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2001/09/03 06:00:00 GMT+2

El síndrome posvacacional

Escucho a un psicólogo que se queja de la frivolidad con que los medios informativos llaman «síndrome» a cualquier malestar, por pequeño que sea. Dice que la desazón que sufre buena parte de la población laboral cuando termina sus vacaciones no es un verdadero síndrome, sino eso: un pequeño fastidio pasajero.

No estoy de acuerdo. Me parece que la generalización que él hace también es una frivolidad.

Hay casos y casos.

Lo sé por mí mismo. Hubo un tiempo en que no me costaba lo más mínimo regresar al trabajo. Incluso volvía a la faena con ganas. Estar todo un mes de vacaciones me parecía excesivo: sostenía que con 15 días bastaba y sobraba. Luego pasé a considerar que tres semanas era probablemente un plazo adecuado. Más tarde me apunté a la opción del mes completo. Fue a partir de 1996, tras la victoria electoral del PP –no hay nada de casual en ello–, cuando empecé a reintegrarme con franca desgana a la rutina laboral.

A la altura de 1999, mi desgana ya no era un mero fastidio. Constituía un profundo decaimiento. Y lo que es peor: no tenía nada de pasajero.

Es evidente que existe una relación directa entre el grado de satisfacción intelectual y sentimental que cada cual obtiene en su trabajo –la compensación económica en este caso es secundaria– y la gana o la desgana con que lo afronta.

Actualmente mi trabajo tiene diversas facetas. Algunas no se me hacen en absoluto cuesta arriba. Al contrario, me divierten. Prueba de ello es que he seguido escribiendo durante las vacaciones. Es decir que, en ese sentido, no he tenido vacaciones.

Pero comporta también ciertas obligaciones laterales que me deprimen. En particular, la de tener que enfrentarme cara a cara con individuos que me resultan profundamente detestables.

Conozco puñados de gente que es eso lo que peor llevan de la vuelta al trabajo: la obligación de soportar otra vez a personajes intrínsecamente odiosos. Jefes, por lo general.

Decía Hobbes aquello de que «el hombre es un lobo para el hombre». Pues no digamos nada para el cordero.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (3 de septiembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/09/03 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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