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1996/05/25 07:00:00 GMT+1

El gremio del pero

Me volví a topar con él ayer, en un editorial de Prensa: «Los crímenes de ETA no justifican los de los GAL, pero...». ¡Ay, ese pero! Encierra más carga ideológica y dice más sobre el pensamiento real de quienes lo enarbolan que veinte voluminosos tratados.

Hay todo un gremio del pero. Sus integrantes son muy fácilmente identificables: viven pegados a ese pero. Son incapaces de prescindir de él. Cada vez que escuchan una condena de los crímenes de los GAL, se les dispara la grabación interna y saltan a toda velocidad: «Sí, pero...».

Curiosamente, este gremio -que ayer exhibió todas las variedades imaginables de peros- no es nada amigo de los peros en general. Lo habitual es que a sus asociados les hagan muy poca gracia otros peros. Suelen encantarles las oposiciones absolutas: bueno/malo, cierto/falso. Salvo cuando se trata de los GAL y otras sevicias presuntamente cometidas por servidores públicos: entonces su capacidad de apreciar matices, excusas y contextos se expande con voluntad de infinito.

Discutimos de los GAL, pero no discutimos de los GAL. Son dos concepciones del mundo las que en realidad se contraponen. Y son inconciliables. Una privilegia ciertos criterios: venganza, eficacia en la consecución de los fines, defensa del Estado. La otra concede más alto rango a otros principios: amparo de las libertades, vigilancia del Estado, legalidad.

Conforme a la primera, no cabe crítica de los GAL sin su pero: mataron, sí, pero ETA ha matado mucho más; en el cuartel de Intxaurrondo se hicieron cosas mal, vale, pero allí se planificó la captura de ciento veinte comandos; todo ciudadano, incluidos los presuntos terroristas, tiene derechos, cierto, pero ¿dónde están los derechos de las víctimas de los terroristas?; ha habido «guerra sucia», sin duda, pero en toda guerra se cometen excesos; tal vez algunos servidores del Estado hayan cometido graves abusos, pero hay que tener mucho cuidado para no desanimar a las Fuerzas de Seguridad... Y así, hasta el infinito.

Da igual que quienes esgrimen esta batería de peros admitan con carácter genérico que todo crimen merece castigo. Es pura retórica. Fijémonos en sus actos: jamás hacen nada para animar a que los culpables de los crímenes de los GAL sean realmente descubiertos y castigados; a cambio, contribuyen con inagotable entusiasmo a que la opinión pública se vuelva contra los fiscales y jueces que no se cruzan de brazos ante el crimen de Estado.

El gremio del pero no se da cuenta -no quiere darse cuenta- de que el peor crimen es el crimen de Estado. Porque se comete en nombre de todos y con los medios puestos por todos. Nos degrada a todos. ¿Habremos de ser menos severos con el bombero incendiario porque en el pasado haya apagado varios fuegos, o porque incendie con uniforme, o para no desanimar a los demás bomberos?

Frente a la catarata de peros, insistamos: no hay peros que valgan.

Javier Ortiz. El Mundo (25 de mayo de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de noviembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/05/25 07:00:00 GMT+1
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