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2004/06/06 06:00:00 GMT+2

El gol de Marcelino

Escribí en el apunte de ayer: «La Selección Española de Fútbol no ha logrado nunca vencer en ningún campeonato internacional, excepción hecha de la victoria en los Juegos Olímpicos de Barcelona». Varios lectores se apresuraron a corregirme: la Selección Española de Fútbol se impuso en el Campeonato de Europa de Selecciones Nacionales celebrado en 1964 (en España, precisamente).

Curiosa autocensura, la de mi memoria. Porque el hecho es que no sólo conocía el dato, sino que vi en su día el partido (por televisión, claro). Si no recuerdo mal, la final se celebró en Zaragoza y el gol de la victoria frente a la selección de la URSS lo marcó Marcelino de cabeza.

La explosión de nacionalismo franquista fue espantosa. ¡«España» se impone, y nada menos que frente a «Rusia»! Se lo tomaron como si fuera la revancha de la derrota de la División Azul.

Yo tenía a la sazón 16 años, estaba ya metido en andanzas antifranquistas y, aunque no fuera ni mucho menos devoto de la URSS -simpatizaba con las posiciones internacionales de Mao Zedong y el Che Guevara, más radicales que las de Nikita Jruschov (*)-, aquella victoria de la España de Franco me sentó como una patada en la entrepierna. Maldije a «la Europa democrática» por haber aceptado que se celebrara el Campeonato en España, y a la URSS, por haber venido pese a que aún no tenía relaciones diplomáticas con el Estado franquista. Entre todos, dieron a la dictadura la posibilidad de sacar pecho.

Tiendo a suponer que un triunfo de la Selección Española en el inminente Campeonato europeo de Portugal provocaría una reacción popular menos repulsiva -y, sobre todo, menos fascista-, pero me consta que todas las celebraciones nacionalistas -y ésa lo sería, y cómo- son básicamente desagradables. Para quienes se malicien que digo eso pensando únicamente en los demás, les invito a que consulten lo que escribí el año pasado a pocas horas del partido en el que el equipo de mi ciudad, la Real Sociedad, podía quedar a un paso de ganar la Liga: preferí que perdiera (**). Porque Donostia se habría puesto insufrible. Y no por un día, ni por dos, sino durante meses y más meses.

Aparte de eso, me barrunto que una victoria de la Selección Española de Fútbol en Lisboa tendría consecuencias francamente negativas para la coyuntura política local. Afortunadamente -y a la vista de la excelencia del juego de los encargados de la faena-, no creo que ese peligro teórico vaya a materializarse.

 

(*) Que por entonces aquí se escribía Kruchev. Los periodistas españoles de la época veían que los franceses y los ingleses escribían el apellido del premier soviético con KH y, como no sabían que ése es el modo en que se transcribe la J en los idiomas que carecen de ese sonido, lo ponían con K, quitándole la H (pensarían que para qué incluirla, si en castellano no se pronuncia).

Ni el ruso ni lo ruso han sido nunca el fuerte de la prensa española. Hace años repasé por pura curiosidad los periódicos de Madrid de 1917, para ver cómo contaron la Revolución de Octubre. Por supuesto que no se aclararon de nada (de nada de nada, literalmente), pero las pifias más graciosas eran las lingüísticas. Había que leer, por ejemplo, sus descripciones sobre los actos de «los mayoritarios» y «los minoritarios». Hablaban, claro, de los bolcheviques y los mencheviques, pero no tenían ni idea del verdadero origen de esas denominaciones (que procedían del Congreso de Londres del Partido Obrero Social-Demócrata de Rusia, celebrado en 1902) y cada cual las atribuía alegremente a lo que le daba la gana.

(**) http://www.javierortiz.net/jortiz1/diario2003/24.2003.html

Javier Ortiz. Apuntes del natural (6 de junio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/06/06 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: españa apuntes 2004 fútbol | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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