Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2003/04/23 06:00:00 GMT+2

El mal de los siete años

El PP conmemora sus siete años en La Moncloa. Conmemora, digo, más que celebra: no está para muchas fiestas. Es evidente que piensa menos en los gozos del pasado que en el enigma de los doce meses venideros, con las dos convocatorias electorales que se le vienen encima: la de mayo para tentar la suerte y, ya en seguida, la definitiva, con la dirección máxima del partido recién estrenada.

En los EUA -supongo que también en el Reino Unido- se suele hablar del «mal de los siete años» («seven year ache») para referirse a la crisis que suelen sufrir bastantes matrimonios cuando alcanzan ese límite de convivencia. La mayor parte de las parejas viven la crisis de marras como si viniera producida por algún virus misterioso, o como si les cayera del cielo. Lo que en realidad les ocurre, aunque no sean conscientes de ello, es que ha desaparecido el fundamento inicial de su relación -el arrobamiento pasional-, por lo que han de optar entre establecer unas nuevas bases de convivencia o, alternativamente, tirar cada cual por su lado.

El PP también está sufriendo su propio seven year ache. Se siente mal, constata la amplitud del rechazo que produce, se considera incomprendido, no entiende nada.

Había que ver -y oír- ayer a Federico Trillo, indignado porque tanta gente se hubiera creído que él preparaba una reforma del Código Militar que permitiría a las autoridades castrenses juzgar a pacifistas civiles por derrotismo y meterlos en la cárcel. «Nadie que me conozca podría creer algo así de mí», decía quejoso el ministro de Defensa. No se da cuenta de que es precisamente porque ha seguido con detalle sus últimas andanzas por lo que la opinión pública se cree de él eso y lo que sea. Todavía no se ha enterado del generalizado horror que suscitó su impúdico entusiasmo a favor de la ilegal, injustificada y sangrienta invasión de Irak. ¿Por qué habríamos de suponer que él acepta que se mate a civiles, pero que, a cambio, no aceptaría que se les encarcelara?

Mientras ayer se hablaba tanto -y tan exageradamente, según Trillo- del proyecto real o supuesto de nuevo Código castrense, apenas se comentaba una norma dictada por la Xunta de Galicia que prohíbe la colocación en los centros de enseñanza de pancartas, carteles, pasquines, octavillas o lo que sea, salvo que tengan relación directa con las actividades lectivas. Lo de meter pacifistas en la cárcel es sólo un proyecto -un proyecto difícilmente materializable, por lo demás-, pero la norma de la Xunta, en cambio, está ya en vigor. Y es monstruosa, porque se trata -no parece necesario decirlo- de un atentado directo contra la libertad de expresión y el derecho a la información de alumnos y profesores.

Es justamente porque hacen cosas así, y porque las hacen cada vez con más frecuencia y más a fondo, por lo que suscitan ese amplio rechazo que tanto les sorprende. ¿Quieren saber qué pasa? Pónganse unos cuantos vídeos y vean qué hacían y qué decían hace siete años. Compárenlo con que hacen y dicen ahora. Aquello, mal que bien, tenía un cierto aire de centro-derecha. De derecha moderada, en suma. Esto de ahora es derechismo puro y duro. Derecha francamente inmoderada. Y desabrida. Y antipática.

No se quejen de la amarga cosecha: la siembra la hicieron ellos.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (23 de abril de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 10 de abril de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/04/23 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: pp españa aznarismo diario 2003 aznar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)