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2002/11/09 06:00:00 GMT+1

El modelo norteamericano

El artículo que viene a continuación aparece hoy publicado en El Mundo. Como se verá, repito en él un par de argumentos ya esgrimidos en un apunte anterior de este Diario. Lo reproduzco, no obstante, para que tengan constancia de él aquellas lectoras y lectores de esta web que no tienen acceso a la edición electrónica del periódico.

Los horrores de la realidad norteamericana tienen por lo común una doble dimensión: la que acarrea su propia existencia ultramarina y la que aportan en tanto que prefiguración de los horrores europeos por venir. Es un fenómeno curioso (y tirando a deprimente): tal se diría que, en lugar de valernos de escarmiento, los desastres de aquel país nos sirvieran como ejemplo.

Hace apenas unos años, la opinión pública europea se escandalizaba con la tosquedad del bipartidismo existente por allí: dos maquinarias políticas carentes de principios, hechas tal para cual, con diferencias apenas apreciables, cuyos candidatos son elegidos sin la menor consideración programática, en función de sus habilidades publicitarias... Ahora, casi toda Europa está ya en las mismas. Muy particularmente España, donde se ha llegado al punto de valorar al máximo, por ejemplo, que un político que había dicho que no iba a participar en un debate acabe haciéndolo, aunque luego demuestre que en realidad no tenía nada nuevo que decir.

Acabamos de ver ahora otro ejemplo grandioso de la democracia norteamericana: unas elecciones en las que el 63% del electorado ni siquiera se ha presentado a votar. ¡Y los medios de comunicación hablan de «respaldo masivo» a Bush, cuando sus partidarios sólo han logrado el 19% de los votos posibles!

En una democracia verdaderamente responsable, una participación como la que han registrado las legislativas norteamericanas debería ser causa automática de nulidad de las elecciones. Por abrumadora falta de quórum. Hay países en los que se desdeña el resultado de los referendos en los que participa menos del 50% del cuerpo electoral. Nada más razonable: si la mayoría no se molesta en opinar, es que la consulta está mal formulada, o no tiene suficiente interés. ¿Alguien cree que al 63% de los norteamericanos -de los norteamericanos censados, que ésa es otra- no le preocupa ni su propio destino ni el de los suyos? ¿No será más bien que descarta la posibilidad de que votando al uno o al otro vaya a conseguir que nada cambie?

Veo pelar las barbas del vecino y pongo a remojo las mías: pronto tendremos por aquí abstenciones de ese tenor, con dos de cada tres electores haciendo pedorretas a las urnas, negándose a hacer cola para que le tomen el pelo. Los dos grandes partidos de la alternancia van trabajando mano a mano para convertir el pluralismo político en un fenómeno local, o periférico. Vamos, una vez más, en pos del modelo norteamericano.

Pero no porque nuestros dirigentes se estén equivocando, sino porque es eso justamente lo que quieren: ¡qué mejor que hacer lo que te viene en gana con el Poder y que a eso todo el mundo lo llame democracia!

Javier Ortiz. Diario de un resentido social y El Mundo (9 de noviembre de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/11/09 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: elecciones europa el_mundo usa diario 2002 bush | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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