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1996/05/15 07:00:00 GMT+2

El riesgo de pensar

Mi buen amigo Gervasio Guzmán tiene la manía de reflexionar sobre el porqué de las cosas. Su pregunta favorita es: «Y eso, ¿por qué?».

Ya de jovencito ese hábito suyo le trajo no pocos problemas. Las chicas huían de él despavoridas. Les colocaba interminables ristras de silogismos relativos al equilibrio del terror atómico, los peligros de la lógica del capital financiero o los graves desastres que podría acarrear atenerse a la doctrina del Deuteronomio. Han pasado treinta años, pero en eso no se puede decir que haya cambiado nada.

Lo pude comprobar el otro día.

Estábamos en una pequeña fiesta privada cuando se le acercó una joven de vestido negro, ojos negros y pelo negro que, probablemente para hacer juego, fumaba tabaco negro. Le pidió un cigarrillo.

-¿En qué piensas? -le dijo con sonrisa no menos oscura.

-Meditaba sobre la unidad de pecado -le contestó Gervasio.

-¿Perdón?

-La unidad de pecado.

-Ah.

-Verás -se animó Gervasio-. Según la Iglesia católica, uno puede cometer muchos pecados. No sólo de modo cualitativo: también tiene la posibilidad de pecar varias veces contra el mismo mandamiento. Pero, si una misma persona puede cometer varios pecados de tipo análogo, debemos concluir que es factible sumar los pecados. De lo que se infiere que existe una unidad de pecado.

Mi amigo Gervasio prosiguió:

-...Y ahí llegamos al problema. Porque supongamos que se trata de un pecado cometido contra el sexto mandamiento. Imaginemos que dos personas pasan la noche juntas sin estar casadas...

La joven de negro torció el gesto, pero mi amigo Gervasio estaba demasiado abstraído como para apercibirse del detalle.

-Bueno, pues ésa es la cosa. Lo que hagan durante toda la noche, ¿forma parte del mismo pecado o son varios? ¿Qué espacio de tiempo debe mediar entre una actividad pecaminosa y otra para que deje de ser el mismo pecado? ¿Basta con parar a fumar un cigarrillo? ¿Y si se duermen y se despiertan al cabo de una hora y siguen?

La chica de físico y uniforme sombríos le interrumpió.

-Perdona: ¿eres católico?

-¿Quién, yo? -saltó Gervasio como si le hubieran tomado por marciano-. No; para nada.

-¿Y entonces? ¿Qué más te da todo eso?

-¡Cómo que qué más me da! Plantea un problema de lógica. Sencillamente, me intriga, y...

-Oye, ¿por qué no lo comentas con Armando? Es ése grandote que está junto a la ventana. Es católico. Seguro que sabe mucho de eso.

Le cogió dos cigarrillos más, le dedicó una sonrisa helada y salió zingando.

Gervasio se me acercó.

-¿Has visto? ¡Y eso que le he hablado tan solo de la unidad de pecado! ¿Te imaginas qué hubiera hecho si me meto con la lógica de la organización social?

-Dejar de escucharte todavía antes. Es lo usual -le repliqué.

Y nos fuimos para casa.

Javier Ortiz. El Mundo (15 de mayo de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de mayo de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/05/15 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: gervasio_guzmán preantología el_mundo miscelánea 1996 | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Maravilloso xD

Escrito por: Ego.2011/05/19 16:38:26.204000 GMT+2

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