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2003/07/15 06:00:00 GMT+2

El enésimo engaño

El 66% de los británicos, según un muy reciente sondeo, considera que Tony Blair engañó a la opinión pública de su país. Que exageró sin ningún escrúpulo el peligro que corría la paz mundial con el régimen de Sadam Husein para justificar el desencadenamiento de las hostilidades en Irak y el subsiguiente control angloestadounidense de aquella zona estratégica.

Que Tony Blair engañó a sus conciudadanos es un hecho constatable y constatado. Ha admitido -Jack Straw mediante- que, en su afán por revestir de buen sentido su belicismo, llegó incluso a plagiar un viejo escrito estudiantil. Realmente, lo que se entiende mal es que haya todavía un 34% de los súbditos de Su Graciosa Majestad que albergue dudas sobre la falta de honradez del primer ministro de la Corona.

Otra cosa, muy distinta, es que los británicos tengan derecho a sentirse estafados.

Hay un aforismo árabe que dice: «La primera vez que alguien te engaña, la culpa es suya. La segunda vez, la culpa es ya tuya». Antes del inicio de la segunda guerra del Golfo, Blair ya había demostrado reiteradamente que la mentira no supone para él ningún obstáculo infranqueable.

Es acertado el dicho árabe: no siendo la primera vez que miente a sus conciudadanos, la culpa del engaño la tienen ellos. En rigor, no es que les haya engañado: es que se han dejado engañar una vez más.

Tres cuartos de lo mismo cabe decir de George W. Bush y el pueblo de los Estados Unidos de América.

Y de José María Aznar y los españoles, por supuesto.

Las actuales maquinarias de conformación de las opinión pública tienen, entre otras posibilidades igualmente problemáticas, la de bloquear los procesos de memorización colectiva. Se las arreglan para que los pueblos no sean capaces de acumular experiencia. Para que tropiecen en la misma piedra una y otra vez.

En mayor o menor medida, la pérdida de la llamada «memoria histórica» ha sido común a todos los pueblos. En todos los tiempos. Pasan los decenios, pasan los siglos y las nuevas generaciones repiten los mismos viejos yerros de sus ancestros. Eso no es nuevo. Lo nuevo es que ahora las generaciones repiten los desastres cometidos por ellas mismas hace apenas nada.

Ha dejado de regir el método de aprendizaje prueba/error/lección. Lo que funciona ahora es un sistemático prueba/error/repetición de la prueba/repetición del error/repetición de la prueba/repetición del error... y así indefinidamente.

Gracias a ello, Blair puede hacer lo que le da la gana.

Y Bush y los suyos pueden dárselas de salvapatrias cada seis meses con idéntico éxito.

Y Aznar repetir cual papagayo su «Créanme: las armas de destrucción masiva acabarán apareciendo».

Riza el rizo de la credulidad: no sólo pide a los españoles que crean lo que no han visto; les invita a que crean a alguien que admite que tampoco él ha visto nada.

Y le votan.

La culpa, decididamente, ya no es de Aznar.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (15 de julio de 2003) y El Mundo (16 de julio de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/07/15 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: irak memoria usa aznarismo sadam_husein diario blair 2003 bush preantología reino_unido aznar el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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