad en las páginas web están automatizadas y escapan al control de los administradores. Pero que conste mi protestita.

Escrito por: Txema.2011/07/29 10:03:33.383000 GMT+2

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